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Mussio Cárdenas Arellano

Informe Rojo

Duarte, el dueño de Veracruz

06/04/2011 01:43 p.m.
* La aclaración de Vázquez Cabrera llegó 18 meses tarde  * Los apodos a sus compañeros de prensa y a sus mecenas  * El incendio en el basurero fue provocado  * Lo quieren para instalar una planta de basura  * Quieren que la contaminación continúe  * Gana Noriel agencia municipal  * Chagra cambiará sindicatura por diputación  * Miss Silicón trae proyecto para Coatza  * Cree en el poder de las curvas infladas
 
No se sabe qué es peor: si la intolerancia agravada del señor gobernador, Javier Duarte de Ochoa, o su proclividad a exhibir la vulnerabilidad de su gobierno, sus flancos débiles, sus miedos y temores políticos.

Hace una semana levantó polvo por el absurdo en que incurrió cuando “exigió” a la clase política, priístas y no priístas, que cuando hablen de Veracruz, hablen bien, de sus realidades, del mundo de sus sueños, del feudo de las ilusiones, de Duartelandia. Habló con aires de gran señor, molestia fingida, subido el tono, lanzando sentencias, ilusamente imaginando que alguien le ayudará a ocultar el Veracruz hecho añicos, quebrado, atrapado en sus rezagos, de la autoría del régimen de la fidelidad que, por cierto, fue el que parió al gobernador Duarte.

Suponer que por ser gobernador se tiene el derecho de amordazar a la clase política –y por añadidura a la sociedad— es vivir en la irrealidad absoluta, despreciar las libertades individuales, agraviar la vida democrática, asumir la tiranía como forma de gobierno.

Hoy, don Javier Duarte se reedita en su rol absolutista. Increpa al secretario de Trabajo del gobierno federal, Javier Lozano Barragán, por venir a Veracruz a realizar “turismo electoral”, no enterar a su majestad Delfín I y osar reunirse con actores políticos que habrán de ser activos del Partido Acción Nacional en las contiendas del próximo año.

Duarte es evidentemente torpe para matizar sus temores y aplacar sus rencores. Lo de menos es que Lozano haya venido a Veracruz. Lo que le inquieta es la reunión que sostuvo con el ex candidato a la gubernatura, Miguel Angel Yunes Linares, y con su hijo, el ex alcalde de Boca del Río, Miguel Angel Yunes Márquez. El secretario de Trabajo tuvo encuentros con otros panistas, pero no está ahí el foco de las preocupaciones del mandatario estatal.

Visceral, nada diestro para enfrentar y embestir a sus adversarios políticos, Javier Duarte, Delfín I, exhibe una indignación tan desproporcionada como injustificada. Carece de argumentos, elementos convincentes, palabras que avalen su indignación artificial.

“Me sorprende y me agravia —dijo el delfín—, como responsable del gobierno del estado, que autoridades federales, en un día hábil y sin ningún recato, estén haciendo proselitismo por un partido político a un año de las elecciones presidenciales”.

Existen serias dudas de cuánto sabe Javier Duarte de finanzas, dada la quiebra a la que llevó al gobierno de Veracruz, pero su capacidad para argumentar es aún peor. “¿Vino a título personal o a nombre del gobierno federal?”, se preguntó.

Y hay más:

“Esto sería una provocación al gobierno del estado y ustedes han sido testigos de la voluntad de construir puentes, de llevar una buena relación con las autoridades federales, pero funcionarios como él hacen que esa relación se rompa, provocan rispidez, tensión, provocan que lo que hemos podido construir se caiga”, remató.

Duarte muestra el miedo que le inspira Yunes Linares y el acuerpamiento que le prodigan secretarios de estado, no por iniciativa propia sino por estrategia de Los Pinos.

Ante el fenómeno Yunes, el gobernador de Veracruz se exhibe enano, disminuido, pusilánime. Actúa como si su virginidad política estuviera en vías de ser mancillada, la honra perdida y su tarea de complicidad con el proyecto fiel, fracturado.

No ha de entender que Veracruz es un estado libre, profundamente político, santuario de garantías constitucionales.

Veracruzanos o no, nada puede impedir que se hable de las carencias y rezagos, demandas sociales no atendidas, pobreza, educación de ínfimo nivel, desempleo, inseguridad y crimen organizado, salud a medias, playas contaminadas, caciquismo, fraude electoral, gobernadores impuestos pero sin solvencia moral. Nadie, ni el mismo Duarte, cabeza de las instituciones públicas, lo puede hacer.

Tampoco es dueño don Javier de los espacios físicos, el territorio veracruzano, la tierra de todos. Bajo el régimen de libertades, aquí pueden llegar panistas, priístas, perredistas y cualquier actor político y hablar y actuar dentro de los límites que la ley y el derecho le confieren, le guste o no, irrite o no al delfín del fidelato.

Don Javier asegura que le sorprende y le indigna la visita del secretario Lozano, y que su presencia en Veracruz es un acto de provocación. Desliza una amenaza, amaga con que lo que “hemos podido construir, se caiga”.

No tiene idea el gobernador Duarte de lo que significa los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Despierte. Veracruz no es de su propiedad.

 
Archivo muerto

Un año y medio se demoró el “periodista” Martín Vázquez Cabrera para aclarar que no es él el difamador de colegas, vía correos electrónicos y recientemente en Facebook. Desde septiembre de 2009 se soltó la lengua viperina de Martín Vázquez Cabrera, el de los e-mail, denostando a todos, reciclando bajezas, atacando sin argumentos, agraviando a periodistas y a familiares de periodistas, usando lo único que tiene en su ínfima moral: la descalificación y el ataque desde las sombras. El jueves 31, en conferencia de prensa, Martín Vázquez Cabrera, el “analista” del Yupie.com, dijo no ser el autor de las canalladas, del ataque a dos damas, una a la que describe como bruja, y otra a la que tilda de obesa. Se deslinda de lo que a su nombre aparece en Facebook y que es el punto sensible de sus temores y sus miedos: la utilización burlona del nombre del jefe de los Zetas en la plaza Coatzacoalcos, conocido con el apelativo de El Paquito. Nadie que lo conozca ha de meter las manos al fuego por Martín Vázquez Cabrera a riesgo de quemarse. No hace falta leer correos electrónicos o comentarios en Facebook para saber la manera soez como se expresa Martín Vázquez Cabrera de sus compañeros de profesión. Suele tildar a la ex aspirante a la presidencia de la Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos, Cecilia Bocanegra Cornelio, de obesa; a la actual lideresa de esa organización, Benita González Morales, de india patarrajada; al ex alcalde y antiguo mecenas suyo, Marcelo Montiel Montiel, de La Esmeralda y la Marcelona; a su financiador, el síndico Roberto Chagra Nacif, de Beto Coca; al regidor Federico Lagunes Peña, de perro, y así la avalancha de epítetos y adjetivos contra quien sea, sus frustraciones a flor de piel, su odio por la vida a la vista de cualquiera. Un año y medio, 18 meses, gozó y disfrutó Martín Vázquez Cabrera con el ataque sistemático a sus compañeros de profesión, hasta que en un comentario en Facebook apareció una mofa al jefe Zeta, usando su nombre para implicar a otros con el crimen organizado. Ha de temer que El Paquito, con justificada razón, se las cobre o cuando menos que le imponga marcaje personal. ¡Ah!, la conferencia de prensa del jueves 31 y la línea a seguir ese y otros días se la marcó el reportero Gerardo Enríquez Aburto, de Diario del Istmo, quien coincidentemente contendió por la presidencia de la Asociación (Política) de Periodistas de Coatzacoalcos y tuvo como contrincante a Cecilia Bocanegra Cornelio, una de las víctimas de los ataques de Martín Vázquez Cabrera, no el del Yupie.com sino el de Facebook. ¿Quién va a creer que uno y otro no son el mismo canalla?. Algo más, Vázquez Cabrera interpuso una denuncia ante el Ministerio Público del Fuero Común, concretamente ante el agente Juan Carlos Charleston Salinas, por usurpación de identidad, de la cual se dará parte a la autoridad federal para que sea canalizada al área de delitos cibernéticos. No es el primer caso. Hace un año, el 16 de febrero de 2010, ocho periodistas interpusimos una denuncia justamente por ser víctimas de los ataques difamatorios vía correo electrónico, perpetrados por un tal Martín Vázquez Cabrera, y en la cual a se acredita, entre otros delitos, cómo al autor de INFORME ROJO le suplantaron la identidad para implicar a Roberto Chagra y al propietario de Diario del Istmo, José Pablo Robles Martínez, con bandas del crimen organizado. Aclarar que Mussio Cárdenas Arellano nada tenía que ver con ese correo electrónico y denunciar públicamente la suplantación de identidad, me llevó diez minutos, no año y medio como ahora lo hace Vázquez Cabrera. Así consta en la denuncia de hechos interpuesta ante la Procuraduría General de la República, misma que se halla congelada desde entonces por razones más que explicables. En la próxima le seguimos, don Martín… Mano negra en el incendio del ex basurero municipal de Coatzacoalcos. Un informe extraoficial detalla que en los días previos al siniestro se encontraron restos de fogatas; se advirtió la presencia de pepenadores que allanaron el terreno en busca de objetos reciclables; existen testimonios sobre la irrupción de la lideresa de los pepenadores y su corte real en el predio, armados, como siempre, con machetes. Coincidentemente, días antes del incendio el síndico del Ayuntamiento de Coatzacoalcos, Roberto Chagra Nacif, había declarado a los medios de comunicación que se insistiría para lograr un acuerdo con la propietaria del terreno, Virginia Morales Arenas, a fin de que acepte rentarlo de nuevo al gobierno municipal, o sea que continúe siendo basurero a cielo abierto con todo lo que ello implica, con el nivel de contaminación que se ahí se genera, con el daño a la salud de quienes viven en su cercanía. Virginia Morales se muestra renuente a suscribir un nuevo contrato con el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. En el Ayuntamiento hay consigna de apoderarse del predio y usarlo de nuevo como basurero municipal. Una mente perversa ha ideado emplear métodos delincuenciales; invasiones, amenazas, presiones, incluido un incendio provocado. En el trasfondo hay algo más: la instalación de una planta transformadora de basura en el predio que por más de 20 años fue tiradero de desechos sólidos a cielo abierto. Dos personajes traen el negocio entre las manos; ambos tienen poder; ambos tienen su propia empresa, y se van a despedazar para concretar su proyecto. Luego le seguimos… Fracasó el grupo TUCONCHA (Todos Unidos Contra Noriel y Chagra). Ayer, el ex regidor, Noriel Prot Alvarez, ganó de calle la elección de agente municipal por más de 2 mil votos de diferencia sobre su más cercano contrincante. Se fortalece así el grupo Por un Veracruz Mejor, del síndico Roberto Chagra Nacif, su padrino. Se posiciona como el priísta con mayor capital para contender, en 2012, por la diputación federal en el distrito de Coatzacoalcos. ¿Se habrá percatado Beto Chagra que el triunfo de Noriel es, en sí, una trampa a largo plazo? En 2012 tendría que dejar de ser síndico municipal; competiría por la diputación federal y su única recompensa sería una derrota. De ahí que el ex alcalde Marcelo Montiel lo dejara pasar y terminara fortaleciendo al chagrista que ganó la elección: Noriel Prot Alvarez. Desde ahora Roberto Chagra, quiéralo o no, tiene perdida la sindicatura… ¿A qué dama, funcionaria en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, le acaban de clavar el mote de Miss Silicón? Plástica, pasada por el bisturí, ha hecho de sus nuevas formas un motor de dinero y ahora pretende convertirlo en poder político, iniciando por una regiduría. Si supiera que entre la fauna política las curvas artificiales sólo sirven para el desempanse. Mañana les cuento…
 
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