Pue’ que tengan razón. Sí, pero ¿por qué chillar ahora que el Javidú ya se fue, por qué reclamar los dineros que el gobierno de Veracruz retuvo cuando el gobernador ya no está?

Aquel al que le llega tarde el valor es porque siempre fue cobarde. Lloran como mujeres —una de ellas sí lo es— lo que no supieron defender como hombrecitos o como dama digna.

Cinco alcaldes del sur han esperado a que Javier Duarte se vaya del gobierno de Veracruz para expresar su reclamo por el dinero que les fue retenido, o mejor dicho que el ex gobernador les hizo de noche y que hoy los tiene al borde de un colapso.

Joaquín Caballero de Coatza, Marco Estrada de Las Choapas, Brenda Manzanilla de Nanchital, Omar Ricárdez de Moloacán y Héctor Cheng de Minatitlán están puestos, qué digo puestos, puestísimos para iniciar acciones legales que les permitan destrabar los recursos que el pillastre de Javidú les voló.

Sólo de algunos conceptos, entre ellos las participaciones federales para obra pública y otros fondos financieros, reclaman más de 376 millones de pesos, que se supone aún están en las arcas de la Secretaría de Finanzas y Planeación del gobierno del estado de Veracruz.

Ahora sí. Los muy cábulas tienen meses de andar flotando de a muertito, sin una méndiga obra que valga la pena, alegando que el dinero no llega o llega tarde y apenas se larga el Duarte anuncian que ahora sí se van a la vía de la denuncia.

El lloriqueo estuvo de su púchita mother. Héctor Cheng dice que a Mina le deben 50 melones desde hace un par de meses; a Marco Estrada 30 millones con los que debe pagar nómina de empleados y policías municipales; Omar Chang quiere los 20 meloncitos de Moloacán para pagar aguinaldos; Brenda Manzanilla dice que a Nanchital le deben 76 millones, y Caballero quiere comer pavo en Navidad si le dan los 200 millones que Sefiplan le tiene retenidos.

Eso sí, Joaquín Caballero ataja a quien piense que es un acto oportunista o ganas de querer cobrársela al jijuesuchi de Javier Duarte, quien retuvo, desvió y desapareció las partidas federales y los fondos que son de los ayuntamientos.

“No es un asunto ni de oportunidad, ni de protagonismo político, ni tampoco es un tema personal”, dice. Y también explica que el asunto tiene apenas unos meses que empezó.

¿No es oportunismo? Me cai que sí.

“Los recursos de bursatilización se vencieron en agosto, los recursos del FISM un mes se venció el 30 de agosto y el otro el 30 de septiembre, el FAM el 30 de septiembre y las participaciones el 7 de octubre. Estamos haciendo el señalamiento en el momento en que se van venciendo los fondos, por eso estamos expresando nuestra preocupación”, señaló el munícipe de Coatza.

A ver. Por una de esas extrañas coincidencias, apenas pegó la graciosa huida Javidú, los alcaldes se reunieron, dicen que el dinero no llega, anuncian que podrían irse a la denuncia y explican que si no les depositan lo más seguro es que en casa de los empleados municipales no va a haber para comer.

¿Alguien con dos dedos de frente les cree? Ni madres. Les salió el valor porque el pinche ex gobernador ya se fue y desde su exilio ya no puede hacer nada. Si no, si aún fuera su patrón, ahí estarían lamiéndole las botas (dije botas, no bolas) al mentado Javidú.

Aunque Caballero niegue que esta protesta sea tardía, sí lo es. Uno de los argumentos de los alcaldes para no realizar obra pública y que los municipios se encuentren en el más vil atraso fue siempre que Javier Duarte se estaba robando el dinero, reteniendo las participaciones federales. Y ahora dice que no, que el adeudo es apenas de dos meses.

Entonces que me expliquen como si yo tuviera cuatro años, con bolitas y palitos, pa’ que les entienda.

Todos sabíamos y sabemos qué pasó. Los de Coatza, los de Mina, los de Nanchester, los de Moloacán, los choapenses estábamos y estamos conscientes que Javidú se quedó con los dineros de los municipios, pero no había alcalde que se le rebelara, como era y es su obligación legal, porque corrían el riesgo de que les abriera una investigación y los pasara a reventar.

Ora que si fuera cierto que el ex gobernador enviaba el dinero a los municipios, entonces la pregunta sería ¿dónde madres quedó la lana porque no se refleja en obras?

Los cinco alcaldes se mantuvieron siempre con la cabeza bajo la tierra, como el avestruz, y cuando el que retuvo el dinero se fue, entonces amagan con presentar denuncias y recuperar el dinero que no supieron ni quisieron pelear a tiempo.

El dinero va a llegar porque es un asunto institucional, pero la lección que deja es que los alcaldes fueron cómplices por omisión de un gobernador que mínimo debiera estar en la cárcel por todo el dinero que desapareció gracias a la cobardía de ellos, los ediles.

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