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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El terror arrasa con Veracruz

10/10/2016 08:25 a.m.

Sabemos que la pesadilla comenzó cuando Fidel Herrera Beltrán llegó al poder, pero no sabemos si habrá de concluir cuando Javier Duarte de Ochoa se largue para siempre del gobierno de Veracruz.

Pensamos que el peor de los horrores lo habíamos vivido cuando aquí, en Las Choapas, ocurrió la masacre de seis personas, entre ellos una mujer y un menor de edad, a los que los secuestraron y días después aparecieron sus cuerpos degollados.

Pensamos que era el mayor momento de barbarie y que nada podría superar la experiencia de saber que se puede disponer de un cuerpo, de un semejante, como estas bestias lo habían hecho con las seis víctimas.

Pero por eso dicen que siempre hay algo que supera lo peor. Y ese algo ahora son tres de los cuatro jóvenes plagiados en Veracruz y Boca del Río, de los que nada se supo a lo largo de una semana y que finalmente aparecieron mutilados de una manera espantosa.

La chica se llamaba Génesis Deyanira Urrutia Ramírez. Los muchachos eran Octavio García Baruch y Leobardo Arano. 

De Alan Arroyo Prado aún continúa la búsqueda. No se sabe si vive o si corrió la misma suerte aunque sus restos estén en otro lugar.

Los restos fueron hallados en el municipio de Camarón de Tejeda, cerca de Veracruz, en bolsas de basura color gris, despedazados, algunos con ácido en el cuerpo y otros degollados.

El caso es un escándalo de proporciones inalcanzables. La cobertura que se le ha dado a la desaparición de los muchachos, la actitud del gobierno de Javier Duarte, los palos de ciego de la Fiscalía General, la intención de sacudirse la responsabilidad intentando a toda costa que la investigación fuera atraída por la Procuraduría General de la República, han llevado a Javidú a su enésimo descalabro.

Cuando se supo que Génesis Deyanira había desaparecido, muchos se preguntaron por qué. Ella era una jovencita sin mala reputación, dedicada a su carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Veracruzana, quien contaba con el aprecio de muchísima gente, con los mejores comentarios de sus maestros y de sus compañeros de escuela.

Quienes dieron la voz de alerta fueron sus padres, con los que se perdió la comunicación el 29 de septiembre. Ellos viven en Jáltipan, lugar de origen de Génesis Deyanira Urrutia Ramírez, y ella estudiaba en Veracruz puerto.

De inmediato se trasladaron a Veracruz. Su sorpresa fue no hallarla en la casa donde vivía. La buscaron en la Cruz Roja, en las oficinas de la Fiscalía, en hospitales privados, entre sus amigos. Nadie la volvió a ver.

Cuando acudieron a presentar la denuncia se percataron que había otros casos similares. Lo mismo le había sucedido a Leo Arano y Octavio García Baruch. 

Más tarde sabrían que Alan Arroyo Prado estaba desaparecido. Después surgió un nombre más, el de Andrés García Aguilar.

La Fiscalía no quiso involucrarse a fondo en el caso. De hecho hizo todo por trasladarle la papa caliente a la PGR alegando que había detectado posible acción del crimen organizado y que entonces sería competencia federal.

Al paso de los días la situación se complicó por las sabidas argucias del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, que entretuvo a los padres de las víctimas y les ocultó evidencia gráfica que podría servir para dar con los entonces plagiarios y que ahora se sabe son quienes les quitaron al vida a los chicos.

El sábado 8 se supo de las bolsas con restos humanos en Camarón de Tejeda. Al principio se albergaba la esperanza de que no fueran ellos y que ante el impacto que tendría su muerte, los plagiarios se detuvieran y respetaran la vida de los muchachos. Sin embargo, no fue así.

El domingo 9 se confirmó la macabra noticia. Génesis Deyanira, Octavio García Baruch y Leo Arano eran parte del hallazgo y sus cuerpos estaban mutilados de la peor manera, unos de ellos degollados, algunos con huellas de ácido en el cuerpo tratando de evitar que se les pudiera reconocer.

El desenlace ha horrorizado a todo Veracruz. Muestra el nivel de violencia en que se mueven las bandas del crimen organizado y la pasividad que distingue al gobierno de Javier Duarte.

Esta historia es inverosímil. Nadie podría haber imaginado hace algunos años que Veracruz habría de enfrentar algo así, tan crudo y tan descarnado, donde se ha perdido el respeto a la vida y donde el gobierno no mueve un dedo para garantizar la seguridad de sus gobernados.

Me cai que Javidú es el Nerón veracruzano. El emperador incendió Roma y el goberts queriendo incendiar Veracruz terminó chamuscado él.

(Comentarios y tips a: [email protected])​


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