Con un poquito de hielo o con un balde de agua helada, me cai, el joven Herrera Borunda se baja la calentura, sofoca las ganas anticipadas de querer ser gobernador de Veracruz.

Cómo estará la cosa que hasta los del Partido Verde, que han sido paleros del PRI a ojos cerrados, le recomiendan al hijo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, el diputado federal Javier Herrera Borunda, que mejor piense en otra cosa porque este no es momento para soñar con candidaturas.

Claro, dice que el junior que no será para la que viene en 2018 sino seis años después, en 2024. No pos si no es pendejo. Sabe que todavía está fresco en la memoria el inche desmother que armó su padre en Veracruz y que con él se inició la debacle.

Por ahora, Javiercito se queda como diputado, al fin que su sapiencia es clave en el Congreso federal. 

“A mí me interesa ser diputado hasta el 2018, lo que me interesa es que a Veracruz le vaya bien y obviamente trabajando la gente dirá a donde vamos (…). Soy diputado hasta que cumpla mi mandato”, dice el vato.

No pos éste sí sabe de democracia… y también del repudio de los veracruzanos al despiporre que armó Fidel cuando era el hombre más poderoso de Veracruz.

Javier también sabe de Javier. Javier Herrera Borunda sabe los alcances del desastre financiero que ocasionó Javier Duarte, producto de la corrupción que distinguió a su gobierno.

Herrera Borunda está seguro que meterse a la contienda por la gubernatura de Veracruz, siendo hijo de quien es, sería un suicidio.

De hecho meterse ahora o en 2024 será un suicidio para el vástago de Fidel porque si hay un ícono de la corrupción en Veracruz es Herrera Beltrán. Y eso, a la hora de votar por su hijo, es una factura que se paga.

Oír a Javier Herrera es escuchar a un cínico en ciernes, un prospecto de pillo que profiere palabras cargadas de demagogia para intentar convencer a una sociedad agraviada de que él es algo distinto al ser que le dio la vida y que Tanto daño le causó a Veracruz.

Chéquense éstas:

“Todo funcionario público que quiere hacer una vida pública no puede aspirar a tener una vida privada, por eso la transparencia en México es una realidad.

“Yo me ocupo de mi trabajo, él se ocupa del suyo (…), yo les puedo hablar de  mi trabajo como diputado federal.

“Yo creo que ya vio que el tema de Veracruz no es tan fácil y que no se podía arreglar en cinco minutos”.

No pos hasta los del Partido Verde perdieron el aliento. De inmediato el diputado local del PVEM, Rodrigo García Escalante, le salió al paso pronunció su ya famosa frase que versa aquello de “que se aguante la calentura”.

Por supuesto, la quiso recomponer. De inmediato García Escalante salió con que Javier Herrera pue’ que no sea igual a su progenitor pero hay tiempos, tiempos del partido, tiempos de los grupos políticos, y eso está más allá de que de pronto se le ocurra que quiere ser gobernador.

El caso es que el autodestape de Javier Herrera Borunda le arrancó una sonora carcajada a los 8 millones de veracruzanos que están sufriendo las Caín por las raterías y corruptelas de los exgobernadores que se llevaron lo que encontraron a su paso.

García Escalante dice: 

“No descarto que pueda ser candidato, hay que ver como vienen las cosas, hay que ser responsables, no podemos mandar un candidato por mandar un candidato y el diputado lo sabe”.

García Escalante asegura que la mala fama de los Herrera, el desastre que le ocasionó a Veracruz, el saqueo de las arcas, es un punto negativo entre el electorado, que a la hora de votar se cobraría la afrenta.

Y al final remató con una sentencia que habrá que labrarla en oro: “Todos nos tenemos que aguantar la calentura”.

Me late que en el caso de Javier Herrera, es más que calentura; es ambición. No les bastó con lo que le jodieron a Veracruz y todavía quieren regresar por más.

La neta, la memoria cínica del hijo de Fidel es para un psiquiatra.

Me late que sí.

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