Qué realidad tan impactante. Se llevan a mujeres y varones, jóvenes y ancianos, y ahora a los menores de edad, arrancándoles la vida y dejando a toda la sociedad con el Jesús en la boca.

Arrojaron dos bolsas de plástico frente a la entrada del rancho del alcalde Marco Estrada, la noche del miércoles 14, y en su interior estaba el cuerpo mutilado de un niño de tan solo 12 años de edad. En una de las bolsas estaba el cuerpo y en la otra la cabeza.

Pensamos muchos que era otro joven o quizá un adulto, pues apenas unas seis o siete horas atrás habían aparecido las cabezas de los cinco mutilados de la semana pasada, los que encontraron también embolsados en el camino vecinal que entronca con la supercarretera Las Choapas-Raudales-Ocozocoautla.

Creíamos que quizá era algún miembro del crimen organizado en esta guerra entre bandas de la delincuencia que está sacudiendo a Veracruz.

Pero el horror llegó cuando se supo que en esas bolsas de basura lo que había era el cuerpo de un niño de solo 12 años de edad, que apenas aprendió a leer y escribir, que no tenía oficio ni beneficio, que era huérfano de padre y que todo el día vagaba por la ciudad.

Al principio, al conocerse dónde fue arrojado el cuerpo, muchos le dimos vuelta a la imaginación. Si las bolsas con el cadáver se hallaban frente a la puerta del rancho del alcalde de Las Choapas, por algo fue.

En estos tiempos en que hasta el menos ilustrado habla con señales y gusta del misterio, dejar el cuerpo mutilado en ese lugar da a pensar que el mensaje era para Marco Estrada. ¿O sí lo es?

El caso es que al pasar las horas, este jueves 15, fue revelado que la víctima era un niño de 12 años de edad. Se le identifica con las siglas L.A.P.S.

Los familiares lo reconocieron en las instalaciones del Forense y dieron algunos detalles sobre lo que fue su corta vida.

L.A.P.S. es hijo de una señora que sobrevive vendiendo pozol, lo que nos da una idea de su baja condición económica. Es huérfano de padre y sólo estudió el primer grado de primaria.

No siguió estudiando y cayó en la vagancia. Según dijo su mamá todo el día andaba en las calles.

Sin ser crueles, hay que decir que así se van labrando su desgracia muchos. El estudio, el deporte y todo tipo de actividad que distrae a la persona, evita que el mundo se lo trague, que lo lleve por un mal camino, pero sobre todo que esté al alcance de la gente mala.

Lo del niño debiera ser un llamado de atención a todos aquellos que desdeñan el estudio, que imaginan que pueden desaprovechar sus primeros años de vida sin una formación que genere los cimientos con los que ese ser humano habrá de enfrentar la adversidad.

A sus 12 años su vida terminó de la manera más trágica. Imaginémonos a cualquier familiar de esa edad, que por no haber querido tomar el estudio haya optado por vagar sin rumbo y sin oficio ni beneficio.

Por el contrario, sé de niños de esa edad que trabajan y estudian, que la vida los ha golpeado de tal forma que decidieron enfrentarla, que son el apoyo de sus padres, que con tal responsabilidad han ido fortaleciendo sus bases para salir adelante.

Y no es deseable que siendo menores de edad los niños tengan que trabajar, pero la realidad es cruda y muchos de ellos tienen que hacerlo porque alguien en casa falló, o al papá o a la mamá los aqueja alguna enfermedad.

Lo cierto es que en la medida que un pequeño se vea arrojado al mundo, se olvide del estudio, vague de acá para allá, será carne de cañón de la delincuencia que está al acecho para convertirlos en parte de su banda o en el peor de los casos simplemente los levante, les corte su existencia y los mutile, tan sólo para desatar una ola de violencia que afecte a quien tiene el control de la plaza, que al ver que inician los operativos de seguridad, tiene que emigrar.

El caso no deja de conmover. Sea cual sea la razón por la que este menor fue asesinado, el caso nos invita a reflexionar y también a asumir que quienes le cortaron la vida no tienen límite ni clemencia con nadie.

Estábamos asombrados con los cinco cuerpos que aparecieron mutilados, cuyas cabezas fueron halladas por casualidad este miércoles 14. 

Decíamos que eso era lo peor que nos había tocado presenciar. Pero lo del niño de 12 años superó todo lo que la mente habría podido concebir.

Que alguien pare esta masacre. Que tengan piedad de los niños porque en ellos, estoy seguro, no anida la maldad.

Haya sido ese pequeño como haya sido, nada justifica cómo le arrancaron la existencia y esto debe sacudirnos como sociedad.

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