Al final, como ya se esperaba, esto se calentó. Los empresarios, los pensionados, la UV, los burócratas, los maestros pidiendo que el gobierno de Javier Duarte de Ochoa no se haga y les pague los que les debe.

Y en consecuencia, comercios cerrados, adultos mayores en la desesperación, la rectora pidiéndole, casi suplicándole a Peña Miento que no afecte el presupuesto de la UV, los empleados de gobierno viendo que no hay para pasar la quincena y los profesores bloqueando calles por todo Veracruz y muchas escuelas cerradas.

Alguien dijo que Javier Duarte no estaba preparado para gobernar. Creo que fui yo. Y claro, el coro de los alcahuetes brincó para decir que no se valía ser tan pinche, que le diéramos chance al gordo, que era un chingón con posgrado en la Complutense de Madrid y que nos  iba a callar la boca a los aguafiestas.

Sí, brutos, la realidá demostró que el Javidú era doctor en transa y un fregón para disfrazar el desvío de recursos públicos. Claro, hasta que su dolor de cabeza, Miguel Ángel Yunes, encontró la punta de la madeja y llegó hasta el fondo del atraco y lo denunció.

Sí güeyes. Esos que le aplaudieron todo al gobernador hoy no saben cómo esconder la cabecita entre las patas porque su flamante gordovich lo único que dejó en claro es que nació para robar.

Claro que para que todo hay. Muchos de los empresarios sabían que el tipo se va de cabeza por un billete de a 3 pesos y aún así siguieron abasteciendo de productos y servicios, o realizando obra pública, creidísimos que les iba a pagar porque el malandro decía que ya se había arrepentido.

Y que se ensartan solos. Hoy lloran porque les pague el gobierno de Veracruz, que le dé salida a la deuda pendiente y que diga la verdá, porque resulta que muchos de ellos aparecen en las listas de acreedores como si les hubieran liquidado sus facturas pendientes. Sabrá Dios quién se llevó el billete.

Los que dan pena son los pensionados. Eso de que hayan trabajado toda una vida, que los hayan pasado a retiro con una cantidad que la verdá da coraje y que ahora no les paguen, no tiene perdón de Dios.

En diciembre salieron a las calles de Xalapa para protestar. Algunos mostraban los cheques devueltos por los bancos por falta de fondos. Eso es un delito, es un fraude. ¿Y qué se sacaron? Que los retiraran con la fuerza pública, que la policía los replegara como si se tratara de anarquistas o provocadores.

Qué pinche el gober. A los pensionados los reprimió y en cambio a los 400 Pueblos, con sus panzones en trusa y las señoras con su panza al aire, ni quien les diga nada. Su espectáculo es deplorable, máxime que lo hacen a la vista de todos, frente a palacio de gobierno, sin importar que haya niños.

El otro caso es el de la Universidad Veracruzana. La deuda es de 2 mil 300 millones de pesos y contando. Por más que la asociaciones de universidades de México, senadores y diputados, los estudiantes y maestros, así como el personal administrativo, reclaman que sea saldado el adeudo, a Javier Duarte le vale una pura y celestial madre.

El tipejo esgrime que las cuentas no son como las dice la UV. Un día asegura que no debe un centavo, después dice que sí y que no se preocupen porque antes que termine su gestión se pone a mano y después sale con que mejor le trasladen los impuestos pendientes porque él se va a entender directamente con Hacienda.

La más desesperada es la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara, que ha tenido que dirigirle cartas al presidente Peña Miento para que los recursos de la universidad no se vean afectados y para que intervenga para obligar al gordo Javidú a pagar antes de que se lance a chiflar a su máuser.

Así andan los burócratas que han tenido que tomar las oficinas de las dependencias de gobierno para que les cubran las quincenas atrasadas o el aguinaldo. A muchos les avisaron que se van porque se van. Y ellos dicen que sí, que se van con la salida del gobierno duartista, pero que no les hagan de noche los salarios que ellos ya devengaron.

La crisis ya está aquí. La protagonizan los maestros que se quedaron con las ganas de cobrar algunas de sus prestaciones, la del bono de imagen, que siempre se paga en septiembre. Pero además, temiendo que el pago de su quincena no llegue, iniciaron bloqueos y toma de escuelas.

El gremio magisterial es un gremio controlado. Salvo los grupos que se han proclamado contra la reforma educativa, aglutinados en el Movimiento Magisterial Popular Veracruzano, el resto es pasivo. Sus líderes los controlan. Muchos le temen al profe Callejas Arroyo y a los otros dirigentes charros y prefieren aguantar.

Pero esta vez se emanciparon. La revuelta pegó en todo el estado. Bloquearon Xalapa y muchas calles en diferentes ciudades de Veracruz y están dispuestos a que la suspensión de clases y la movilización contra Javidú se prolongue y se incremente hasta que el gordo de palacio reviente.

Toda una rebelión pero ya muy tarde.

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