​A todo traidor le llega su castigo. Y Marco Estrada, que lo mismo es rojo que azul, que amarillo y otra vez rojo, no es la excepción.

El Perderé lo tiene en la mira por el descaro con que opera para el PRI luego que ese partido, el de la Revolución Democrática, le diera cabida, le pusiera las siglas, lo registrara como candidato a la alcaldía de Las Choapas, y él como los perros infieles, le mordiera la mano.

Marco Antonio Estrada Montiel, esa cosa que despacha como presidente municipal, merece que lo echen y lo exhiban, porque es gente sin calidad.

Nadie olvida cómo llegó Marco Estrada a la alcaldía de Las Choapas, las trabas que le puso el PRI y la patada que le dio exactamente a medio trasero. La candidatura fue para Miguel Ángel, el hermano de Renato Tronco, con pésimos resultados para la causa tricolor.

Con el instinto que le caracteriza (es del club de los de muerdo aquí y muerdo allá porque para eso tengo colmillos), le dio su rayón al panismo de Las Choapas. Los atrajo, les dijo que el candidato ganador era él, que los choapenses suspiraban por verlo en la silla municipal y que desde ahí los tocara con su mano mágica.

Presumía que medio pueblo de Las Choapas estaba con él. Y era cierto. Medio electorado estuvo con Marco Estrada y al final la elección se empató.

Pese al repudio a Renato Ratón, a su hermano Micky Mouse y a los integrantes del tronquismo, Marco Estrada no arrasó. Es más, salió tablas. Es más, en el primer conteo perdió. Es más, si no es porque el órgano electoral cometió mil errores con tal de favorecer al priista Miguel Tronco, Marco no habría podido impugnar los resultados.

Un error de procedimiento en el traslado de los paquetes electorales a Xalapa, donde se realizaría el conteo voto por voto, provocó que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le diera pa’ tras. Y así hubo elección extraordinaria, donde el PRI no nominó candidato pa’ romperles el queso a los Tronco y quitarles el poder político. 

Desde entonces se veía que Marco Estrada era un tipo de poca moral. En su planilla admitió tronquistas y marginó al panismo, cuyas principales figuras terminaron abriéndose.

El PRD ha pecado de ingenuo, o mejor dicho de tonto. A los pocos meses de haber asumido la alcaldía, Marco Estrada comenzó a dar señales de que estaría al servicio del PRI, en cuerpo y alma, como siempre lo había hecho. 

Gloria Ochoa, su esposa, se lanzó a alzarle el brazo al candidato priista a la diputación federal, José Luis Sáenz Soto, en un acto que provocó el repudio de Las Choapas y que permitía medir que las hienas, por muy risueñas que parezcan, son insaciables.

El perredismo no tardó en darse cuenta que Marco Estrada los había timado. Quienes accedieron a cargos en el ayuntamiento se percataron de actos de corrupción y cuando Gloria Ochoa fue candidata a la diputación local por el distrito XXX, el alcalde dispuso que vehículos oficiales, personal y recursos públicos fueran usados a favor de la priista. A eso se le llama peculado electoral.

Unos, como Rogelio Méndez Montalvo, ex chofer de Marco Estrada, fueron obligados a participar en la campaña priista, y cuando se rebelaron, perdieron el empleo. Otros lo hicieron y luego se percataron que fue un error. Así lo reconoce Nilda Cruz Cocom, ex secretaria de Desarrollo Social. 

En cambio, connotados miembros del Perderé son como esos changuitos que no ven, no oyen y no hablan. O que aplican la máxima de que en boca cerrada no entran zopilotes.

Por ejemplo, el dirigente del PRD en Las Choapas y esposo de la regidora Juana Delia Sáinz Ríos, Pedro Solís Zavala, dice que él no ve delito electoral, que no sabe que Marco Estrada haya favorecido a otro partido político. ¿Dónde están las pruebas?, pregunta. Por Dios, si se le acusa de pillo no de pendejo.

A Raúl Menéndez Ríos casi le da la chiripioca cuando tuvo que hablar de la traición de Marco Estrada. Se puso tan nervioso que por poco se toma su Dalai. Lo que sí es que reconoció que hasta este momento Marco sigue siendo miembro del PRD. No ha renunciado.

El director de Catastro, Salvador Sosa Tenorio, asegura que Marco Estrada llegó por el PRD “y no lo he visto apoyar a otro partido”.

Gloria no ganó porque quién carajo va a querer votar por una mujer que ha metido a media familia en el ayuntamiento y trae a un esposo despersonalizado y sometido. Y juntos son dinamita contra los choapenses.

Marco y Gloria fueron más allá. Apoyaron al PRI, a Héctor Yunes Landa, candidato a la gubernatura de Veracruz, e hicieron cuanto pudieron para evitar que el hoy gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, ganara la elección.

La traición al PRD ahí está. Por eso aparece en la lista de 15 perredistas que serán expulsados del sol azteca, que pasarán por la humillación de salir por la puerta trasera y de ser señalados de traidores porque en el fondo su corazón está en el PRI.

El caso está en instancias nacionales. Del comité estatal del PRD se fue a Garantías y Vigilancia nacional y unas semanas se sabrá qué onda con estos traidores.

Como estará la cosa que Marco Estrada hasta en el PRD apesta.

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