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Mussio Cárdenas Arellano

Informe Rojo

Theurel: contratos amañados

05/10/2011 01:56 p.m.
* La construcción del malecón de Coatza, negocio para los amigos  * Raudales, Haus y Desarrollo de Construcciones y Ecología, vinculadas al alcalde  * Reynaldo y los muertos de Boca del Río  * Renuncia en suspenso  * ¿Quién replegó al gobernador?  * Theurel rompe con el marcelismo  * Del caos a la ingobernabilidad  * Camarena será el nuevo jefe de Alumbrado Público

No se le da a Marco César Theurel Cotero la política, pero, en cambio, es un eficiente constructor de fortunas malhabidas, dispensador de negocios a costa del erario público, solapador de empresas de bajo nivel profesional y antecedentes nefastos.

Sus amigos y socios tienen en él a un baluarte del contrato fácil. Poderoso en lo que cabe, con recursos al alcance de su mano, el alcalde de Coatzacoalcos hace gala de su mayor destreza: la asignación de obras, así sea a compañías que en el pasado inmediato exhibieron pobreza técnica, transgresoras de la ley.

Seis contratos, por lo menos, dan cuenta del amiguismo con que el alcalde Marcos Theurel asignó la construcción de la séptima etapa del malecón costero, financiada con recursos federales.

Dos de ellos le fueron otorgados a la empresa Grupo Raudales, propiedad de Daniel Aguilar Avendaño, esposo de la coordinadora de asesores del alcalde Theurel, Samantha Palafox Barandiarán, conciencia y luz del edil, más poderosa aún que la primera dama, Guadalupe Félix Porras.

Bajo las denominaciones FORTAMUN-DF-001/11 y FORTAMUN-DF-002/11, Raudales se adjudicó la construcción de las etapas A y B, consistentes en 660 metros lineales de concreto. El importe de los contratos asciende a 15 millones de pesos.

Raudales fue, entre 2001 y 2004, cuando Marcelo Montiel Montiel encabezó el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, la empresa constructora favorita del régimen. Theurel, entonces director de Obras Públicas, tuvo manga ancha no sólo para otorgarle contratos sino para autorizarle obra extraordinaria y obra adicional, transgrediendo los porcentajes de ley, una forma sutil de inflar los montos originales contratados.
Haus, Desarrollo Inmobiliar
io, S.A. de C.V. obtuvo el contrato FORTAMUN-DF-003/11, para realizar el tramo C de la séptima etapa del malecón costero. Realizará obra sobre 320 metros lineales. Cobrará por ello 7.5 millones de pesos.

Haus es propiedad de Jenifer Parra Gutiérrez Zamora, hija del constructor José Antonio Parra Cortaza, a quien Marcos Theurel llenó de contratos cuando fue director de Obras del cuatrienio marcelista y luego como secretario de Comunicaciones de Veracruz, en el régimen fidelista. Sus malquerientes afirman que Tony Parra obtuvo contratos por más de mil millones de pesos, del gobierno estatal.

Hará año y medio, un grupo de protegidos de Tony Parra enfrentaron una acusación por falsificación de tapetes ecológicos de uso industrial. Allanadas las oficinas de la compañía, Ingeniería Ambiental y Procesos, S.A. de C.V., el personal cayó en manos de la Policía Federal Preventiva. El brazo derecho de Tony Parra, Brian Carlos López Mendoza, también enfrentó la acción de la justicia, pero salió bien librado al cabo de unas semanas. Hoy, es el director de Adquisiciones del Ayuntamiento de Coatzacoalcos por designación del alcalde Theurel.

A INDHECA Grupo Constructor, S.A. de C.V. se le asignaron las etapas D y E, con un monto de 14.5 millones de pesos, según los contratos FORTAMUN-DF-005/11 y FORTAMUN-DF-006/11. Tendrá a su cargo la construcción de 640 metros lineales de pavimento.

Desarrollo de Construcciones y Ecología, S.A. de C.V. es la joya de la corona. Theurel le asignó el tramo F, con una extensión de 300 metros lineales. Según el contrato FORTAMUN-DF-007/11, se le pagarán 7 millones de pesos.
Esa empresa es la máscara de la compañía Proyectos, Construcciones y Reparaciones, S.A. de C.V. (PROCORE), responsable de la quinta y sexta etapa del malecón costero, cuya ínfima calidad provocó protestas airadas. Opera bajo la tutela de Marco Antonio Anaya Huerta, encargado de la Dirección de Obras Públicas cuando en 2004 Marcos Theurel se lanzó sobre la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Coatzacoalcos, que finalmente perdió ante su acérrimo rival, Iván Hillman Chapoy.

PROCORE saltó al estrellato por un episodio
funesto. La tarde del 27 de septiembre de 2010, un remanente de la tormenta Matthew provocó que varios tramos de la sexta etapa del malecón, recién construidos, colapsaran. Losas fuera de lugar, desplomadas, quebradas; paredes de un canal a cielo abierto fracturadas, confirmaron la mediocridad de la empresa constructora. Y algo más: la sospecha de que escatimaron materiales, violando con ello la Ley de Obras Públicas.

Nada hizo entonces el Congreso de Veracruz ni el aún gobernador Fidel Herrera Beltrán. Propiciaron un evento de impunidad; solaparon la evidente corrupción.

Hay más, sin embargo. Marcos Theurel y Marco Anaya Huerta son un símil del dúo dinámico región 4. Anaya es accionista de Olmeca TV y el periódico Notisur, cuyos propietarios reales son el alcalde Theurel y los ex presidentes municipales Marcelo Montiel y Luis Rafael Anaya Mortera, este último tío de Marco Anaya. Hacia ambos medios se destinan mensualmente cientos de miles de pesos del erario, vía publicidad.

Operador de contratos, manager a modo, Marco Anaya fue también director de Infraestructura Complementaria en la Secretaría de Comunicaciones de Veracruz.
De pésimos resultados, se le recuerda por la asignación de contratos para el dragado del río Papaloapan, con un monto superior a 30 millones de pesos. No se sabe el destino de esos recursos o qué clase de trabajos ejecutaron, pero en 2010 el Papaloapan alcanzó su máximo nivel por las intensas lluvias, evidentemente por falta de dragado, e inundó miles de hectáreas. Afuera de las viviendas se veía a los pobladores llorar amargamente. Su patrimonio perdido, todo bajo el agua, maldecían entre sollozos y gritos de furia.

Theurel es, pues, incorregible. Evade la historia negra de los suyos, dispara millones y propicia negocios. Tiene en sus amigos y socios el mejor activo para hacer de la obra pública un emporio inagotable.
Así lo hizo en SECOM; así lo hace ahora.
 
Archivo muerto
 
Malquerido dentro y fuera del gobierno de Veracruz, Reynaldo Escobar Pérez no halla paz a su alma pendenciera. Mintió con desenfado, cínico, y tejió una historia infame de los muertos de Boca del Río, 35 infelices a quienes, en su mayoría, imputó el desprocurador, sin revelar identidad, antecedentes penales por lo que su ejecución, supuestamente a manos de otra banda, los Matazetas, a sus ojos sería justificable. Notiver, el periódico jarocho, exhibió, en cambio, la relación de muertos, con nombres y apellidos, que el gobierno de Veracruz mantiene oculta, casi todos sin nexos con las bandas del crimen organizado. Su renuncia —un cese tajante a don Rey, el jueves 29 de septiembre— habría sido la recomposición del régimen duartista, un bono para oxigenar la procuración de justicia y para acallar la embestida mediática, la crítica nacional y extranjera; la condena de todos. Pero no. Prefirió el gobernador Javier Duarte de Ochoa lanzar una señal oscura: con Reynaldo hasta la muerte, dígase lo que se diga, justificadas sus torpezas, sus mentiras y sus maniobras; la renuncia, a ningún precio. Pierde el gobernador de Veracruz la oportunidad de reivindicarse. Quiere a su lado al más insigne de los lastres de la fidelidad, el fracaso moral, el motor del descrédito. Fue ese jueves 29 un día extremadamente difícil para el gobernador Duarte. Tuvo la renuncia del desprocurador en sus manos. Arañaba una nueva dimensión política; el antes y el después de Fidel. Dispuso el relevo de Reynaldo. Su sucesor sería Jorge Uscanga Escobar, allegado a Enrique Peña Nieto, el próximo Presidente de México, gutierrezbarrista y algo mejor: enemigo del ex gobernador Herrera Beltrán. En un instante de lucidez,  Javier Duarte pudo cristalizar el rompimiento con el régimen de la fidelidad, truncar ataduras, despedir a uno de los fidelistas impuestos en su gobierno, pero no quiso o no pudo hacerlo. Vaciló, dudó y finalmente cedió. ¿Quién replegó al gobernador de Veracruz y por qué? ¿Qué argumento pesó para hacerlo recular? ¿Tuvo algún mensaje indirecto, pero implícito, el sexiescándalo protagonizado esa misma mañana por la alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales, atizado políticamente por sus enemigos, filtrados video y fotos en melosas escenas con su secretaria particular, Shariffe Osman Flores, antes de la cuadra del líder legislativo y fidelista, Jorge Carvallo Delfín? ¿Amagaron con exhibir en reality show casos similares que atrapan a funcionarios del círculo duartista? No se sabe. O mejor dicho, sólo Javier Duarte lo sabe. Sea como sea, optó el gobernador por continuar atrapado en su laberinto, reo del desprocurador Reynaldo, justiciero de la mentira, jurista de la maniobra, fiscal de la venganza. Vendrán, pues, otros escándalos, mezcla de ineficiencia con abuso de poder, el sello de don Reynaldo. Nada bueno para Veracruz…
 
Hace gala de su vida sin brújula Marcos Theurel. Aislado, como se sabe, camina con paso torpe en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, sin logros, sin rumbo. Con el tiempo encima, rompe ahora con el único grupo priísta —el marcelismo— capaz de salvarle la elección de 2012. Cercenó la cabeza de sus aliados, operadores suyos y del gobernador Javier Duarte en la campaña de 2010: Jesús Moreno González y Mario Malpica Medel, secretarios de Gobierno y de Desarrollo Social, y Rogelio Robaina Valdés, director del Centro de Rehabilitación del DIF. Antes lo había hecho con Marisol Wong Ramos, Manuel Ponce Ruz y Marcos Malpica Medel, directores de Egresos, Ingresos y Acción Social, y había congelado al director operativo del DIF, Miguel Antonio Wong Ramos, a quien le cesó a 20 colaboradores. Fanático de los conflictos, movido por la soberbia, el alcalde de Coatzacoalcos no paró ahí: cesó el viernes 30 de septiembre a Moreno Delgado y desató una crisis política, una más en su haber. El lunes 3, tras el cese de Jesús Moreno, 22 trabajadores renunciaron a la Secretaría de Gobierno en solidaridad con su jefe político. “No fuimos despedidos, sino que renunciamos”, dijeron al clarificar que la destitución de Moreno Delgado fue una decisión “que no tenía razón de ser”. Precisaron su desacuerdo con el alcalde Theurel. Tarde habría de reaccionar el presidente municipal de Coatzacoalcos. Horas después, a destiempo, dijo que no había tal renuncia, que los seguidores de Moreno Delgado serían dados de baja. Los encontró Theurel “culpables” de organizar marchas de protesta contra el Ayuntamiento, de atizar quejas de colonos, y de haber faltado a la lealtad. Mal actor, pésimo guionista, Marcos Theurel no tardaría en ser ridiculizado por el nuevo secretario de Gobierno, Roberto Salas Gutiérrez, impuesto por la suegra del edil y ex alcaldesa de Minatitlán, Guadalupe Porras David. “A los compañeros —dijo Roberto Salas a la prensa— que presentaron su renuncia, se las estamos recibiendo”. Fue renuncia, pues, no despido, como sostenía Theurel. Asoma una crisis mayor en el horizonte político del alcalde. Sin el marcelismo, el PRI tiene la elección federal perdida. Responsable político de cuanto ocurra, Marcos Theurel sueña con la derrota. En el regazo de sus enemigos, Theurel será destrozado, aniquilado políticamente. Inventa para sí una operación política de risa loca, la que le hará su suegra Guadalupe Porras, tácitamente echada, corrida de Minatitlán por su despotismo y el maltrato al priísmo, repudiada por la estela de corrupción dejada en su paso por el Ayuntamiento. Nada tiene Marcos Theurel para salvar la nave del PRI. Confrontado con el marcelismo, dejó manos sueltas a sus antiguos aliados para no operar o para operar en contra del PRI…
 
Reincidente en sus yerros, el alcalde de Coatzacoalcos, Marcos Theurel, tiene listo el relevo en el Departamento de Alumbrado Público. Se va Rodrigo Lagunas Cruz y llega al cargo Marco Antonio Camarena, actual director de Atención Ciudadana en la Secretaría de Obras Públicas. Prestamista irredento, no vive Camarena del salario sino de esquilmar a los trabajadores que suele cobrarles altos réditos por el dinero que pone en sus manos. Ese es su carnet de identidad. Se le ve cada quincena rasurando a los cautivos empleados de la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento, donde fue Subdirector de Operación y Mantenimiento. Por méritos, el cargo habría sido para Marcelino Toledo, un personaje comprometido con la causa, entregadísimo a su labor..
 
[email protected][email protected]: @mussiocardenas


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