A otros les lleva un trienio, quizá cuatro años; a Marco Estrada no. Con sólo dos años y medio en la alcaldía ya hizo de Las Choapas un despiporre donde lo mismo hay corrupción que inseguridad, crímenes cometidos por policías o promesas, promesas y más promesas que no ha podido cumplir.

Sus días al frente del ayuntamiento han sido terribles, disparando los niveles de violencia, manteniendo a los choapenses con el ojo cuadrado mientras ven que al vecino lo ejecutan, al pariente lo levantan, al amigo lo extorsionan, al conocido lo torturan a tal grado que se les queda en las manos.

Y qué decir de su obra pública. Se la cuestionan todos por mala calidad, porque favorece a sus parientes y el muy gañán todavía nos sale con que es obra que él hace, con el dinero que gana como alcalde, casi como si nos hiciera un favor.

O el sátrapa no conoce la Ley de Obras Públicas o arma el tinglado para asignársela con el rollo de que no es obra que se pague con recursos del erario. Les repito: es el dinero que recibe como presidente municipal y su espíritu altruista lo mueve a resarcirle a Las Choapas algo de lo mucho que Las Choapas le ha dado a él. Sí, cómo no.

Pero vamos por partes. 

Apenas entraba a la alcaldía, apenas acomodaba el trasero en la silla presidencial, su policía le dio cran a un ciudadano. Gonzalo Esteban Hernández escandalizaba en la fiesta patronal de Nueva Ixtacomitán, fue detenido y confinado en una celda. Horas después estaba muerto.

Lo mataron a golpes los policías que lo tenían bajo su resguardo y eso provocó un escándalo. Serían señalados el jefe de la policía municipal, Eugenio Palma Arjona, y varios de sus elementos. Gonzalo Esteban no ha recibido justicia. Los policías huyeron.

Ha ocurrido un buen número de secuestros. De por sí la estadística no refleja la cantidad real de plagios sino un 10 por ciento de los que ocurren, pero en Las Choapas el índice es alarmante. ¿Y qué creen? Marcuchis lo niega.

La oleada de secuestros hizo crisis entre finales de 2014 y principio de 2015. Fueron más de 12 casos. Pero cuando le preguntaron los periodistas a Marco Antonio Estrada Montiel, en Acayucan, soltó una respuesta que mereciera el premio al alcalde más cínico de la región: “No, en Las Choapas no son los secuestros, son en Agua Dulce; en Las Choapas ahorita no ha habido secuestros”.

Wow. Ni el Todopoderoso de Jim Carrey habría expresado algo así, y eso que gustaba de modificar la realidad.

Y qué decir de los crímenes que han sacudido a Las Choapas. Qué pensar de los 75 asesinatos ocurridos en los últimos dos años. Qué expresar cuando se sabe de cinco plagiados cuyas cabezas fueron cercenadas y aparecieron en otro lugar. O el de aquel al que desmembraron y la cabeza nunca apareció.

Está la ejecución del hijo de la profesora Rosario Rojas Aragón, asesinado a la entrada de su hogar. Y qué reprochó la maestra a los policías que acudieron al lugar del crimen: “¿Cuántos asesinatos ha habido en Las Choapas, díganme, cuántas ejecuciones, cuántos descuartizados? ¿Qué han hecho esta gente?… no han hecho nada. Pinche gobierno ojete, porque no es otra cosa más que un asesino, junto con todos los pinches paleros que hay alrededor”.

¿Se acuerdan del asunto de las narcomantas? Uta, güey, se la fueron a poner en pleno parque Juárez. ¿Y qué respondió Marco Estrada? “Las mantas las pusieron… pero la ciudadanía tiene confianza, están tranquilos… las mantas decían que van contra secuestradores, no contra la ciudadanía”.

Este vato ve otra película. Este vato anda perdido. Los narcos dicen que van contra otros narcos o contra secuestradores y en realidad van contra cualquiera de la sociedad.

Los campesinos le protestan, la sociedad se encrespa, hasta los perredistas que lo impulsaron para acabar con el tronquismo dicen que de haber sabido el tamaño de la nata que estaban llevando al palacio municipal, mejor hubieran postulado a un burro… al fin que éste, comparado con Marco, sería brillante.

Cuando ocurrió la primera protesta en su gobierno, en febrero de 2015, lejos de atender y responder como lo debe hacer un alcalde, lo único que se le ocurrió fue ordenar a su policía antimotines que se preparara para reprimir a los manifestantes. ¿Quién hizo una chingadera similar? Renato Tronco. O sea que tan nefasto uno como el otro. Hijos de Fidel y Duarte.

La gente está hasta la madre de Marco Estrada. Les purga que sea pasivo, que no asuma su condición de alcalde, que la obra pública sea de mala calidad, que los servicios públicos no se atiendan con eficiencia.

 Les encabrona que la violencia se dispare, que la inseguridad se vaya comiendo a las instituciones y que hasta la policía sea torturadora y criminal.

Y a todo, como el oso perezoso, Marco responde que no pasa nada.

Les bastaron dos años y medio a Marco Estrada para joder a Las Choapas. Él sí se levanta pensando como darle en la madre a los choapenses. Y lo logra.

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