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Juan Ciudadano

Los Gobernados

AMLO vuelve a ser el “amoroso”

08/12/2016 08:17 a.m.

​Si no fuera porque ya todos lo conocemos, diría que Andrés Manuel López Obrador hizo regresar el tiempo y nos remitió cuatro años atrás. Vuelve a ser el “amoroso”, el estadista, el político conciliador que de pronto perdona a la mafia en el poder.

Hace cuatro años el chou fue con López Dóriga, en horario estelar, en el Noticiero, cuando todas audiencias estaban concentradas en saber qué le iba a preguntar Televisa y qué le iba a responder a la televisora que por años se la pasó descalificándolo.

El Peje López Obrador fue cortés, cuate, extremadamente educado y sobre todo comedido cuando se trataba de fijar su postura contra lo que por años llamó “poderes fácticos”, algo así como una manada de lobos hambrientos dispuestos a devorar de tres bocados a la pobre Caperucita.

Con López Dóriga vimos algo que nos pareció actuado. El Peje muy suavecito, agradeciendo que la inche televisora de los Azcárraga le abriera las puertas, que después de tanta madriza lo dejara hablar y sobre todo que no hubiera saña y ganas de joderlo.

Todo mundo recordaba que ahí, en los noticiarios de Televisa repetían y repetían la frase aquella del “Cállate Chachalaca” con la que AMLO era exhibido como el peor intolerante que hubiera la faz de la tierra.

Y qué decir del episodio del Señor de las Ligas, cuando René Bejarano, el operador número uno de López Obrador, era captado en un video recibiendo fajos de billetes del empresario Carlos Ahumada, novio, querido o amante de la Chayo Robles, que entonces despachaba como jefa de gobierno del Distrito Federal y que como pago a la exhibida en el canal de las (barras y las) estrellas terminó siendo lo que hoy es: secretaria de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, luego de pasar por la Sedesol en el gobierno salinista de Enrique Peña Miento.

Esa vez López Obrador se portó como todo un caballero. Qué caballero, una dama en el buen sentido de la expresión. Era todo amabilidad y hasta agradecía que le hubieran dado horario estelar y la seguridad de que Televisa lo trataría con todo respeto.

Y López Dóriga no se quedaba atrás. Decía que en esa que ha sido su casa periodística, López Obrador pasaría de ser un simple Peje a don Peje, lo que ya hablaba del nivelazo y buena fe para con el entonces candidato del Perderé a la presidencia de México.

No, no, no. Un algodón de París está amargo comparado con la miel que derramaban AMLO y Dóriga. Mis respetos para usted. No mis respetos para usted. Es usted un politicazo. Es usted un periodista excepcional. Y así los güeyes que hasta pensé que Cupido los había flechado.

Ahora el chou es entre AMLO y Carlos Loret de Mola, en el horario de la mañana. ¿Cómo se llama ese espacio? Ah, sí, Despierta.

Y que nos despertamos con que el Peje no odia. Qué, qué, qué. Sí, que no odia ni a Peña, ni a Salinas, ni al líder del PRI, Enrique Ochoa, ni al del PAN, Ricardo Anaya, la cuija pelona.

Me tuve que pellizcar. Estaba despierto pero soñando con los ojos abiertos. No, era real. López Obrador diciendo que no odia a los de la mafia en el poder.

Pero se puso mejor cuando soltó aquello de que se sentaría a platicar con Donald Trump para convencerlo de que lo mejor para Estados Unidos y México es la cooperación, que México necesita un acuerdo nacional contra la corrupción y que “si hubiese una amenaza a los intereses de los mexicanos, me pondría del lado de Peña Nieto”.

Chúpale pichón. Creí que nunca escucharía algo así salido de los labios de #Lordintransigencia.

También le dijo a Loret de Mula que si el presidente es honesto, los gobernadores y alcaldes igual lo serán.

Seguro, seguro, AMLO cree que los mexicanos somos tontos y no tenemos memoria. Y también que Trump está tarado.

Vestirse con piel de oveja es bueno para obras de teatro, nada más. En política no sirve y menos cuando te la pasas por años diciendo que todos los que no están cerca de ti son la mafia en el poder.

Ora resulta que no odia a nadie pero qué tal el discurso del odio que lo ha distinguido como un político tormentoso, radical, que una vez que llegue a la presidencia va a estancar a todos los que le han robado a México.

El Peje sí odia y mucho. Dice que no odia y con misma suelta que el régimen está podrido. Y en eso tiene razón, pero que no nos salga con que él no se monta en el discurso del odio.

El Peje es el Peje y no va a cambiar. La historia es una calca de lo que ocurrió en 2012 cuando AMLO y López Dóriga se convirtieron en los “amorosos” y meses después Televisa le dio con todo y el Peje los volvió a llamar parte de los poderes fácticos, la mafia en el poder.

(Comentarios y tips a: [email protected])



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