Veracruz, sin Javidú, no es el mismo. Y él lo sabe. Y como no puede estar entre nosotros físicamente porque es prófugo de la justicia, se da su tiempo para hacer sentir que con lo que atesora en información, más de uno se pondrá a temblar.

En una de sus redes favoritas, Facebook, envió un mensaje que trae su venenito. Es un texto y una foto donde se le ve rodeado de políticos que no se detienen para prodigarle un aplauso.

El evento corresponde a 2012 cuando apenas era su segundo año de gobierno, y todavía habían güeyes que creían que esta albóndiga malévola iba a hacer algo bueno por Veracruz.

Este martes 6 se cumplieron cuatro años de la emisión de certificados bursátiles por parte del gobierno de Veracruz y en la foto se ve cómo Javier Duarte lo festejaba en grande, acompañado de un puñado de cómplices, perdón de priistas que le hicieron bulto.

Facebook se cimbró con esto, no como las cimbradas que se promete el nuevo goberts, Miguel Ángel Yunes Linares, y que nos deja con las ganas de saber qué peper con los que fueron salpicados por Javidú en esta tragicomedia de corrupción.

“Fue un día como hoy, pero de 2012, cuando se dio el timbrazo de colocación de certificados bursátiles del Gobierno del Estado en la Bolsa Mexicana de Valores, donde se ve reflejada, la confianza de los inversionistas que han decidido invertir en Veracruz”, puso Javier Duarte o quien le mueve la cuenta a Javier Duarte.

En la foto se ve a Héctor Yunes Landa, ya como senador de Veracruz, prodigándole unos aplausos. Chéquenlo, es el vato que se encuentra a la derecha de la foto.

Me late que de ahí salió a decir Héctor Yunes que Javier Duarte era su jefe político y que nos maravillaría a todos con su capacidad en el manejo de las finanzas. Desde entonces Héctor y Javidú están amarrados aunque ahora el senador se pretenda deslindar.

Otros rostros nos son conocidos, como el de Alejandro Montano Guzmán, poderoso secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Miguel Alemán Velasco; el en ese entonces secretario de Finanzas, Tomás Ruiz González; Fernando Charleston, Marina Cabada y Joaquín Caballero.

La foto por sí sola es un mensaje. Aplaudan, cabrones, que conmigo robaron a manos llenas. Y tengan memoria que de cada uno tengo una historia.

Que Javidú reaparezca es noticia. Lo hace cuando la Procuraduría General de la República difunde que hay una recompensa de 15 millones para quien aporte datos para su captura y esto se da con gran intensidad en las redes sociales.

Habrá quien suponga que la foto y el texto de Javier Duarte, festejando la buena marcha de Veracruz en diciembre de 2012, es obra de algún duende travieso, que el ex gobernador no se expondría a que lo localizaran detectando la clave IP con la que se conectó a internet y que en todo caso, como le hicieron cuando solicitó al Congreso estatal cancelar su licencia al cargo, le piden que ratifique que él es él.

Yunes podrá no cimbrar a México, Javidú sí. Cimbró a los priistas que lo ven deslizando que mientras tuvo poder todos estaban con él, secundándolo y hasta haciendo negocios o robando en sus dependencias y municipios.

Eso es lo que muchos temían que pudiera hacer Javier Duarte: abrir la boca y contar lo que sabe de la clase política, pero sobre todo lo que sabe de la forma en que se financió la campaña de Enrique Peña Nieto a la presidencia de México.

De hecho, cuando Yunes Linares expresó que tenía en su poder información que cimbraría a México, se generó la idea de que se refería a la complicidad de Peña Nieto y otros priistas con Javier Duarte, y que el tema de los dineros desviados para el hoy presidente era la clave. Pero cuando Yunes llegó al gobierno del estado, nada dijo. Como si un ratón travieso le hubiera comido la lengua.

Hasta ahora Javidú ha librado la cárcel. Tiene orden de aprehensión pero no se la han podido aplicar. Si a través de las redes sociales continúa enviando mensajes subliminales, no es de dudar que un día de estos el que cimbra a México es él.

Nomás hay que pensar: puede decir cuánto le puso a la campaña de Peña Nieto, dinero tomado del erario público, cuantas propiedades entregó a jerarcas priistas y asesores de su gobierno, por que pactó con la delincuencia organizada y si fue una instrucción de los líderes de las corrientes priistas a manera de te pago para que me protejas.

Si Javier Duarte sigue usando las redes sociales, lo más seguro es que lo ubiquen y detengan, pero mientras eso ocurre va a revelar temas que harán temblar a la clase política veracruzana.

Esto no es casual. Es un golpe calculado con el que Javidú les dice a sus antiguos cómplices que si se hunde él, se hunden todos.

Seguro que así seguirá, a través del Facebook, entre nosotros… hasta que lo agarren y lo silencien.

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