​Amárgate la vida si en sábado, cuando todo es apacible, te llama tu líder sindical, pone cara de angustia, te habla como si fuera tu padre, te dice que lo que esté en sus manos lo hará por ti y te suelta que estás despedido.

Así, exactamente así, le ocurrió a 100 empleados del ayuntamiento de Coatzacoalcos que pagan los platos rotos del despilfarro, la corrupción y la complicidad entre quienes mandan y los que le solapan todo al alcalde Joaquín Caballero Rosiñol.

De los 100 despedidos acudieron 65 a la sede sindical. Veían al dirigente del Sindicato Único de Empleados Municipales, Gersaín Hidalgo Cruz, zopilotear para darles la mala noticia, esgrimiendo que él había hecho todo su esfuerzo pero que era decisión del alcalde ante la terrible situación que atraviesa el ayuntamiento.

Menos le creyeron cuando mencionó que él haría todo lo que estuviera a su alcance para negociar su reinstalación, pero que de mientritas aguantaran y sobre todo que no fueran a comentar nada y mucho menos que fueran a protestar y a hacer escándalo.

No, pues claro, si a los que les quitan el trabajo son a esos 100 empleados municipales, no al jijuesuchi Gersaín, que se la pasa haciendo como que encabeza un sindicato que debiera, mínimo, sí MÍ-NI-MO, decretar paros escalonados y trabajar bajo protesta por la serie de violaciones a los derechos laborales de los agremiados.

El caso es ilustrativo de lo que viene ocurriendo en los ayuntamientos, esté o no esté Javier Duarte de Ochoa en la gubernatura de Veracruz y los que pagan los platos rotos son los trabajadores.

En Coatzacoalcos los empleados municipales casi tienen que suplicar que les paguen a tiempo. Cada quincena se repite la historia, ya que llegan a los cajeros bancarios, consultan su saldo y el salario de la quincena no está depositado.

A los sindicalizados les había ido un poco mejor. A los de confianza, como son los recomendados y los cuates de Joaquín Caballero, les pedían que aguantaran. Y ni modo que dijeran que no. Apechugaban hasta que el Dios-alcalde se dignaba pagarles.

Por varios meses así ha ocurrido y en todo ese tiempo Caballero ni pio dijo en torno a quién sería el responsable de la falta de dinero en el ayuntamiento, al grado de cascabelear para cubrir lo correspondiente a la nómina.

Pero cuando se fue Javidú, entonces habló. Entonces respingó, cuando al ex gobernador ya se lo había llevado el carajo, después de pedir licencia al cargo y emprender la graciosa huida acusado de engañar a fisco, lavar dinero y realizar actos coludido con otros, el caso de las empresas fantasma.

Lo que hizo Joaquín es de cobardes. Y el líder Gersaín lo ayuda.

Mientras Javier Duarte estaba en el poder, Caballero guardó silencio por temor a que Javidú se le fuera encima, que le interviniera la Tesorería Municipal y que revelara cuantas transas ha hecho en el ayuntamiento. Nada güey, mejor se calló.

En tres años Caballero no ha hecho nada por Coatzacoalcos y lo menos que se preguntan sus gobernados es ¿dónde está en dinero que supuestamente ha invertido en obras? Caballero asegura que en participaciones federales andaba al corriente y que Javidú solo retrasó en los dos últimos meses. ¿Entonces donde está la lana porque obra no hay?

La última quincena no llegó a tiempo. Debió pagar el vienes 14 porque la quincena cayó en sábado, pero no había dinero. 

El líder Gersaín Hidalgo convocó a sus agremiados y los hizo marchar para exigir que les pagaran, pero fue suave y condescendiente con Caballero. ¿Están pensando mal? Sí, yo también.

Los pagos de salario se fueron regularizando en la semana, pero el sábado llegó la noticia fatal. Un centenar de trabajadores quedaron despedidos y su líder les sale con que callen boca porque él va a tratar de reinstalarlos. Qué no manche.

En una familia, cuando hay crisis no hay para nadie. Pero cuando los hijos no tienen ropa, no comen bien, no hay para los estudios, nadie tiene para el cine, y en cambio el padre se va de juerga con amiguitas y amigotes, les invita el trago a todos, se pierde por varios días fuera de la ciudad y hasta regresa con ropa nueva, ahí no hay crisis. Hay un jijuesuchi que está jodiendo a los demás.

En el ayuntamiento de Coatzacoalcos no hay crisis, hay desigualdad. El alcalde viaja en avión privado, su esposa e hijos se la pasan a toda madre, sus empleados de confianza de pronto se dan vida de rey, él y los ediles ganan más de 100 mil pesos mensuales. Ahí los jodidos son los de abajo. 

Y no hablo del líder sindical, que además es regidor, sino de los empleados con salario de miseria, que ni siquiera lo pueden cobrar a tiempo.

Como Coatzacoalcos hay infinidad de ejemplos más. Aquí en el sur de Veracruz los ayuntamientos se quejan de Javidú, que se fue y les quedó a deber, que por eso no hay obra y la que hay está para llorar. ¿Y por qué no lo enfrentaron a tiempo?

Y como siempre, los trabajadores son los fregados.

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