A ver, ¿te sirve a ti y me sirve a mí que el PRI expulse a Javier Duarte y a tres de sus secuaces mientras Veracruz enfrenta una crisis terrible, derivada de la corrupción que distinguió a los últimos gobiernos, el de Fidel Herrera y el de Javidú, que dejaron las finanzas quebradas?

¿Te sirve a ti y a mí que los dirigentes priistas se llenen la boca diciendo que ellos jamás, ni por error, estarían tolerando a los corruptos cuando la realidad la conocemos todos: los tuvieron ahí y les permitieron robar porque algo del lodo salpicaba arriba?

¿Te sirve a ti y a mí que hoy diga el PRI que la batida contra la corrupción va en serio y que esas conductas de “algunos” militantes, que son muy pero muy aisladas, dañan la imagen de un partido tan puro y tan santo como es el tricolor?

A Javidú lo mandaron a chiflar a su máuser cuando aún era gobernador, suspendiéndole primero sus derechos y formalizando su expulsión después para que al rata panza de puerco le sirviera para entender que los hombres del poder lo habían abandonado.

Ahora, a tres de sus más allegados, cómplices, compinches y hermanos de transa, los enviaron al carajo y el PRI decretó su expulsión.

El notición es que Arturo Bermúdez Zurita, Gabriel Deantes Ramos y José Antonio Mansur Beltrán causaron baja en el PRI porque con sus conductas le causaron un fuerte deterioro de imagen a su inmaculado partido. Uta, pos ni que el PRI tuviera buena fama.

Bermúdez fue secretario de Seguridad Pública, tenía, y seguramente aún tiene, una decena de empresas de seguridad privada, le encontraron 19 propiedades a su nombre, de su esposa y familiares en el complejo inmobiliario de Woodlands, Texas, y todo mundo sabe que usó a la policía estatal para acciones delictivas.

Gabriel Deantes era rata dendendenantes. Primero vendía teléfonos celulares y ahora tiene propiedades y cuentas bancarias que suman millones. Aunque ocupó cargos en las secretarías de Educación, Finanzas y Trabajo, su chamba era comprar a los dirigentes de los partidos de oposición usando recursos procedentes de las cuentas bancarias del gobierno de Veracruz.

Mansur Beltrán fue subsecretario de Ingresos en la Sefiplan. Es empresario deportivo, copropietario de las Águilas de Veracruz, y su padre es socio de Alfredo Harp en los Diablos Rojos.

También posee y así lo ha reconocido, 16 casas en Woodlands. Dice que su papá compró una vivienda cuando andaba mal de salud y tenía que acudir a atenderse médicamente a Houston. Y como le gustó tanto el inche paraíso, pos fue comprando más y más hasta llegar a 16, las cuales las tiene rentadas produciéndoles una fortuna. 

La verdá ni en cuenta si los expulsan del PRI o no. Lo que la sociedad quiere es que paguen con cárcel y que devuelvan lo robado porque la situación está terrible en Veracruz.

El gobierno de Miguel Ángel Yunes heredó una crisis que parece el preludio del Apocalipsis. No hay dinero que alcance. Cobran una lana, les envían las primeras partidas federales y todo se va como viene. Ora sí que como en la casa del que vive al día. Nomás ve Miyuli pasar el dinero, medio lo huele y a pagar se ha dicho.

Lo que hace el PRI insulta a todos. Le falta al respeto a la inteligencia de la sociedad cuando arma su chou, se erige en suprema Inquisición, le estira los brazos y las piernas a Javidú y sus cómplices y los expulsa del cielo de la impunidad.

No hay mexicano que no sepa que el PRI es una fábrica de corruptos, que de ella surgen generaciones completas de ratas que van sobre alcaldías, gobiernos y congresos con todas sus dependencias, no a servirle al pueblo sino a llevarse lo que encuentran a su paso.

La naturaleza del PRI es corrupta y los que egresan de sus filas tienen la encomienda de robar para darle a los que los llevaron a los cargos públicos. Es el tributo que los súbditos les pagan a los reyes, pero ese pago se realiza con el dinero que es de todos los mexicanos.

A mí, a ti y a todos nos sirve de poco que Javier Duarte y tres de sus ratas hayan sido expulsados del PRI. Esa es una farsa. 

El PRI lo solapó por seis años cuando todo mundo gritaba que el desfalco al gobierno de Veracruz, iniciado por Fidel Herrera Beltrán, crecía de manera espantosa. El PRI sabía del robo y lo permitió. El presidente Peña Miento lo supo y ahí lo dejó.

Esa complicidad provocó el quebranto a las arcas del gobierno y consecuentemente la falta de pago a los empleados burócratas, a los pensionados, a los contratistas, a los estudiantes becarios, a los discapacitados. Y causó la crisis que hoy enfrentamos.

El PRI es cómplice y no es expulsando a Javidú y socios como nos hará creer que los priistas están contra lo que siempre los ha distinguido: la corrupción.

Por mí que los expulsen. Eso no nos sirve. Estaré satisfecho cuando los vea en la cárcel.

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