Las Choapas ha sido, tradicionalmente, tierra de crímenes y de actos de violencia demencial. Tres veces el pueblo, convertido en una turba, ha quemado el palacio municipal, saqueado el hogar de un cacique y se le ha arrancado la vida a un regidor en funciones, encubierta la mente asesina, agraviante la impunidad.

Fue refugio de sicarios, matarifes venidos de todo Veracruz, arrastrando cruces, que hallaron en sus áreas serranas espacio seguro para evadir la acción de la justicia y, eventualmente, enfrentar acciones policíacas que debían arrojar su captura y ser conducidos a los penales de la entidad.

Fue también Las Choapas la sede del poder sindical petrolero, encarnado en Onésimo Escobar Gómez, líder de la Sección 26, ya fallecido, que alcanzó la cúspide, fue alcalde, diputado local y un acaudalado personaje que combinaba la actitud patriarcal con el atropello total.

Hoy, Las Choapas está en manos de un minicacique auténticamente rural, rústico hasta para pensar, volado hasta para hilar tres palabras, reñido a muerte con la razón, que gobierna a tumbos y desgobierna con maestría. Así es Renato Tronco Gómez, la nueva calamidad de los choapenses.

Si algo distingue a Renato Tronco es su impudicia para atropellar al pueblo. Descarado, usa a su máscara social, la Unión de Ejidos 25 de Abril, como un ente acaparador de obras públicas, controlado y manejado por su hermano cómodo, marioneta de sus caprichos e instrumento de sus ambiciones.

Así ha hecho una fortuna, a la vista de todos, sin el menor recato. Ya gobernó Las Choapas entre 2005 y 2007 y uno de sus pasatiempos fue denostar y exhibir a Fidel Herrera, entonces gobernador, como una lacra política que impedía el desarrollo y el progreso. Bravucón, echador, no obstante tuvo su peor mancha en el crimen del regidor panista Alfredo Pérez Juárez, con quien mantenía una disputa abierta y pública, hasta ser señalado formalmente por la Procuraduría de Veracruz como el autor intelectual del asesinato.

Encubierto por el PAN, que impidió su desafuero, Renato Tronco burló a la justicia; llegó luego al Congreso de Veracruz y ahí se volvió tan amigo de Fidel Herrera —“mi mejor guerrero”, diría con sorna el ex— que regresó a la alcaldía, ya vestido de priísta, a implantar la segunda fase de su desgobierno, la anarquía como programa de acción.

Renato Tronco está hecho para las charreadas, para el jaripeo y para extirpar garrapatas, pero no para gobernar un pueblo. De su mano, Las Choapas patina en el fango; su presupuesto es botín de piratas; su obra social es programa clientelar en el proyecto personal del cacique.

Hay, sin embargo, otras preocupaciones que citar. Renato Tronco es sinónimo de intimidación y abuso. Gusta de amagar a sus enemigos; de embestir a sus rivales; de desoír a la población. Ventajoso como es, tiene por ello broncas mayores con el panismo, al que traicionó, y con el priísmo, al que sometió.

Tronco rivaliza, además, con el síndico Sergio Guzmán, a quien intenta restarle facultades que le otorga la Ley Orgánica del Municipio Libre; la representación jurídica del Ayuntamiento; la titularidad de la Comisión de Hacienda Municipal, donde se fiscaliza el manejo financiero.

Ha de querer Renato Tronco su propia Ley de Herodes, desaparecer al síndico, arrogarse facultades absolutas, disponer de los dineros sin rendición de cuentas. Quiere el camino limpio, todo para él.

Suerte perra la de Las Choapas. Olvidado y de nuevo en las manos del cacique.

 
Archivo muerto
 

Entre este miércoles 6 y el viernes 8, se oficializará el nombramiento de Miguel Angel Yunes Linares como nuevo titular del área de lucha contra el crimen organizado del gobierno federal. Presumiblemente será subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y desde ahí dirigirá acciones que implicarán a hombres de poder con círculos mafiosos. Sus allegados aseguran que Yunes Linares echará a correr a cinco personajes ilustres, entre gobernadores y ex gobernadores, que pactaron con el narcotráfico. La mayor zozobra se percibe entre los herederos de la fidelidad, que en Veracruz retuvieron la gubernatura a base de un megafraude con el que Javier Duarte fue impuesto como gobernador para cubrir las huellas de la corrupción y la sospechosa pasividad con el crimen organizado durante el régimen que encabezara Fidel Herrera Beltrán. Yunes Linares, entonces candidato del PAN al gobierno de Veracruz, fue la principal víctima del fraude fidelista. Hoy, sin embargo, arriba a una posición de gobierno que invierte la correlación de fuerzas. Va por los grandes capos, pero también por los hombres de poder que los han encubierto. Su nombramiento es cuestión de horas… Daniel Hernández León no será presidente del PRI en Coatzacoalcos. Lo planchó el líder estatal tricolor, Héctor Yunes Landa, al designarlo delegado del PRI en Boca del Río. Tendrá a su cargo la renovación de seccionales y del comité municipal priísta. Más allá de eso, Daniel Hernández logra reinsertarse en la grilla política y vencer las inercias del rechazo, tras vincularse al fallido proyecto de Rafael García Bringas, hoy diputado federal por Coatzacoalcos y quien aspirara a la alcaldía, en 2007. Daniel Hernández León fue estratega en esa campaña bajo las siglas del Partido Acción Nacional, y logró sacudir al PRI cuando un expediente que contenía una investigación ordenada por el ex tesorero ivanista, Mariano Moreno Canepa, evidenciando irregularidades administrativas y actos de corrupción, puso al candidato del PRI, Marcelo Montiel Montiel contra la pared. Aquella aventura terminó y Daniel Hernández León volvió al priísmo, respaldando a Iván Hillman en su estrepitosa debacle al pretender ser diputado federal por Coatzacoalcos en 2009; luego se integró al equipo de campaña de Javier Duarte de Ochoa, en la elección por la gubernatura de Veracruz, en 2010. Hoy, tras intentar ser líder del PRI en Coatzacoalcos, es llevado por el dirigente estatal, Héctor Yunes Landa, a Boca del Río, donde será delegado y operador de los cambios internos de su partido, bajo la tutela del alcalde, Salvador Manzur Díaz… Pleito en alta en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. No hay día que la regidora segunda, María del Carmen Kuasicha, no resiente las maledicencias de la directora de Educación, Patricia Peña Recio, cuya inutilidad administrativa es comentario obligado entre priístas y no priístas. Irrita al gremio magisterial que la neopolítica, cero a la izquierda institucional, no termine de digerir que la regiduría del sindicato de maestros haya sido para la profesora Kuasicha, quien acumula la experiencia de haber sido auxiliar del regidor en tiempos de Iván Hillman, José Luis Montoya Pumarino, amén del trabajo político desarrollado en la filas del SNTE. Mientras la regidora Kuasicha desarrolla la comisión de Educación, Patricia Peña parece un adorno en los pasillos del Ayuntamiento de Coatzacoalcos… ¿Quién es ese funcionario que ha inscrito en la nómina del Ayuntamiento de Coatzacoalcos a toda su parentela, a sus amigos y a los miembros de la iglesia de la que, asegura, pronto será “pastor”? De malas intenciones, el influyente priísta saca provecho personal con un salario para no menos de cinco familiares que no han reparado en adquirir estatus de “aviadores”. Su otra cuota de poder se expresa con el sueldo de feligreses de su iglesia protestante, cuyo beneficio se verá en las próximas elecciones federales, donde se podrá constatar cuánto ha crecido su capital político. Bonita manera de llegar a Dios… Otra vez Verónica Munier. “La Francesa”, como le llaman en la sierra de Soteapan, como le dicen en los círculos de gobierno, ofreció ayer una conferencia de prensa en Coatzacoalcos. Denunció el daño provocado a las regiones campesinas e indígenas con un supuesto desarrollo que realizan empresas transnacionales, que generar un grave daño ambiental. Citó como ejemplo el Plan Puebla Panamá y señaló que los proyectos de desarrollo deben partir de los pueblos, según sus necesidades y sus demandas sociales. Verónica Munier anunció que este 8 de abril, en Minatitlán, se realizará el VIII Foro de los Países de Mesoamérica, en el cual se presentarán una serie de ponencias sobre los problemas que el desarrollo impulsado por los gobiernos han provocado al desoír la voz de los pueblos… Siguen circulando en internet las imágenes de los ediles de Coatzacoalcos —alcalde, síndico y regidores— ataviados con esas playeritas multicolores con que se disfrazaron durante el Carnaval del Centenario 2011, definido por el presidente municipal Marco César Theurel Cotero como el carnaval de 100, sí pero de 100 transas. Con esos trapos su comparsa debió llamarse El Clan de la Puñalidad…
 
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