Mínimo que nos pregunten, que nos digan, a nosotros los gobernados, si Javier Duarte de Ochoa se merece el respaldo, que es tanto como un aplauso a su desastrosa gestión como gobernador de Veracruz.

Pero qué va. Los alcaldes la cajetearon gacho dándole su firma de apoyo a este ser que encabezó, según otro pájaro de cuentas, Héctor Yunes Landa, el peor gobierno que haya tenido Veracruz. O sea, avalaron el desmadre en el que estamos metidos.

Y entre los firmantes un cuate al que todos conocemos, que aún no sabe qué significa ser presidente municipal y que va a pasar a la historia como el ser más gris que se haya posado sobre la silla más importante de la presidencia municipal de La Choapas: Marco Antonio Estrada Montiel.

Ya sé. Marco va a decir que no firmó. Lo llevaron al baile y él, como es muy prudente, mejor se queda callado.

Son 128 nombres, todos de alcaldes de Veracruz. Son 128 de los 212 municipios en que está constituida nuestra entidad. Es decir, son un chingo los que le dan su respaldo al gobernador.

Ojo, le dan “su respaldo” a Javier Duarte. Su respaldo suyo, no el de nosotros, los gobernados, los veracruzanos, los que a diario sufrimos por la inseguridad y la falta de oportunidades.

Le dan “su respaldo” los ediles que le deben algo o los que disciplinan bajo amenaza de que les irá peor si no respaldan a Javier Duarte en estos momentos de crisis política y de distanciamiento con el presidente Enrique Peña Nieto. 

Que Marco Estrada haya firmado la carta de apoyo a Javier Duarte es lo de menos. 

Ya habrá tiempo que aclare por qué, si está a gusto con la falta de apoyo para realizar obras, si fue una buena medida que Sefiplan retuviera los recursos federales, si los niveles de inseguridad es lo que merece el pueblo, si el abandono al que tiene sometido el gobierno estatal a Las Choapas es lo mejor.

Marco Estrada lo tendrá que explicar. Y si no firmó la carta, que reclame y que denuncie porque eso se llama suplantación de identidad y alguien en el gobierno de Javier Duarte se pasó de galleta y lo embarcó.

Que 128 presidentes municipales salgan a apoyar al gobernador cuando la Presidencia de México y la PGR se le van encima por las maniobras para evitar enfrentar a la justicia cuando termine su mandato, es en verdad preocupante.

Lo que dicen provoca risa y coraje. Le agradecen el apoyo en obras y acciones de beneficio colectivo, “sino también en la paz social que hoy disfrutan los habitantes de nuestros municipios”. ¿Qué, qué qué? ¿Cuál paz social si esto es una carnicería?

Luego aparece el peine. Pujan para pedir que Peña Miento calme al gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, que sofoque sus ansias y que respete los tiempos establecidos en la Constitución de Veracruz, para dar paso a una transición ordenada, legal y eficaz.

Después se vuelven a bajar los chones con Javidú. Dicen que él será gobernador hasta el 30 de noviembre, que trabajaran de manera coordinada, que impulsarán promoviendo los mecanismos de colaboración con el Gobierno de la República, “para seguir promoviendo beneficios a favor de los ciudadanos”.

Sí, yo pensé lo mismo. Y me lo pregunté: ¿de qué Veracruz estarán hablando estos cabrones?

El que todos conocemos está hundido, naufragando de la más terrible manera, por culpa de Javier Duarte, quien en seis años no supo cómo manejar el gobierno y en cambio se dedicó a llevarse el oro y la plata, los cheques y el efectivo.

Pero los 128 alcaldes firman la carta afirmando que Javier Duarte ha sido chido aportándole recursos a los municipios para realizar obra y ha logrado la paz social a la que aspiran todos los pueblos.

Por mí que digan cuanta idiotez quieran, pero que no se les olvide que son mandatarios, llevados a las alcaldías por el pueblo, que es el que manda. Y si suscriben un documento tan fuera de la realidad, que ofende la inteligencia de más de 8 millones de veracruzanos, que lo hagan a nombre propio y no de sus representados.

Los gobernados no pensamos así. Somos los que padecemos la falta de obra pública y un miedo atroz por la ola de violencia que desde hace 12 años azota a Veracruz.

A su nombre, que digan lo que quieran, que le besen las patas a Javier Duarte, que se hinquen ante él. Pero a nombre de sus municipios no. En calidad de alcaldes no. Usando la investidura no.

Si Marco Estrada no firmó la carta en que se dirigen a Peña Miento avalando a Javidú, que lo diga, que aclare, que se ponga en el papel de pueblo porque de otra forma va a pasar a la historia como cómplice de este desastroso gobierno y de gobernador ladrón.

Qué puede perder. Nada. Javidú ya es pichón. Lo tiene en sus manos Yunes Linares. Lo abandonó Peña Miento cansado de que usara su nombre para salirse con la suya. Lo van a cocinar en leña verde en cuanto deje el poder y no podrá evitar pasarse una buena temporada en prisión. 

Es la hora de que Marco Estrada muestre qué tiene y si le sobran.

(Comentarios y tips a: [email protected])

​