​No sé qué dolor puede ser pior. Si el de la tragedia que produce saber de la muerte de un familiar o el de la angustia de saber que un ser querido un día se fue, desapareció, dejó de estar con nosotros, sin tener la certeza de que está vivo o no y sin un día volverá.

Así transcurre la vida de los familiares que buscan día y noche a sus seres queridos sin que nadie les sepa, les quiera o les pueda dar razón de ellos. Es la incertidumbre total.

Por años han reclamado que el gobierno en sus distintas instancias sea omiso, que no indague ni les entere qué tanto avanza la investigación, si es que la hay.

Así se han constituido en colectivos que en un justo reclamo se han dado a la tarea de hallar, primero, las fosas clandestinas, y después los cuerpos o las osamentas y hasta pequeños fragmentos de huesos que nos confirman que ahí hay evidencia de la inhumación.

Durante el gobierno de Javidú el caso de las fosas clandestinas adquirió tintes de escándalo, dejando mal parado al gordinflas que se llenaba el hocico diciendo que en Veracruz la inseguridad era cosa del pasado y ahora los delincuentes se conformaban con entrar a los Oxxo y salir con un preciado botín de un Frutsi y un Gansito. ¡Plop!

Javier Duarte fue extremadamente cínico, andaba en la luna o de plano estaba viendo otra película. La violencia se lo comía. Los malandros se adueñaban de la vida de los pueblos. Imponían su ley y si veían resistencia, mataban al que fuera. Y Javidú seguía en el espacio sideral.

Lo único que sabía hacer era mentir. Y entre sus mentiras se cuenta la creación de un área de atención de familiares de personas desaparecidas. Pactó con ellos un diálogo permanente. Acercó al fiscal Luis Ángel Bravo Contreras para que tuviera reuniones periódicas con los integrantes de los colectivos.

No pasó mucho para saber que ahí las cosas no iban a funcionar. El entonces fiscal, que es toda una diva, que se perfuma cada que le toman una foto, que se enchina las pestañas antes de hablar con la gente, pronto se olvidó que los colectivos merecían respuestas.

Entonces ocurrió algo que nadie habría imaginado: los colectivos se adueñaron de la búsqueda. Si, güey. Al ver que el ex fiscal se hacía pendejo y que Javidú ni se metía, tomaron sus palas y sus picos y comenzaron a cavar en la tierra, en sitios que ellos habían señalado que podrían ser fosas clandestinas porque le hicieron llegar croquis elaborados por testigos e incluso miembros de la delincuencia que filtró información.

Por más que Bravo Contreras pataleó los colectivos siguieron en su labor. En Colinas de Santa Fe, a unos kilómetros de Veracruz, se halló una de las fosas clandestinas de mayor dimensión. Hasta el momento han encontrado más de 100 cráneos y múltiples restos óseos.

El ex fiscal de Veracruz fue rebasado por los colectivos. Aún sin dinero para realizar el trabajo, sin herramientas apropiadas, casi pidiendo limosna para seguir cavando, lograron sacudir a la sociedad veracruzana y lanzar un llamado a todos, exhibiendo a un gobierno que sabiendo de la existencia de las fosas clandestinas optó por callar y no actuar.

Se suponía que al llegar el nuevo gobierno todo habría de cambiar. Se suponía que con Miguel Ángel Yunes Linares al frente del gobierno de Veracruz los familiares de los desaparecidos serían escuchados y se le daría celeridad a las labores de búsqueda. Eso se pensó pero no fue así.

Hoy los colectivos se quejan de la Fiscalía. Reclaman que el visitador general, encargado de la Fiscalía, Jorge Winckler Ortiz, no les presta la atención debida.

Sus estadísticas muestran que de diciembre de 2015 a diciembre de 2016 la desaparición de personas en Veracruz ha aumentado. Hace un año, como forma de protesta y a manera de refrescarnos la memoria, colocaron un arbolito de Navidad en el zócalo de Veracruz y en él 30 fotografías de sus familiares. Hoy hay 120 fotografías.

El número de desaparecidos va en aumento y es consecuencia del nivel de inseguridad y violencia que aqueja a Veracruz, y que no va a parar hasta en tanto no den resultado los operativos contra el crimen organizado.

Los integrantes del colectivo Solecito Veracruz se quejan que a estas alturas, cuando ya estamos en la tercera semana del gobierno de Yunes Linares, el fiscal Winckler carece de un plan de trabajo en materia de desaparecidos.

Hay roces y desencuentros con las madres de algunos desaparecidos. El personal de la Fiscalía las trata mal o con indiferencia. Pareciera que estaban mejor con Javidú y su fiscal que con Yunes y el fiscal encargado.

Si al dolor de no saber la suerte de los desaparecidos se agrega el maltrato de los funcionarios, el infierno que viven se vuelve pior.

Hay que tratarlas con humanidad. Ya de por sí el dolor es inmenso