​Con ese ejemplo, el de las rencillas y los corajes, ni cómo decirle a los aguadulceños —o hidrómilos— que sus gobernantes son lo mejor. Dejan el 2016 peleando y reciben el 2017 a la greña.

Nomás hay que verlos en el último día del año que se fue. Unos con el alcalde y otros con los trabajadores. No cierto. El alcalde por su lado y la mayoría de los ediles en su onda.

O sea que si hay un lugar para el desmadre político ese es Agua Dulce, municipio del sur de Veracruz donde hacen su nido las olas del mar.

Ya sabemos que en el edificio que llaman palacio municipal, que de palacio no tiene ni jota, no se gobierna, se intriga. También se le mete la mano al cajón. También se ayuda a los cuates. También se usan los recursos municipales para intereses personales.

Si acaso se les ocurre, se acuerdan que el ayuntamiento debe servir a la ciudadanía. Debiera ser al revés, pero primero lo suyo y luego el pueblo.

Les decía que terminaron con sus broncas los ediles de Agua Dulce. Y con una inche nimiedad que para algunos será de risa y para otros de indignación.

La ruptura política, como dice mi reportera favorita, Violeta Pacheco, es el inicio de lo que viene para 2017. Se percibía el pleito desde mediados de 2016 pero ahora sí ya cada quien jala agua pa’ su molino y eso seguro que va a repercutir entre la sociedad de Agua Dulce.

La crónica refiere que el pleito entre Daniel Martínez Hernández y los ediles quedó a la vista por el brindis de fin de año. 

En la planta del palacio que no parece palacio, donde despachan el síndico y cinco regidores, se armó el festejo. Hubo coperacha con los trabajadores, cada uno con 150 pesos, se compró lo que ya saben, refrescos y sidra, algo que comer y a convivir.

Bien por ellos que no dejaron pasar el momento, que no es cualquier día pos termina un ciclo, comienza otro y renuevan los votos para que a todos nos vaya de 10.

Lo que extrañó fue no ver a Daniel el Travieso. Dicen que desde el día anterior le avisaron. Así lo cuenta también Violeta Pacheco. Pero el alcalde no se dignó ir.

Lo esperaron un rato, como es propio de la gente educada. Contaron chistes mientras Daniel Martínez se aparecía por el lugar. Pero el señor no acudió.

A las 12 del día, el síndico Antonio de la Cruz Balcázar pronunció unas palabras. Ya saben, las de cajón. Que si fue un año así o así, que si el que viene promete ser bueno y que todos están para echarse la mano, ayudarse, cumplir con sus planes, con sus proyectos.

Luego realizaron el brindis y le entraron a la comida. No faltó la plática entre amigos, el cotorreo, los chistes de ocasión, el chisme de pasillo, lo que es común en esos festejos.

Se dieron cuenta que al mismo tiempo, pero a puerta cerrada, se realizaba otro evento. Era Daniel Martínez con su gente. En la oficina del Cabildo, el alcalde estaba reunido con personal de Tesorería y Obras Públicas.

Claro que aquello no era igual. Mientras los ediles convivían con el personal mediante una coperacha, con un festejo de lo más sencillo, Daniel el Travieso lo hacía a todo lujo.

Su flota disfrutaba de finas bebidas, sabrosos platillos y postres de lo mejor. Lo peor es que todos coincidían en que eso se había pagado con recursos municipales.

Según las fotos que se filtraron, con el alcalde el fiestón estuvo en grande. Todos traían cara de alegría, todos reían, todos se sentían elegidos.

No, pos eso sí calienta. Los ediles se pusieron enchilados y comentaron que Daniel Martínez es el responsable del divisionismo, que favorece a un sector del ayuntamiento, donde ve saciados sus intereses, los que le autorizan las obras y el billete.

El pleito viene desde hace medio año. Los regidores dejaron de ser sus damas de compañía y eso se refleja en el santo desmadre que hay en el ayuntamiento.

La ruptura ya no es chisme de banqueta. Ahí están las evidencias. Y es una mala lectura política si tomamos en cuenta que en cosa de seis meses habrá elección municipal. Daniel Martínez tendrá que buscar quién le puede tapar las transas o que enfrente a la justicia.

Si el nuevo gobierno de Veracruz, a través del Órgano de Fiscalización Superior o del Congreso estatal, le rascan tantito, van a encontrar pus de a madres. O sea, contratos amañados, violando la normatividad, destinando recursos para el combate a la pobreza, por ejemplo, en un bulevar.

Que no joda Daniel. Se trataba de soltar el contrato y le valió un pito violar la ley. Habrá que ver a quién se lo otorgó, de a cuanto el pecado y a cuántos más embarró. ¿O no ex diputado Garrido?

Así inician el 2017: peleados y con ganas de desgreñarse.

Salve, oh Daniel, serás alimento de los leones.