​Ser cínica le ha costado a Guadalupe Porras David el peor descalabro de su vida, imaginándose  que por fin ingresaría al Tribunal Superior de Justicia y terminando aporreada y señalada de corrupta por medio Veracruz.

Fue la estrella de la Legislatura en la sesión del jueves 7, gritándole una parte de la gente hasta de qué se iba a morir y recordando que su paso por la alcaldía de Minatitlán se significó por el despilfarro y el desvío de recursos públicos, incurriendo en incumplimiento del deber legal y transas de todo tipo y nivel.

Ella, por su parte, llevó porra. Sí, la Porras envió a su porra, no sé si queriendo acallar a quienes a gritos recordaban que es la responsable del desmadre financiero y de un buen número de actos de corrupción.

Chéquense los videos que circulan en las redes sociales. Gacho. Le dieron hasta por debajo de la lengua a Lupe Porras, unos a grito pelado y otros en declaraciones a la prensa.

Por ahí andaba Isabel Morales Aguirre, mejor conocida como La Potra, que ingresó a la Legislatura con miles de trabajos, quejándose la señora de la revisión. Le abrieron la bolsa, no fuera a ser que llevara ahí una “cuerno de chivo” o una granada y volara en Congreso en mil pedazos.

A La Potra le gritaba la porra de Lupe Porras que era una asesina. Se referían al asesinato de su marido en el domicilio de ambos, tras una discusión de alcoba, resultando herida Isabel Morales, pelándose ella y también la hija, Damara Gómez Morales, hasta que pudieron arreglar la bronca.

La Potra fue a exponer de viva voz la negativa de los ediles de Minatitlán a que los diputados avalaran el nombramiento de Lupe Porras como magistrada de la Sala Especializada en Combate a la Corrupción, creada a instancias del gobernador Javier Duarte de Ochoa, que estará integrada por tres magistrados a modo del mandatario estatal, gente que va a invalidar cualquier resolución que ponga en riesgo la libertad del goberts.

Qué repudio tan cabrón. Por la mañana, ediles de Minatitlán se le fueron a la yugular a la ex alcaldesa. Publicaron una carta abierta en varios periódicos donde expresaban que Guadalupe Porras no tiene el empaque moral ni la ética para ser magistrada anticorrupción. ¡Sopas!

Le recordaron que endeudó a Minatitlán, que se llevó hasta el perico y que no cargó con el palacio municipal nomás porque pesa mucho. Hablan del puente Capoacán, que no se construyó pero pagó casi 50 millones de pesos, y qué decir del caso del chatarrero, Javier Soberano, quien ganó la demanda tras haber ordenado ella la clausura de su negocio, teniendo ahora el ayuntamiento un sentencia para liquidar 24 millones de pesos.

Sólo un bruto se expone a tanto. Lupe Porras no midió los alcances de pretender ser magistrada en la Sala Anticorrupción y su pasado político reventó la sesión.

Apenas se supo que era una de las integrantes de la terna propuesta por Javier Duarte a los diputados, comenzó el desmadre. La noche anterior, en las redes sociales, lo que se advertía era rechazo y asombro que fue convirtiéndose en un repudio generalizado hacia su persona.

Le decían de todo. Le llamaban cínica, corrupta, transa, abusiva, descarada y la llenaban de insultos, descalificando su propuesta y descargando toda furia en el gobernador por semejante acto de irresponsabilidad.

Los veracruzanos hemos aguantado todo, un gobernador que nunca entendió qué era y donde estaba parado, un grupo de funcionarios que viendo que el jefe robaba, también ellos se hicieron a la idea de que robar es bueno. Sí, bueno para sus bolsillos.

Pero una cosa es aguantar seis años a un gobernador que se enriqueció vilmente, y otra muy distinta que cuando se vaya deje a personajes igual de rateros que él pero en las áreas anticorrupción.

Lo de Guadalupe Porras fue el acabose. La señora es lo peor que le pudo ocurrir a la política en Minatitlán, al mismo ayuntamiento donde robó en forma por demás descarada, a la sociedad que la tuvo que aguantar y soportar, hasta que salió a las calles a protestar, perdiendo el apoyo de su cabildo y dejando la alcaldía sin rendir su último informe, casi caminando de puntitas para que nadie se percatara que estaba ahí pero ya se iba.

Se convirtió en el pretexto ideal para reventar la propuesta de Javier Duarte y frustrar la intención de consolidar esa Sala Anticorrupción en el Poder Judicial de Veracruz.

Así pues, el goberts tendrá que esperar, buscar un remplazo, alguien que no esté tan sucia políticamente, con mejor imagen y que no sea acusada de rata y falta de ética.

Si insiste en que sea Lupe Porras la magistrada que le sirva, por algo será. Quizá piense el goberts que alguien como ella es lo ideal. Para los fines que fue creada la Sala Anticorrupción, evitando que cualquier sentencia en tribunales menores lo envíe a la cárcel, Lupe Porras es el personaje que encuadra a la perfección.

Necesita Javier Duarte alguien que no se tiente el corazón para torcer la ley. Lupe Porras está que ni mandada a hacer.

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