​No son tres. Resulta que son cuatro los jóvenes levantados en la zona Veracruz-Boca del Río y la Fiscalía General olímpicamente sostiene que no están secuestrados.

Se reúne el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras con los familiares de las víctimas y les sale con un razonamiento que por lo menos, por lo menos, insulta.

No están secuestrados, les dice, porque no ha habido una exigencia de dinero por su rescate. Que no manche el fiscal.

Sólo por eso no es secuestro. Es privación ilegal de la libertad, es desaparición, es la mano del crimen organizado, pero no, desde luego que no, no es secuestro porque todavía no exigen lana.

Lo técnico aquí sale sobrando. Lo real es que los muchachos ya no están, se perdió contacto con ellos, alguien se los llevó y todo indica que tiene las peores intenciones.

Entre otras barbaridades dichas por el fiscal general está el hecho de que su dependencia desglosará la carpeta de investigación y la hará del conocimiento de la Procuraduría General de la República ya que se presumen elementos que pudieran ser acciones de delincuencia organizada. Todo un descubrimiento.

Fuera de eso, nada. Bravo Contreras presume que su dependencia ya trabaja en el caso y ha dado aviso a la Naval, Ejército y Secretaría de Seguridad Pública, dentro de la Operación Coordinada Veracruz Seguro. ¿Y?

O lo que es lo mismo, el fiscal tiene las manos vacías y sólo echa rollo para contener el malestar que experimentan los familiares de los desaparecidos porque estos hechos son producto de la falta de seguridad y el crecimiento de la violencia con que hacen sentir su fuerza y poder los grupos de la delincuencia organizada.

Hablábamos de tres levantados en Veracruz-Boca. Se trata de una joven de nombre Génesis Deyanira Urrutia Ramírez, Octavio García Baruch y Arroyo Prado o Leo Arano. También dijeron que todos eran estudiantes de la Universidad Cristóbal Colón.

Al principio existía confusión sobre el último de los jóvenes. Ahora se va despejando el panorama. No son tres sino cuatro jóvenes levantados.

Son Génesis, Octavio, Alan Arroyo Prado y Leo Arano. Ella estudia Ciencias de la Comunicación en la Universidad Veracruzana; Octavio y Alan Arroyo son alumnos del Tecnológico de Veracruz, y Leo Arano es egresado de la UV.

A lo largo de este martes 4 de octubre fueron fluyendo algunas informaciones que van dejando en claro cómo ocurrieron los plagios. Para ello se recurrió al sistema de monitoreo a través de cámaras de vigilancia.

Hay dos versiones que se van a ir esclareciendo en las próximas horas. Una dice que todos fueron sacados de un domicilio y la segunda que todo ocurrió en la vía pública.

Una de las hipótesis nos dice que cuando menos uno de los jóvenes fue perseguido sobre la avenida Díaz Mirón en Veracruz puerto. 

El padre de Génesis Deyanira, Edgar Urrutia, asegura que se están estableciendo líneas de tiempo. La joven habría salido de la casa —no se precisa si del domicilio de ella o de alguno de los jóvenes— y 30 minutos después en las cámaras se observa a uno de ellos siendo perseguidos por dos personas en Díaz Mirón. Después de eso ya no se sabe más.

En los próximos días, con el apoyo de otras cámaras de seguridad, incluyendo las de negociaciones en diferentes partes de Veracruz, se irá trazando la ruta que habrían seguido los muchachos, quién los habría perseguido e incluso el momento en que se produjo el levantón, el o los autos en que huyeron y dónde se les pierde la pista.

Sí, todo muy bien, pero lo absurdo es que con un tecnicismo legal se advierta cómo el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras sale con que esto por el momento no es secuestro. Como no han pedido rescate por sus vidas, no es secuestro.

Puede que ya los hayan torturado, quizá estén vivos o quizá no (ojalá que sí), pero lo único que pareciera importarle al fiscal es que no se diga que están secuestrados.

A Bravo Contreras le preocupa la estadística. A los padres de Génesis y los otros jóvenes les preocupa su vida.

El engaño está a la vista de todos, con el sello de este personaje que sólo por capricho de Javier Duarte llegó a ser fiscal, sin importar cuántos errores comete y a cuántas víctimas deja en el camino.

Con el caso de los jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca hizo lo mismo. Le valió que estuvieran vivos. Lo único que le preocupaba era que el gobierno de Javier Duarte no saliera tan raspado, máxime que los plagiarios eran policías de Seguridad Pública Estatal. De ahí que los padres de los muchachos lo exhibieran y le reclamaran sin tapujos.

Lo de Génesis y los otros tres jóvenes va para allá. El fiscal quiere engañar diciendo que no es secuestro porque no han exigido dinero para liberarlos. Eso es irrelevante. Fueron levantados y no aparecen. Eso es lo grave y lo que tiene a sus familias en total angustia.

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