​Órale, diría Brozo. Ver a los alcaldes veracruzanos, a Caballero de Coatza, a Américo de Xalapa y a Cheng de Minatitlán marchando en el ex DF para que les entreguen las partidas federales que se robó Javier Duarte, no tiene precio.

A sudar un rato, mis ediles, que el billete lo amerita. Caminan del Senado a la Secretaría de Gobernación, sobre Reforma y luego Bucareli, transitadísimas las calles como si fueran de la CNTE y jure usted que tantito les falta para encuerarse como los 400 Puercos a fin de liberar el dinero retenido por el gobierno de Veracruz.

Los 50 y cacho de alcaldes veracruzanos se reunieron en el Senado con José Francisco Yunes Zorrilla, al que le pidieron que siga siendo mediador para lograr que la Secretaría de Hacienda entregue las partidas federales directamente a los municipios, sin pasar por el gobierno estatal.

Después fueron a Gobernación, también para dejar constancia que están emberrinchados, casi a punto de un ataque de bilis, porque Javidú en su momento y ahora Flavino Ríos Alvarado, el gobernador interino, se jodieron toda la lana y los dejaron con deudas encima y de hecho sin posibilidad de continuar realizando sus funciones municipales.

Exigen que intervenga el presidente Enrique Peña Miento a fin de paliar la crisis financiera que atraviesa Veracruz, que nacen con el gobierno duartista y que desaparecieron por lo menos 3 mil 800 millones de pesos, destinados a los ayuntamientos. 

Entre sus peticiones está que sea designado un interventor de la Secretaría de Hacienda, quien tendrá la encomienda de que las partidas federales lleguen de forma puntual e íntegras.

Se vinieron a meter ya tarde, cuando la lumbre ya les recorre el cuerpo y amenaza con convertirlos en ceniza.

Lo chido de todo es verlos ahí en plan de marchistas, recibiendo mentadas de los automovilistas que no saben qué pex y sólo ven a un grupo de gente que se movilizan protestando contra un ladrón llamado Javier Duarte, sobre el que pesa una orden de aprehensión.

Lo que no dicen pero que va implícito es que pese a lo que sostenga el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, en el sentido de que el gobierno federal no aplicará un rescate financiero para Veracruz, lo que ellos quieren es que el preciso Peña Miento lance un salvavidas que haga menos difícil la situación de los veracruzanos.

Y eso bien vale una suela de zapato.

Si se trata de marchar, que marchen. Si se trata de sudar, que suden. Si se trata de llorar, que saquen la glicerina, se la unten cerca de los ojos y con el ardor que produce, les da para soltar lágrima de la buena.

El chou es bueno si el objetivo es rescatar el dinero para sus pueblos. No, no. ¿Que dije? Para sus pueblos. No, esos recursos federales no son para sus pueblos, sino para realizar obras que producen una lana, el diezmo que tiene que pagar el contratista y que va directo al bolsillo del alcalde y sus funcionarios de confianza.

A Caballero y Américo se les propuso jalar con el próximo gobernante, el vesánico Miguel Ángel Yunes Linares, y lo batearon. Ahora que el Trife ya confirmó que su elección es válida, dicen que si se trata de que Yunes Linares los vea como aliados, que cuente con ellos. Sí Chucha. Hasta creen que el próximo gobernador les va a perdonar el desaire.

Américo Zúñiga, el alcalde de Xalapa, dice que le pedirán a la Cámara de Diputados que no dejen de incluir una partida especial para atender crisis graves como en la se encuentran, durante la discusión del Presupuesto de Egresos del gobierno federal.

Habrá tontos que piensen que esos alcaldes tienen un alto sentido del compromiso con sus pueblos. Ni-ma-dre-ci-tas. Es el puro plan para evitar que el movimiento del alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, crezca y ya no lo puedan parar.

Hasta en eso hay motivaciones políticas. Si el movimiento de los alcaldes panistas y perredistas que reclaman las partidas federales le sirve a Yunes Márquez para proyectarse hacia la gubernatura de Veracruz en 2018, entonces hay que pararlo.

Los alcaldes priistas se estaban haciendo güeyes con el asunto de la deuda. Lloraban a ratos y después volvían a ser ellos. Puro pinche vival. Pero cuando ocurrió la toma del palacio de gobierno por parte de perredistas y al rato ya los encabezaba Yunes Márquez, entonces se armó el petate.

Primero tuvieron su reunión con los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa. Muy bonita reunión pero parecía entrega de reconocimientos a los borregos más dóciles de Progresa. Y cuando toman Casa Veracruz, se van al ex DF y marchan del Senado a Gobernación.

Marchan por un billete y también defendiendo la chuleta política. Si no se ponen las pilas, si no se hacen notar, seguro que ni los pela la Federación ni pueden neutralizar a Yunes Márquez. Y todavía quién sabe.

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