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Mussio Cárdenas Arellano

Informe Rojo

Theurel boicoteó a Yunes Landa en Olmeca TV

14/03/2011 11:28 p.m.

* Theurel y Chagra, denunciados por obras irregulares  * Yunes Landa, a la presidencia del PRI en Veracruz  * El liderazgo lo tiene Javier Duarte, dice  * Paga Fidel la factura a Beltrones * El lado cómico de Héctor Yunes.

Metafóricamente, el gobernador Javier Duarte de Ochoa anda como el perro que se mordió la cola: destapó la cloaca de las obras públicas que implican un daño al erario por casi mil millones de pesos e involucró a funcionarios del régimen fidelista, incluido él mismo cuando cobraba como secretario de Finanzas de Veracruz.

No se sabe que le pasa por la mente al doctor Duarte. Tira lodo a discreción a sabiendas que todo acto de corrupción que logre acreditarse y, sobre todo, encausarse penalmente, tendrá efectos letales para el gobierno de su antecesor y padrino, Fidel Herrera Beltrán, el capo de la fidelidad, sobre quien existían diversas imputaciones de que la obra pública, principalmente la de orden carretero, había servido para confeccionar fortunas malhabidas y un cuantioso daño a las finanzas de Veracruz.

Duarte envió primero al secretario de Comunicaciones, José Guillermo Herrera Mendoza, a revelar que 900 millones de pesos fueron pagados ilegalmente a constructores en el sexenio fiel; que algunas de esas obras carecían de fianzas o que fueron soportadas con documentación irregular. Días después, la prensa difundió un documento en el que se detallaba la mecánica del fraude, incluidas las obras asignadas sin contrato o pagadas sin presupuesto; no realizadas pero sí pagadas o carentes de calidad.

Era obvio que el doctor Duarte de Ochoa no pretendía que su público, sus gobernados, fueran a suponer que alguien con toda la mala leche del mundo, tenía el propósito de perjudicar a don Fidel. Así fue como el gobernador citó a la prensa y confirmó los actos de corrupción hallados por sus sabuesos institucionales. Habló incluso que el daño podría superar los mil millones de pesos.

Como era previsible, el dardo lanzado por el gobernador de Veracruz dio en la humanidad del alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero, y del mismo titular de Comunicaciones, José Guillermo Herrera Mendoza, responsables ambos de las obras de carácter carretero. No se ha dicho, sin embargo, que el gran gurú de la construcción de carreteras y de obras urbanas fue el hoy síndico de Coatzacoalcos, Roberto Martín Chagra Nacif, entonces favorito, junto con sus hermanos Milene y José Antonio —más ella que ellos—, del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.

Duarte tiene una auténtica papa caliente en las manos. Theurel y Chagra son protegidos y quizá cómplices de Fidel Herrera. Sobre ellos pesan denuncias públicas y cuando menos una de carácter penal, interpuesta por la empresa Limpotrec Nacional, S.A. de C.V., por negarse a pagar la obra contratada, pero que no pudo ser ratificada al cerrarse la Fiscalía Especializada en Delitos Cometidos por Servidores Públicos a recibir la denuncia y obligando a remitirla al Ministerio Público, donde también se ha conculcado el derecho del afectado a que s ele haga justicia.

Ya se sabe que Theurel y Chagra eran, más que funcionarios, operadores de Fidel Herrera en el trafique de contratos de obra. También se sabe que el doctor Duarte era el pagador de las obras a sabiendas que muchas de ellas eran la más viva expresión de la ilegalidad. O sea, Duarte ha convertido su cuestionable combate a la corrupción en la metáfora del perro que a tanto insistir terminó mordiéndose la cola.

Día a día se multiplican las voces que reclaman que la cruzada encabezada por el delfín del fidelato no sea un teatro mal montado para simular un deslinde con el sultán de la costa. Diputados como Armando Méndez de la Luz y Oscar Lara piden llamar a cuentas a Theurel y que explique cómo asignó contratos de obra fuera de la ley. Theurel dice que está dispuesto a comparecer ante el Congreso de Veracruz para explicar su grado de santidad, aunque de lo que se trata es de que comparezca ante el Ministerio Público o que amparado por el fuero constitucional, responda a un cuestionario que demuestre que no se manchó las manos.

Sea como sea, el gobernador Duarte convirtió a Theurel —y más adelante lo hará con Chagra— en sospechoso de actos de corrupción, pero se implicó a sí mismo, por ser quien pagó las obras, en el escándalo que atrapa al régimen de la fidelidad por haber malversado casi mil millones de pesos.

Hay, sin embargo, otras inconsistencias en el doctor Duarte. Hará unas semanas, había expresado que la cuenta pública 2009 había sido aprobada por el Congreso de Veracruz sin resultarle responsabilidad al gobierno fiel. Ahora acusa actos de corrupción, en un escenario nebuloso donde únicamente se identifica a tres empresas, señaladas incluso por sus nombres, aunque se mantiene el sigilo sobre otras once, ocultando también cuáles son esas 156 obras pagadas ilegalmente.

Quedan múltiples cabos sueltos y, sobre todo, la sospecha de que no se llegará al fondo del caso.

No obstante, Javier Duarte activó un escándalo que difícilmente podrá parar.

Archivo muerto

No se sabía que Héctor Yunes Landa manejara con destreza el humorismo político. Eso de decir que él asume la presidencia del PRI en Veracruz, pero que el liderazgo lo ejerce el gobernador Javier Duarte de Ochoa, es una broma colosal. Duarte es un accidente de la política, provocado por el desenfreno de poder del ex Fidel Herrera Beltrán, sembrado como candidato, no cosechado, menos cultivado por los priístas. Yunes Landa, lengua de crótalo, burla en los labios, deliberadamente meloso, dijo: “quiero que sepa señor gobernador que tengo perfectamente claro que no me confundo, que no me hago bolas y que hoy asumo sólo la responsabilidad de la operación política del comité directivo estatal, pero que el liderazgo del partido, ese solo lo ejerce usted”. Contuvieron los priístas la risa, festinaron la ironía. Nunca un ciego ha podido pastorear un rebaño. Así es la condición del gobernador gordobés. Detentando el poder, en realidad no tiene nada. La conducción del PRI se halla en sus líderes, no los de la burocracia interna, sino en los patriarcas de las corrientes priístas, los que pactan y traban acuerdos; los que suscriben facturas y pagan favores; los que cobran la presidencia del PRI estatal a cambio de respaldar a un candidato repudiado, como lo fue Javier Duarte, y convertirlo en gobernador.  Implícitamente, también, Yunes Landa le imputó al gordito gobernador la responsabilidad de lo que haga o deje de hacer el PRI. Héctor Yunes sólo será el encargado de la operatividad; Duarte tendrá el liderazgo. A ver quién se los cree… Héctor Yunes Landa cobró ya la factura pendiente por no congelar la candidatura de Javier Duarte de Ochoa al gobierno de Veracruz, en 2010. Asumió la presidencia del comité directivo estatal del PRI este domingo 13, e inició tácitamente su proyecto hacia la senaduría en 2012. Será esa su plataforma para remontar lo adverso, restañar heridas, allegarse adeptos, negociar espacios y medir fuerzas con otras corrientes del priísmo. No logra la presidencia del PRI en Veracruz de manera fortuita. Lo hace con el apoyo de su amigo y referente nacional, el senador Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien tiene en Yunes Landa, líder de la poderosísima organización Alianza Generacional, un enclave para ser candidato a la presidencia de México. Javier Duarte, y por supuesto su guía y padrino, Fidel Herrera Beltrán, cubren su deuda política con el sonorense, mandamás del Senado de la República, con quien se pactó el retiro de Yunes Landa de la contienda interna para favorecer al Nini Duarte —ni parecía candidato ni parece gobernador—, a cambio de entregar la presidencia del PRI veracruzano y lo que ha de venir. Hay fiesta en la casa de los yuneslandistas. No es para menos. Ya se ve a Héctor, el de Soledad, en el Senado… ¿Qué dirá ahora el alcalde de Coatzacoalcos, Marco César Theurel Cotero, quien decretó un boicot feroz en Olmeca TV, su televisora de cable local, contra Héctor Yunes Landa cuando éste pretendía ser candidato del PRI al gobierno de Veracruz? Marcos Theurel fue intransigente, empecinado, al negarle espacios pagados al hoy presidente del PRI estatal. “Ni una entrevista a Yunes Landa en Olmeca TV”, ordenó Theurel, fanatizado por la fidelidad. Ordenó también la cancelación de un contrato para difundir información sobre Yunes Landa, pactado incluso con su referente municipal, Rafael de Hombre López. ¿Qué pasará por su mente ahora que Héctor Yunes Landa es presidente del PRI en Veracruz?... 

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