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Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

El joven Javier Duarte de Ochoa

19/10/2011 10:42 a.m.
Con mi abrazo y solidaridad a Manuel Rosete Chávez por el fallecimiento de su madre la señora Gloria Chávez Aguilar.

En abril pasado, en Coatzacoalcos, al tomar protesta a nueva directiva de una agrupación de periodistas locales, la entonces directora general de Comunicación Social del Gobierno del Estado, Gina Domínguez Colío, señaló que “La libertad de expresión es un derecho, no es una concesión de un gobierno, es un derecho no solamente de los periodistas, sino de la sociedad, la cual todos los días se construye.” En esa ocasión, día 28 de ese mes, dijo que la crítica no es enemiga del desarrollo de Veracruz, sino que ésta permite enmendar los errores cuando se cometen, visión que, señaló, comparte el gobernador Javier Duarte de Ochoa.

“Tenemos que ver a los periodistas como lo que son, aliados del desarrollo, aliados de un gobierno que está iniciando con todo el deseo de hacer de esta entidad la más importante de este país”, afirmó y expresó que los medios de comunicación “son el reflejo y el espejo de la sociedad” y que “para el gobierno de Veracruz, que encabeza Javier Duarte de Ochoa, es un orgullo tener periodistas… como ustedes, periodistas como los combativos que hay aquí, los críticos, los críticos constructivos que son los que abonan al desarrollo de una región, al desarrollo de una sociedad, al desarrollo de un estado.”

Cinco meses más tarde, el pasado 19 de septiembre, día en que le correspondió montar guardia ante la estatua a Miguel Hidalgo, en su discurso refrendó, a nombre del Gobierno del Estado “su respeto absoluto a la libertad de expresión, una libertad que todos podemos ejercer sin cortapisas y estamos obligados a practicarla con amplitud y  con responsabilidad social, pues sólo de esta manera podemos construir una sociedad más crítica, pero también más responsable y más actuante.”

“Queremos una libre expresión –dijo entonces– que dé a conocer ideas y críticas, que son necesarias para el progreso social y que nos permiten incluso reevaluar las políticas públicas de gobierno. Nunca ha habido ni habrá temor a la crítica que emana de los medios de comunicación, todo lo contrario, son siempre un elemento que permite analizar el quehacer público.”

Hablo exclusivamente por mi caso y experiencia personal. En efecto, jamás, hasta ahora, he sido molestado o he sentido presión oficial alguna a causa de lo que escribo aunque no ha faltado el comentario de algún colega cercano al poder de que se me consideraba el enemigo número uno de Javier Duarte (yo no soy ni seré jamás enemigo de nadie) o de que se me investigó para ver por dónde me “agarraban” para tratar de acallarme pero que no me encontraron nada, comentarios a los que no he hecho caso.

El pasado 7 de junio recibí la invitación para el convivio anual del Gobernador con la prensa y el 15 de septiembre pasado también se me invitó a la ceremonia oficial de El Grito.
 
Entonces, por motivos diversos, no pude asistir. El pasado jueves 13, mañana hará una semana, inesperadamente recibí otra invitación: me dijo Gina que el Gobernador me invitaba a una reunión por la noche en la Casa de Gobierno a la que asistirían también otros columnistas. Acababa de hacer mi profesión de fe en los jóvenes, me dije afortunado de que me busquen y escribí que ante su petición de reunirnos “No me hago del rogar. Accedo, me alimento de su juventud, me retroalimentan, me rejuvenecen. Los necesito. Soy, sin duda alguna, un verdadero afortunado.
 
” Y asistí, pensando además en que Javier Duarte de Ochoa es un joven de 38 años y había que escucharlo, por qué no.
Pese a lo desconfiado que soy con los políticos y los gobernantes (me he pasado gran parte de mi vida a su lado y creo que los conozco algo) y a que tenía tres o cuatro años de no verlo ni de cruzar palabra con él no obstante que pertenecimos a un mismo equipo de trabajo (lo que recordó durante la reunión), en especial los abrazos que me dio de bienvenida y de despedida los sentí amistoso y durante la reunión, que pensé que sería breve (en realidad se trató de una cena) pero que se prolongó hasta la media noche, lo escuché como escribí aquí que había escuchado con mucho interés a otros jóvenes. A él lo escuché con especial atención y respeto porque no es cualquier joven.

Sin duda lo animan los mejores propósitos y ojalá los vea realizados todos positivamente pues de por medio están los veracruzanos y Veracruz con cuya representación nos demandó a los once que estábamos (dos del puerto de Veracruz) nuestra colaboración (petición muy al estilo de don Fernando Gutiérrez Barrios: “hágalo por Veracruz”). Habló y habló y habló e incluso a veces hasta pensé que decía cosas que lo podrían comprometer si no ahora sí en el futuro cuando alguien escriba sus memorias.
 
Tiene metas concretas  (hizo un repaso de ellas), con su barco salió con una ruta trazada hacia un destino fijo, ideal, pero, ya se ve, se le atravesaron las primeras tormentas que han bamboleado su embarcación que de momento lo han desviado de la ruta original trazada y que acaso le retrasen llegar a metas intermedias, y quizá algunos vientos lo habrán de llevar a sitios no programados, aunque por ahora, bitácora a la mano, trata de volver a la ruta original y continuar. Las circunstancias, sólo las circunstancias determinarán su futuro. Como joven que es, también le deseo todo el éxito posible.

La verdad me dio gusto verlo relajado, sonriente hasta bromista, con el mejor ánimo para superar los contratiempos habidos, dispuesto a “aguanta vara” y a tratar de recomponer su imagen que, deduzco, lo llevará a tratar de recomponer relaciones, algo que se me hace imprescindible para un gobernador y para la complejidad de Veracruz.

Por lo pronto, debo decir que en mi caso muy personal gozo de total libertad de expresión que, como dijo Gina en Coatzacoalcos, es un derecho y no una concesión de nadie y que, sí, que quiero ser aliado y abonar al desarrollo del estado y que trataré de ayudar al joven Gobernador reconociendo lo que se tenga que reconocer pero sin dejar de considerar que la crítica no es enemiga del desarrollo de Veracruz como bien lo dijo la ahora vocera del Gobierno del Estado, por lo que continuaré ejerciéndola propositivamente.
 
Y sí, reconozco la atención del Ejecutivo, al que le deseo, en efecto, por el bien de Veracruz, el mayor de los éxitos.
Como se lo deseo a Juan Antonio Nemi Dib, que hoy retorna a su programa “El Molcajete” en Radiotelevisión de Veracruz a partir de las 22 horas.
 
 

 

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