Todos lo sabíamos, pero lo cañón es que ahora está documentada la corrupción del consentido del gobernador Javier Duarte de Ochoa, el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez. Un señor empresario, desde el gobierno, multiplicando sus millones con los dineros del pueblo.

Gruexo lo que dio a conocer el gober electo, o el supuesto electo como le llama Javidú a Miguel Ángel Yunes Linares. Gruexo porque fue como si lo despellejara en vida, sacándole sus trapitos y sus trapotes, una gama de empresas en las que figuran sus hermanos y hasta la mamá del secretario de Seguridad.

Miguel Ángel Yunes Linares muestra a Bermúdez como ratón de laboratorio, lo que es capaz Javier Duarte de hacer con y por sus amigos. Con ellos porque son sus cercanos, a los que les tiene confianza y les da manga ancha. Y por ellos porque como una vez dijo el gobernador, al amigo se le demuestra que se quiere, pero en el bolsillo.

Y se ve que a Bermúdez lo quiere rete harto. No sólo le puso la seguridad de todo Veracruz en sus manos y con ella ha lucrado, sino que le dio la llave de negocios en los que a nosotros nos toca pagar y a él cobrar.

El secretario, que no es tonto, no aparece directamente. Quienes están al frente de esas empresas y negocios, algunas de seguridad y otras no, son sus hermanos, su esposa y su mamacita, que dicho sea de paso la señora merece todos nuestros respetos mientras esté en casita, tejiendo unas chambritas o preparando un chocolatito, pero no cuando se mete a empresaria y se chinga parte del presupuesto del gobierno de Veracruz.

El reventadero dejó a Bermúdez Zurita pior que si los tres cárteles de la droga lo hubieran atacado simultáneamente. El supuesto electo fue revelando los nombres de las empresas, cuándo las constituyeron, ante qué notario, su objeto social y cuánto le quieren cobrar al gobierno de Javier Duarte por servicios que supuestamente prestaron.

Las empresas pueden ser legales, pueden haber obtenido contratos en el gobierno, pueden haber participado en las licitaciones, pueden haber recibido el beneficio de algún servicio, pero con solo decir que ahí están los Bermúdez Zurita el asunto ya anda mal.

Aquí el pex está en que el secretario de Seguridad no podía beneficiar a ningún familiar. La ley se lo prohíbe y al hacerlo incurre en tráfico de influencias. O sea que ya se lo chingó Yunes Linares.

El asunto fue un escándalo ayer. En las redes, donde yo me entero de lo que va ocurriendo, sobre todo desde que comencé a usar el Periscope, se armó la grande, todos a la expectativa mientras el gobernador electo iba citando los nombres de las empresas y quiénes son sus socios.

Eso sí, fue de risa cuando Miguel Ángel Yunes dijo que lo sentía mucho y de inmediato mencionó el nombre de la mamá de Bermúdez Zurita. Ella es socia de una de las empresas, llevándose su billetico, que es nuestro dinero, porque todo lo que ejerce y paga el gobierno de Veracruz proviene de los impuestos y contribuciones que aporta el pueblo.

Los hermanos, la esposa, la mamá, el socio y hasta el perico están señalados como integrantes de las sociedades mercantiles que circundan a Bermúdez Zurita y que hoy están reclamando el pago de casi 72 millones de pesos por servicios prestados, aunque lo más seguro es que sólo sea un cobro de facturas sin demostrar qué le compraron y qué nos vendió.

Esto de los negocios al amparo del poder ya lo sabíamos. No sorprende y no extraña por qué, y duele decirlo, los políticos siempre hacen de las suyas a costa de la sociedad.

Lo de Bermúdez Zurita era sabido. Varios medios y varios periodistas habían señalado que tenía por lo menos tres empresas de seguridad que le hacían la competencia a la Secretaría de Seguridad Pública, inclusive pirateándole los clientes a las corporaciones allegadas al gobierno de Veracruz.

Ahora se tiene la certeza de que Bermúdez es un inche cabrón que sin cuidar las formas ha lucrado con el presupuesto y con las canonjías que le puso en bandeja de plata su amigo el gobernador.

Hasta ahora el reclamo de pago al gobierno de Veracruz es de más de 71 millones de pesos. Los incluyó Javier Duarte en la lista de empresas cuyos adeudos serán liquidados con los recursos provenientes del 3 por ciento a la nómina, constituidos en un nuevo fideicomiso.

La revelación pone entredicho al gobernador y a su protegido Bermúdez Zurita. Ya le había anticipado Yunes Linares que lo atraparía en la maniobra de saldar adeudos con empresas propiedad de sus amigos y empleados, pero nadie imaginó que lo que saldría a relucir sería la evidencia más clara e inobjetable de que el gobernador y sus amigos iban a ser atrapados con las manos en la masa.

Y la otra: qué hagan negocio, pero que no metan a la mamá de Bermúdez en el lodazal. La pobre señora terminó empuercada.

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