​Lléguele de volada. Llene su tanque. Hágalo mientras pueda, mientras otros cientos de automovilistas realizan el llenado de su tanque antes que entre en vigor el nuevo gasolinazo.

¿Y acaso sirve de mucho?

Pos me cai que no. Porque en menos de una semana, si acaso, la gran compra de combustible se habrá esfumado.

Lo mejor sería, se los juro, jubilar el carro y ser feliz.

Ya pasó lo de los XV años de Rubí, un inche y uto distractor. Ahora el asunto es el incremento al precio de las gasolinas, que, la verdá, está de locos porque no es uno por cada tipo de combustible sino una amplia variedad, según regiones y zonas económica en México.

En Veracruz hay, si no me equivoco, 10 regiones. A nosotros nos corresponde la región “Pajaritos”, la número 47, donde el costo de las gasolinas se divide así: Magna, 15.40 pesos por litro; Premium, 17.18, y Diesel, 16.48 pesos.

En esa región están englobados San Juan Evangelista, Oluta, Jáltipan, Las Choapas, Agua Dulce, Oteapan, Coatzacoalcos, Cosoleacaque, Ixhuatlán del Sureste, Moloacán y Nanchital de Lázaro Cárdenas del Río.

Quién sabe qué madres se les metió a los que armaron este chou pero ubicaron la “Zona de Distribución Sur”, la número 83, que se ubica en los estados de Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Tabasco, donde las gasolinas cuestan más: la Magna, 16.10 pesos por litro; Premium, 17.87, y Diesel, 17.17 pesos.

Los municipios veracruzanos que forman parte de la zona 83 son: Cosautlán de Carvajal, Alto Lucero de Gutiérrez Barrios, El Higo, Huatusco, Huayacocotla, Hueyapan De Ocampo, Ignacio de la Llave, Isla, Ixhuatlán de Madero, Jesús Carranza, Juan Rodríguez Clara, Lerdo de Tejada, Misantla, Naranjos Amatlán, Omealca, Paso del Macho, Catemaco, Chalcatongo de Hidalgo, Chalma, Chicomuselo, Chicontepec, Chilón, Chontla, Colipa, Platón Sánchez, Playa Vicente, San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Soconusco, Tamalín, Tlacotalpan, Tantoyuca, Tempoal, Tlapacoyan, Totutla, Vega de Alatorre, Zentla, Angel R. Cabada y Apazapan.

En pocas palabras, los partieron. Ahí si que llenar el tanque de gasolina les va a costar uno y la mitad del otro.

Ante esto, las reacciones son airadas. La gente se la refresca a Peña Miento y su gabinete. Le recuerdan sus promesas de campaña y lo que argumentaban cuando andaban impulsando la reforma energética. Nos decían que aquello de los gasolinazos mensuales pasaría a la historia.

En campaña, el copetón usó el asunto de los gasolinazos para joder a Felipe Calderón. Le achacaba que con el incremento mensual al precio de las gasolinas generaba mayor carestía y que los pobres cada vez estuvieran pior.

Después, cuando inició su gobierno, Peña Miento echó a andar las reformas estructurales y entre ellas la energética. Apoyado por el PRI, PAN y PRD, logró los cambios constitucionales y la creación de leyes que permiten que Pemex se asocie con particulares para explorar y explotar yacimientos de petróleo, para que los particulares puedan comercializar lo que se logre extraer del subsuelo en tierra y mar, para que los particulares puedan ingresar al mercado gasolinero sin ser franquicitarios.

Y ahí es donde muchos se explican por qué el desmadre de los precios de la gasolina en diversas regiones del país, que entre otras cosas implica un disparo cañón en lo que habrá de pagarse por litro y la casi seguridad de que en unos meses más se volverá  reajustar.

Según Peña Miento, Felipe Calderón lo hizo muy mal. No creo. Las cifras son claras. En los últimos tres años del gobierno panista los incrementos fueron así: Magna aumentó 2.84 pesos por litro; Premium únicamente 62 centavos, y el Diesel 2.84 pesos.

En cambio, en los cuatro años que lleva Peña Miento, sus números lo exhiben: Magna aumentó 5.18 pesos por litro; Premium, 6.42, y diesel de 6.15 pesos.

Apenas inicie el año 2017 las consecuencias las pagaremos todos. El transporte se disparará. Todo el comercio, al ver incrementados sus costos, provocará que los productos comerciales aumenten. Será una espiral inflacionaria que impactará en el poder de la moneda. Habrá mayor carestía y los salarios alcanzarán para menos.

Dan risa los voceros del gobierno instando a la gente a no realizar compras de pánico. Pareciera que la intención es justamente lo contrario. Al ver que la gasolina aumentará de precio, muchos ya fueron a llenar su tanque de combustible y otros lo harán la tarde y noche del 31 de diciembre. Al día siguiente estarán felices. Por dentro dirán que ya chingaron al gobierno. 

Sí, cómo no, y días después, cuando el tanque de gasolina se haya vaciado, a comprar al precio que el gobierno ha establecido.

Uno se pregunta si no sería mejor, como muchos sugieren, dejar el carro sólo para lo necesario, o de plano no usarlo. O establecer una huelga de compra de gasolina. Ese sería un impacto que golpearía el gobierno porque queriendo ganar más, terminaría perdiendo.

Y no faltará quien decida dejar de usar el vehículo, jubilarlo y vivir felices.