A todos nos duele el gasolinazo, pero, la verdad, hay quienes ya pasaron de las palabras a los hechos, protestan en las gasolineras, se roban la gasolina y les aflora lo violento.

La noche del martes 3, en Villa Allende, municipio de Coatza, se armó el desmadre. La gente fue a la gasolinera de la calle Zamora y comenzó a disponer del combustible. Eso, por si no se habían dado cuenta, es robo. Y peor, es delito federal.

Después se cambiaron de nombre. Se pusieron pendejos. A los periodistas que se acercaron les dijeron que no tomaran fotos ni grabaran video. Y a uno que intentó hacerlo con su teléfono celular se lo arrebataron y lo amenazaron. Eso también es delito.

Ahí es donde algo comienza a dar mala espina. También ​que la gente se enchile por el alza en el precio de la gasolina y más porque el incremento es del 20 por ciento, pero de ahí a que se hagan justicia por propia mano, presagia una bronca mayor.

Lo que relatan los chicos de la prensa es como para un documental sociológico. La gente que se congregó en la gasolinera hacía cola para llenar sus vehículos y recipientes como si aquello fuera algo legal. Todos en fila para perpetrar el robo.

Las fotos muestran el hecho y nos revelan que el foco de conflicto existe, que se lo debemos a Peña Miento, que la gente se enchiló de a de veras y que no faltó alguien que los condujo a cometer un ilícito.

Los filósofos dicen que ningún reclamo social puede partir de la ilegalidad. Los que dañan a los pueblos violan la ley, pero los que se quejan y los denuncian no pueden hacerlo violando la ley.

Los juristas lo explican de otra forma pero en esencia es igual. Si un delincuente es detenido violando sus derechos, se atropella el debido proceso y la ley lo favorece.

Eso es lo que, palabras más, palabras menos, ocurrió en Villa Allende. La gente ejerció su derecho a la protesta pero terminó cometiendo un delito.

Ahora bien, lo de menos es que la gente se haya descontrolado, pero alguien, por su actuar, fraguó todo.

El que instigó a la masa a robar el combustible es alguien o un grupo que sabía que no debía revelarse su identidad. Por eso la cerrazón con los medios de comunicación, la amenaza a quien tomara fotografías, la sanjuaneada que le dieron a un reportero.

La turba es una figura social, peor también se tipifica como delito. Wow, recuerdo mis días en la facultad de leyes, luego de pasar por el seminario mayor.

La turba, según su definición,  es un conjunto de personas que en forma desordenada genera confusión y caos. La turba es una especie dentro de los conglomerados sociales, o sea dentro de los agrupamientos, donde las personas tienen una interacción mínima. 

En la turba si bien los que participan en ella se conocen muy poco, existen líderes que incitan a la masa a actuar, y por ello suelen ser además de desorganizadas, violentas. El tiempo de duración es breve pero pueden causar severos daños. 

Y en unas frases se puede ejemplificar: “Una turba enardecida colmó las calles del pueblo enojados por los altos impuestos que pretenden cobrarles”. “La derrota en el partido de fútbol, originó que a la salida, una turba de hinchas del equipo perdedor, pretendiera lastimar al árbitro”.

¿Se parece a lo que ocurrió en Villa Allende? Por supuesto. Y alguien, quizá un líder que fraguó todo o un líder improvisado que vio el momento, prendió a los demás y todos robaron la gasolina.

En otras partes el país ocurre lo mismo. La irritación popular es incontenible. Los medios de comunicación están reflejando la oleada de rechazo al gasolinazo y el repudio a Peña Miento.

Asombra que el secretario de Hacienda, José Antonio Mea-de, diga que no pasa nada, que no es consecuencia de la reforma energética, que no tendrá repercusiones económicas porque no provocará inflación y que están soñando los que piensan que el gobierno dará marcha atrás.

Hasta los medios de comunicación más entreguistas dan cuenta del repudio social. Nadie imaginó que el gasolinazo del 20 por ciento desataría una reacción tan radical.

Los que tienen auto trinan; los que no lo tienen también porque saben que el transporte de mercancías subirá sus costos y todo el mercado incrementará sus precios.

La noche del martes se observó la reacción de un grupo de habitantes que decidieron protestar y terminaron robando combustible. No digo que esté bien pero es entendible. También es evidente que alguien los azuzó y luego se cuidó de ser identificado.

México, por si Peña Miento y Mea-de no lo saben, comienza a incendiarse. Y todavía le echan gasolina al fuego.

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