No hay peor inversión que el dinero que se va a la cantina. Mal para el que lo pone y mal para el que se lo pasa por la garganta.

Así ocurre con el asunto de la presa Yuribia, la que abastece de agua a Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque, donde el gobierno le da a los ejidatarios, a los avecindados, a los colonos y a las autoridades municipales para sofocar el malestar social, y el dinero se esfuma.

Por enésima ocasión hay bronca y los tatahuicapanenses amenazan con romper las líneas de conducción a manera de presión contra el gobierno del estado de Veracruz porque no hay cumplimiento a los acuerdos para la realización de obras de beneficio social.

Ahora es el alcalde Filogonio Hernández Bautista y los 23 agentes municipales, que acusan al gobierno de Javier Duarte de no saldar los adeudos que tiene con el municipio de Tatahuicapan.

Su postura es radical y daban de plazo al miércoles 20 para ponerse con su lanita o de lo contrario romperían las tuberías de sistema Yuribia para dejar sin agua a Coatza, Mina y Cosolea, con el consabido daño a medio millón de habitantes.

Ese era el plazo pero ante el dime que te diré, las opiniones encontradas de otras fuerzas políticas de Tatahuicapan, la responsabilidad que todos les dicen que asuman si destruyen parte del Yuribia. El alcalde Filogonio como que lo está pensando. Pero la amenaza persiste.

En el mar de declaraciones y acusaciones entre grupos de Tatahuicapan, van saliendo las cantidades que el gobierno de Javier Duarte de Ochoa y el ayuntamiento de Coatzacoalcos, encabezado por Joaquín Caballero Rosiñol, les han dado y que mínimo, mínimo, nos producen reacciones de asombro.

De diciembre de 2015 a la fecha, tal como lo acordaron y suscribieron luego que amagaron con dejar sin suministro de agua, les han aportado 45 millones de pesos. Suena de locos, pero así es: 45 millones de pesos.

En ese entonces, el borlote lo armó el grupo de ejidatarios y los maestros ligados al partido Movimiento de Regeneración Nacional, amagando con que iba a tomar la presa y a romper las tuberías porque el gobierno, como siempre, no cumplió los acuerdos.

Les respondieron con una advertencia que los hizo resistir: reactivarle algunas denuncias y liberar órdenes de aprehensión que ahí están, esperando que se alebresten para aplicárselas.

Entonces llegó la cordura. Y el billete. Cada mes les suben 2.5 millones de pesos y así los de Morena en Tatahuicapan cedieron, se pusieron a la orden y se olvidaron, hasta ahora, de amagar con tomar la presa y destruir el sistema de conducción.

De los 2.5 millones de pesos reparten 500 pesos a cada ejidatario y otro tanto a cada avecindado. Son 500 ejidatarios y 200 avecindados. 

Le dan a otros allegados a Morena. El caso es que reparten 500 mil pesos cada mes y todos contentos. ¿Y los dos millones de pesos restantes?

Algunas versiones aseguran que con los dos millones de pesos que restan, Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, hace trabajo político y se fortalece. 

El resultado de esa labor se verá el próximo año, cuando se dispute la candidatura a la presidencia municipal.

Es por eso que los líderes del movimiento de Morena se han ido consolidando y es posible que en 2017 tengan en sus manos la alcaldía de Tatahuicapan, desplazando al PRD, que en este momento detenta la presidencia municipal.

El gobierno se comprometió a darles obras públicas, puentes y caminos que conectan a las comunidades, recursos para reforestar el área aledaña a los afluentes que nutren de agua al sistema Yuribia y un hospital.

Y el gobierno de Javier Duarte, como siempre, no cumple. El alcalde Filogonio Hernández Bautista acusa que el hospital apenas lleva un 5 por ciento de avance y difícilmente se lo terminarán en los menos de cuatro meses que le faltan al gobernador para concluir su mandato.

Lo que también va quedando claro es que la mayor parte del dinero que se derrama entre los habitantes de Tatahuicapan no tiene un bueno uso. 

La mayoría de los que lo reciben lo pasan por la cantina, en el convivio y en el con-beber. De perdis que le den los 500 pesos a sus esposas pa’ comprar un poco de comida, que nunca está de más.

El problema es de origen. Dinero que llega fácil, fácil se va. Es como si el dinero que el gobierno de Veracruz y el ayuntamiento de Coatzacoalcos les acerca, fuera sólo para corromperlos.

Lo más cañón es que así nadie mejora sus condiciones de vida. Hay 500 pesos mensuales por ejidatario, avecindado y vecino. Eso es lo que reciben ahora y a muchos, no digo que a todos, pero sí a muchos, les sirve para pasarla bien en la cantina, como entre ellos mismos lo comentan y como el gobierno del estado lo ha registrado.

Mal destino el del dinero que debiera ser para obra social y que termina siendo para pagar la cuenta de las cervezas.

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