​Javidú quiere volver y sobre todo espantar. Y de paso que el Congreso estatal se vuelva un manicomio, que Flavino Ríos y sus secretarios se pongan a rezar, que la PGR prenda sus alertas y que los veracruzanos saquen sus espadas porque lo quieren despedazar.

Salió con la mamila de que ya articuló su defensa legal, que está más que convencido que es más inocente que los ángeles del cielo, que ya se aburrió de andar escondido y que Veracruz merece que vuelva a gobernar… y también a saquear.

Una supuesta carta dirigida al Congreso de Veracruz y entregada por su primito político, Jorge Fernando Ramírez Tubilla, establece que Javier Duarte dejaría sin efecto su licencia al cargo de gobernador y asumiría de nuevo como titular del Poder Ejecutivo del Estado.

Pa’ su púchita. Eso se llama osadía. Nadie en su sano juicio, sabiendo que es el delincuente número uno del país, el más buscado, por el que ofrecen una recompensa de 15 millones de pesos a quien aporte datos que conduzcan a su captura, se le podría ocurrir regresar el plan estelar.

De ser real y no falsa, la carta presupone que Javidú estaría reasumiendo el gobierno de Veracruz y enfrentando, al mismo tiempo, el riesgo de ir a la cárcel por las denuncias que presentó la Procuraduría General de la República en su contra por diversos delitos.

El lunes poco antes de 10 de la mañana, un personaje al que más tarde identificarían como Jorge Ramírez Tubilla, primo de Karime Macías Tubilla, esposa de Javidú, llevó el documento a la Oficialía de Partes del Congreso veracruzano. Éste lo trasladó a la Mesa Directiva donde, como era de esperarse, terminaría provocando un verdadero temblor.

Apenas trascendió, los medios le dieron vuelo a la noticia. Unos piensan que el documento es falso. Otros dicen que es auténtico pero no necesariamente el Congreso estaría obligado a validar que Javier Duarte regrese al gobierno estatal. Unos acusan que aunque aprueban que la licencia quede sin efecto, Javidú no se presentará porque el riesgo de cárcel seguro que se convierte en su encarcelamiento.

En las redes sociales, ahí donde abundan los politólogos, los sabios y hasta los pitonisos, la constante ha sido la descalificación del gobernador con licencia. Casi todos le dicen que si tuviera vergüenza no se atrevería a volver a su cargo, que si lo hace en cosa de minutos lo aprenderá la PGR porque el fuero no lo protege en caso de delitos federales.

Todo parecía marchar chido cuando se le ocurre a Javier Duarte que quería volver. Los alcaldes del PAN y PRD decidieron entregar el palacio de gobierno y Casa Veracruz ante la renuncia del ex secretario de Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrín, y la llegada de Clementina Guerrero, ex directora administrativa de la Universidad Veracruzana.

Hasta ahí todo bien. Del asunto se sabía desde la noche del domingo 13. A la mañana siguiente, Javidú hizo llegar su intención de que cese la licencia que le fue concedida para reintegrarse a su cargo de gobernador.

No se la pellizque, don Javier, se oyó decir entre millones de veracruzanos. Sólo tocadisco de la  azotea podría alguien que está siendo buscado por la PGR pedir que le respeten su derecho a volver.

A Javier Duarte lo busca la PGR por el escándalo de las empresas fantasma, a las que les habría pagado hasta 3 mil melones, con dinero del erario público, sin dejar rastro, sin pagar impuestos porque se trata de contribuyentes no localizados.

Ese caso va ligado con la red de prestanombres que conformó para saquear y ocultar el dinero robado al gobierno de Veracruz.

Por eso la suspicacia de los que han sabido de la intención de que el Congreso lo reintegre de nuevo a su condición de gobernador. Quizá tenga un amparo para no ser detenido. Quizá se escude en el fuero de gobernador.

Los abogados y los políticos no se ponen de acuerdo. Unos dicen que aún habiendo solicitado licencia, Javidú conserva el fuero. Ah, chingá, y entonces Flavino Ríos qué. ¿O los dos tienen fuero?

Aún regresando a la gubernatura y escudándose en el fuero, su inmunidad no procede cuando se trata de delitos federales. Otro tanto y los agentes del la PGR ingresan a palacio o lo cachan en Casa Veracruz y le echan el guante.

Lo que está en duda es la autenticidad de la carta. Si es real, el méndigo Javidú vuelve al gobierno y el tipo no necesita de muchos días para provocar el más grande caos de que se tenga memoria en Veracruz.

La verdá, Javidú está tocadisco. Ha de sufrir lagunas mentales y ni enterado que la PGR le va a echar el guante. Él sólo amaga con volver a ser gobernador sin importar que a cambio enfrentará juicios y una larga sentencia en la cárcel.

Es obvio que el Congreso de Veracruz hará todo por negarle que la licencia al cargo quede sin efecto. Pero si no lo logra, Javidú estará de regreso.

Como quiera que sea, cuando se presente a ratificar su solicitud o cuando concluya su mandato, Javier Duarte estará a un paso de la cárcel.​