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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Los muertos, los desaparecidos, el horror y la esperanza

13/09/2016 08:16 a.m.

​Unas noticias aterran y otras conmueven. La de los ejecutados que fueron decapitados estando aún vivos, espanta. La de los activistas que siguen recibiendo pistas de más fosas clandestinas, me llena de esperanza. 

¿Qué les corre por las venas para ser así a quien mata con tanta saña? No lo sé y no lo alcanzo a imaginar.

De por sí, la noticia nos deja helados. En un camino vecinal, embolsados, cinco cuerpos son la prueba de que cuando el hombre se deshumaniza es capaz de caer en lo pior.

Esos cinco cuerpos había algo más: ninguno tenía cabeza. Se las habían cercenado y desaparecido.

Todos sentimos cómo recorre el miedo la piel y nos eriza, porque muy remotamente se llegan a dar casos así, donde la crueldad es el factor que le impregna drama a una tragedia.

Pos es pior cuando trasciende que a las cinco víctimas las decapitaron estando vivas, quizá a manera de tortura, para que cantaran, para que dijeron algo que los sicarios pretendían saber.

El caso es que los cuerpos, previa identificación realizada por los familiares, les fueron entregados, pero sin la cabeza porque esas no han sido halladas aún.

Los estudios forenses así lo determinaron. Las necropsias establecieron que la decapitación ocurrió cuando las víctimas aún vivían, luego que sus cuerpos fueron localizados hace ya una semana, la noche del martes 6.

¿Cómo pudieron saber algo tan dramático y con tanta precisión? El dictamen de los legistas sostiene que en sus cuerpos pudieron apreciar contracciones en los músculos y tendones que provocaron que sus manos y pies quedaran tensos.

También mencionan que había cortes en las extremidades superiores, en los brazos, y que eso sólo lo pudieron realizar personas con experiencia. O sea, sicarios que no sólo activan el arma y llenan de plomo a sus víctimas, sino asesinos especializados en tortura y corte de algunas partes del cuerpo.

Ellos saben de lo que hablan porque la técnica forense se apoya en avances científicos y eso da una precisión para establecer condiciones de la muerte de una persona, el grado de violencia, el tiempo en que pudo haber ocurrido el deceso, y como en este caso, si estaban aún vivos cuando ocurrió la decapitación.

Es algo extremadamente penoso. Saber que a cualquier persona se la llevan, la torturan, le quitan la vida, pero antes de que deje de existir la cercenan la cabeza, pareciera película de horror pero resulta que ocurre en Las Choapas y que las víctimas son jóvenes y una señora que a decir de las autoridades, no tenían antecedentes que los vincularan con las bandas criminales.

Algo pasó ahí. Por algo se los llevaron, los torturaron y les quitaron la vida. No lo sabemos pero noticias así nos estremecen y nos aterran.

Han transcurrido ocho días desde que ocurrió el levantón y siete desde que fueron encontrados los cuerpos dentro de bolsas de plástico. Lo que sigue sin aparecer son las cabezas y eso es una tragedia aún mayor para sus familiares y un motivo de preocupación para la sociedad en general.

Hay otras noticias que dentro de lo adverso provocan cierto aliento. Es el caso de los familiares de desaparecidos que han hallado fosas clandestinas cerca de Veracruz y ahora van con el sur del estado.

Iniciaron su trabajo de búsqueda a partir de que algunas personas les elaboraron pequeños croquis en determinadas zonas de Veracruz, que resultaron tener una precisión asombrosa puesto que al poco tiempo dieron con las fosas.

A la fecha han encontrado 90 fosas clandestinas, casi todas en la zona de Santa Fe y la parte cercana a la zona portuaria del Puerto de Veracruz.

Los anónimos han continuado. Son pistas con las que los buscadores podrán hallar más fosas clandestinas, como ha ocurrido hasta la fecha.

Se percibe un gesto de solidaridad de quienes así están ayudando a dar con el paradero de muchas víctimas, lo que le podrá traer paz a quienes los han buscado por todas partes y que una vez que tengan sus restos, los podrán sepultar, saber donde quedaron y terminar con la angustia que provoca la ausencia.

Posiblemente se trate de gente que ha visto, escuchado y callado. Quizá se trate de personal de la misma Fiscalía General que sabe pero le ordenaron callar.

Pero como sea, el que haya pistas para dar con más fosas clandestinas es un acto de solidaridad de quienes las aportan desde el anonimato.

Qué contraste: la mala noticia de saber que a los ejecutados les cercenaron la cabeza estando vivos y los que a través de croquis anónimos hacen saber donde hay más fosas clandestinas.


(Comentarios y tips a: [email protected])​


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