​Una se la paso, pero tres y con el mismo sonsonete, eso de que Javier Duarte es un chivo expiatorio del sistema, ya no.

Como Pedro, que negó tres veces a Jesús, Andrés Manuel López Obrador retira que Javidú es una víctima a modo de la mafia en el poder, que hubo un pacto secreto y que decidieron que fuera acusado y perseguido por los actos de corrupción que tienen a Veracruz bien pelado.

Acaba de decir el Peje, el 24 de diciembre, que los gobernadores de Sonora, Guillermo Padrés Elías, y el de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, son ofrecidos como “chivos expiatorios” para simular que hay aplicación de la ley.

Mi Pejecito andaba por Michoacán. Visitó Uruapan y Zitácuaro. Llegó luego a Morelia y en pleno mitin, donde había convocado a una multitud pero sólo llegaron unos 800 morenistas, se refirió a ambos pillos, saqueadores de sus estados.

Dijo que los persiguen con la intención de que ahí paren las acciones legales, que los últimos cinco ex presidentes de México, no sean tocados.

“Ahora están ofreciendo dos chivos expiatorios: el del PAN de Sonora, Padrés, y Duarte de Veracruz. Son dos chivos expiatorios y están queriendo exonerar a todos”, señaló don AMLO.

Uchis. No entiendo. Se supone que un güey que se convierte en gobernador, que se roba hasta los jabones de los baños del palacio de gobierno, que provoca una crisis financiera, que genera una deuda que quizá nunca se acabe de pagar, es un delincuente.

Eso creo yo. Eso creen millones de veracruzanos. Eso dice la prensa nacional e internacional y los más picudos analistas políticos. Todos, menos el Peje.

Andrés Balín López Obrador nos quiere vender que Javidú es un chivo expiatorio. Y me cai que el Peje no sabe qué es un chivo expiatorio. 

La definición de mi diccionario dice que chivo expiatorio es la “denominación que se le da a una persona o grupo de ellas a quienes se quiere hacer culpables de algo de lo que no son, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador”.

O sea, según AMLO, pretenden que Javidú aparezca como culpable de algo de lo que no es.

La expresión tiene un origen bíblico. Wikipedia así lo resume: “La expresión se menciona en La Biblia, en el ritual llevado a cabo en la festividad más importante del año del antiguo pueblo de Israel, el Día de la expiación, en el cual se purificaba del pecado el tabernáculo, el santuario móvil construido por los israelitas. En dicho ritual, se echaban suertes sobre dos machos cabríos, uno era sacrificado por el Sumo Sacerdote para la expiación de los pecados de los israelitas; el otro era cargado con todas las culpas del pueblo judío para enviarlo a Azazel al desierto. Este último era conocido como chivo expiatorio”.

A mi juicio, no sé el usted, Javier Duarte no encaja en la expresión “chivo expiatorio”. Correspondería si fuera inocente y se le hiciera responsable de las culpas de los demás.

Pero Javidú no es inocente de nada. Fue gobernador y sus actos de corrupción están a la vista. Sus propios cómplices admiten cómo se robaban el dinero, donde lo invirtieron, cómo lo ocultaron, cómo los dirigían Javier Duarte y su esposa Karime Macías Tubilla.

Con esta van tres veces que AMLO le llama “chivo expiatorio” a Javidú. Las otras fueron en octubre y noviembre y antes, en plena campaña de su candidato al gobierno estatal, Cuitláhuac García, el líder del partido Movimiento de Regeneración Nacional fue acusado de haber llegado a Veracruz a hacerle la chamba al PRI.

En esa ocasión el negocio fue darle con todo al panista Miguel Ángel Yunes Linares, bajándole votos para que no llegara a gobernar Veracruz.

Esta vez el Peje vuelve a dar muestras de que le resta culpa a Javier Duarte. El 21 de octubre, nos había salido AMLO con que el asunto de Guillermo Padrés, ex gobernador de Sonora, y de Javier Duarte se reducía a un simulacro de justicia, lo que sí le creo, pero que los dos granujas son “chivos expiatorios”.

Según el vato moreno, hubo un pacto en lo oscurito entre Felipe Calderón, Miguel Ángel Osorio Chong y Carlos Salinas de Gortari en el que acordaron convertir “en chivos expiatorios a dos ex gobernadores, uno del PAN, Guillermo Padrés, y uno del PRI, Javier Duarte, así se lavarían las manos”.

El 10 de noviembre habló en el mismo tono: hay un acuerdo entre el PRI y el PAN para “sólo castigar a dos chivos expiatorios: Padres y Javier Duarte”

Ese día dijo: “yo creo que es un arreglo que tienen allá arriba, de sólo castigar a dos chivos expiatorios, ni modo que ya con eso la gente se vaya a conformar, están queriéndole dar atole con el dedo al pueblo de México”.

Y sáquelo de ahí. Ora resulta que Javidú nos dio en la madre y es sólo un chivo expiatorio.

El Peje huele a duartismo.

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