Sólo en la cabeza del alcalde Marco César Theurel Cotero pudo anidar la idea de otorgarle la comisión de Seguridad Pública Municipal al regidor priísta de Coatzacoalcos, Federico Lagunes Peña, un destacado transgresor de la ley.

 

Lagunes Peña es todo, menos un ciudadano honorable. Lo distingue su conducta arbitraria, una lengua viperina, la prepotencia y el abuso. Su fama es tan digna como la de cualquier reo del reclusorio o como la que suele marcar la vida de los personajes del bajo mundo.

 

Cuando era periodista, albergado por un mentor a su medida, José Pablo Robles Martínez, dueño de Diario del Istmo e Imagen de Veracruz, no había día que Federico Lagunes no escandalizara en la vía pública. De los tugurios, tirado de borracho, bañado en sus hedores, solía telefonear a funcionarios del Ayuntamiento de Coatzacoalcos a quienes obligaba a pagar cuentas de decenas de miles de pesos, sin que hubiera quien se negara a cumplirle el etílico capricho amparado en ese entonces en su compadrazgo con el alcalde Marcelo Montiel Montiel, a quien a cambio categorizaba como “el mejor presidente municipal de la historia de Veracruz”.

 

Un día, según cuentan los meseros que le soportaban sus excesos, tuvo que intervenir la policía municipal, pues el afamado Federico Lagunes, presa de los efectos del alcohol, se despojó de su ropa en la vía pública.

 

Su historial como “periodista” —su columna es un compendio de frases comunes, evidente carencia de ideas y patética ausencia de léxico— exhibe la saña y la insidia con que se refería a los enemigos políticos de sus patrones y mecenas políticos, entre ellos Robles Martínez, el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, y el empresario frutero, Jesús Antonio Macías Yasegey, suegro incómodo del gobernador, Javier Duarte de Ochoa, los tres últimos, sus nuevos amos.

Federico Lagunes es, pues, un pintoresco personaje, emergido de la escoria del periodismo y de las mazmorras de la política. Gracias a ello agrede a cualquiera, sin reparar en las consecuencias legales de sus actos, pues sus limitaciones no le permiten distinguir las fronteras entre lo legal de lo ilegal.

Un día, por ejemplo, hizo víctima de sus ataques al líder del sector popular del PRI local y ex regidor municipal, Francisco Mata Aguilar. Este le envió una carta de respuesta donde lo hizo añicos y remató definiendo a señor Lagunes como “pedazo de junto al rabo”. Desde entonces Federico Lagunes, quien se autodefine como un perro rottweiler, se deshacía en elogios para el profesor Mata.

Años después, en 2007, cuando rompió lanzas contra Marcelo Montiel al iniciar éste un operativo para regresar a la alcaldía de Coatzacoalcos y complicarle el panorama político al entonces alcalde Iván Hillman Chapoy, yerno de Robles Martínez, la osadía de Federico Lagunes Peña fue aún mayor y de consecuencias legales graves.

La mañana del 30 de mayo, a eso de las 8:04 horas, se apostó frente al domicilio de Marcelo Montiel. Sin descender de su auto, un Dodge Caliber color negro, estiró el brazo y exhibió un arma, empuñada en dirección a la casa del ex alcalde de Coatzacoalcos. Varias veces hizo el intento de disparar pero el arma se encasquilló.

Observado por una empleada de limpia pública, vecinos que acudían a dejar a sus hijos a la escuela y personal allegado a Marcelo Montiel, Federico Lagunes pasó frente al domicilio en diversas ocasiones en actitud retadora. En una de ellas detuvo la marcha del automóvil y se quedó dormido con la ventana del vehículo abajo. Algunos fotógrafos de prensa lo captaron empuñando el arma, sin inmutarse. Después reanudó. Se detuvo de nuevo y descendió del vehículo a orinar en el camellón de la avenida Lázaro Cárdenas, según consta en diez fotografías que se captaron de ese escandaloso hecho, difundidas por la página en internet: www.semanariocontacto.com y que aún pueden consultarse.

Minutos después se le vio en dos restaurantes, uno de los La Barra de Tuxpan, y el otro El Sambornsito, frente al parque Independencia. Pidió algo de tomar y colocó la pistola sobre la mesa. Al ver esto, uno de los comensales llamó a la policía municipal. Lagunes Peña amagó con disparar. Minutos después, tras un forcejeo, tirado en la banqueta, sometido por los uniformados, Federico Lagunes fue subido a una patrulla y conducido a la cárcel preventiva en el ex reclusorio de Palma Sola.

Sin embargo, en el trayecto, el comandante del grupo, Antonio Villegas Pulido, dio aviso al director de Seguridad Pública Municipal, Raúl Vasconcelos Rebolledo, y éste se comunicó con el alcalde Iván Hillman Chapoy, quien lo instruyó para dejarlo libre.

Federico Lagunes incurrió en ese entonces en cuatro delitos: homicidio en grado de tentativa, escandalizar en la vía pública, portación ilegal de arma de fuego y resistencia de particulares a la autoridad.

Iván Hillman, por su parte, incurrió en complicidad. Por lo menos debió enterar al Ejército Mexicano y consignar el arma para determinar su procedencia.

Sobran anécdotas que describen la personalidad arbitraria y prepotente del regidor fidelista Federico Lagunes Peña, un bebedor de tiempo completo, carrera larga y de violenta personalidad.

Sobran escritos bajo su firma que denotan amenazas a los enemigos políticos de sus patrones, e incluso a la ex nuera de uno de los miembros del Clan de la Succión, amagada por reclamar y exigir que le devolvieran a sus hijas.

Con todo y eso, Marcos Theurel le allegó la Comisión de Seguridad Pública Municipal.

¡Cuánto desprecio por Coatzacoalcos trasluce el alcalde!

 
Archivo muerto
 
¿Quién es esa funcionaria municipal que cada mes colocaba en las manos de su tesorero municipal 200 mil pesos, obviamente de procedencia ilícita, sin factura o comprobante, producto de cobros oscuros, mordidas o servicios no prestados al Ayuntamiento? En el último mes de gestión únicamente pudo trasladarle al tesorero 100 mil pesos. Una pista: va a repetir en el cargo… José Ribón Zárate, quien aspirara a ser candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos, finalmente será director de Atención Ciudadana en la Secretaría de Obras Públicas y Desarrollo Urbano. Ribón Zárate militó antiguamente en el equipo de Gonzalo Guízar Valladares; luego caminó sin tutela política y se insertó en la lucha por la candidatura priísta a la presidencia municipal de este puerto. Gracias a ello, y tras declinar a favor de Marcos Theurel, logró ser insertado en la planilla del PRI aunque como candidato a regidor octavo, lo que lo excluyó de cualquier posibilidad de formar parte del nuevo cabildo. Se le ofreció un cargo de dirección que hasta este martes 11 logró cristalizar… No tiene para cuando terminar la crisis en el PRI de Coatzacoalcos. Juan de Dios Sánchez Abreu, magazo que desapareciera despensas, camisetas, gorras y todo tipo de propaganda de su candidato a la alcaldía, Marco César Theurel Cotero, dejó la presidencia del comité municipal y pasa a ocupar la Secretaría de Organización del PRI estatal donde, por supuesto, será el don nadie de siempre, organizador de eventos sin importancia, comparsa priísta en el año electoral sabático. Cubre su lugar el secretario general, Vicente Ramón Uscanga, líder del sindicato ferrocarrilero, regidor tercero suplente en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Desde que se determinó la renuncia de Sánchez Abreu, han surgido nombres diversos para ocupar la presidencia del comité municipal priísta, entre ellos el del ex secretario de gobierno municipal, Víctor Rodríguez Gallegos; el ex regidor Pedro Calacich Cordero; el líder de la Sección 11 del sindicato petrolero, Ramón Hernández Toledo, y el actual delegado regional de la Secretaría de Educación en Veracruz, Alfonso Morales Bustamante. Ahora se suma a la lista el secretario general del sindicato de trabajadores electricistas, Víctor Andrade, presuntamente allegado al alcalde Marcos Theurel. Hay, sin embargo, priístas que cuestionan que Andrade tenga una marcada inclinación a la corriente liderada por el ex alcalde Iván Hillman Chapoy y por ex candidato panista a la presidencia municipal de Coatzacoalcos, Gonzalo Guízar Valladares. Ambos son enemigos a muerte de Theurel…
 
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