Vasectomía no afecta el deseo sexual

​Andrés Emilio Jasso Hernández es un joven padre de familia que después de evaluarlo con su esposa, decidió realizarse la vasectomía. A cuatro años de la cirugía considera que fue una buena decisión, sigue con una vida sexual normal y sin la preocupación de los métodos anticonceptivos, por lo que el tabú que había escuchado antes, quedó sólo en falsas supersticiones.

Tiene 45 años, es profesionista y practica futbol, hace 4 años se practicó la vasectomía y vive plenamente.

El principal factor que lo llevó a tomar la decisión de practicarse la vasectomía, fue la necesidad de la planificación familiar. “Ya tenía tres hijos, a los que quería dedicarles mayor calidad y cantidad de tiempo”, afirmó. 

Además de que es uno de los métodos más seguros, su decisión fue impulsada cuando el médico le indicó a su esposa que sería riesgoso que ella se practicara la salpingoclasia debido a que el uso de métodos anticonceptivos le había causado una serie de trastornos hormonales.

“Algunos me decían ‘que se opere ella’, ‘tú eres hombre’, pero considero que tanto derecho tiene ella como yo de no sufrir cirugías y ella ya me había dado tres hijos y el uso de anticonceptivos le ocasionó daños en su salud, así que decidí que lo justo era que yo recibiera el método anticonceptivo definitivo”.

Acudió a pedir informes de manera personal al Centro de Salud y tras cumplir con los requisitos que le solicitaron sólo permaneció en espera de que llegara la fecha de la cirugía. “Mi decisión estaba tomada con libertad, no hubo amigos o familiares que me hicieran cambiarla, mi esposa no expondría más su salud”.

Al fin llegó el día, recuerda que fue un viernes y llegó a la clínica a las nueve de la mañana, entró  a la sala de espera donde aguardó más de dos horas. Había otros cuatro hombres, todos estaban nerviosos, a uno lo vieron levantarse y salir de la sala con rumbo desconocido, los otros dos argumentaron que el atraso en la llegada del médico les afectaba sus planes del día, dijeron que saldrían un momento y ya no regresaron.

En ningún momento le pasó por la mente hacer lo mismo, sin embargo recapacitó y llegó a la conclusión de que era algo que ya había decidido hacer y sabía que era por el bien de su familia.

Los nervios comenzaron a invadir a Emilio, ya eran sólo dos en la sala y de pronto la enfermera llamó primero al otro candidato a cirugía; pero esto no fue motivo de que desesperara sino que se quedó sentado en compañía de un amigo mientras llegaba su esposa.

Una hora después vio salir al otro joven caminando por su propio pie, lo cual confiesa le dio más valor.

Se abrió la puerta del quirófano, un doctor y una doctora lo recibieron, le preguntaron si ya sabía en qué consistía la cirugía y luego de aclararle le dijeron que difícilmente es reversible, por lo que tenía que estar plenamente convencido. 

“Me leyó de nuevo a detalle los pasos, y preguntó ¿estás seguro de esto? Sí, fue mi respuesta, enseguida me dijo que me colocara una bata para la cirugía. Ya cambiado de ropa me acosté y me aplicaron anestesia local, debido a que el doctor percibió que me estaba poniendo nervioso y comenzó a contarme chistes para que recuperara la calma”.

Lo felicitó en diversas ocasiones por la decisión que tomó y cuando lo notó más relajado empezó con la cirugía la cual no causo dolor ni molestia alguna. Tardaron casi dos horas con él, pues el doctor proveniente de Minatitlán le explicaba a la doctora de la clínica local cómo se realizaba la operación, ya que el Centro de Salud iniciaba con las campañas de vasectomía sin bisturí y prácticamente estaban aprendiendo a realizarla en el municipio.

“Cuando el doctor terminó me dejó reposar y cuando me dio de alta me dio un par de recomendaciones a seguir, medicamento para evitar alguna posible infección y una próxima cita para ver la evolución de la cicatriz”.

“Salí del hospital por mi propio pie, sorprendido porque no había dolor, sólo un ligero malestar producto de la cirugía, después, la anestesia dejó de tener efecto y sólo sentía pequeñas punzadas y tenía algo de inflamación, pero nada alarmante”.

“Me di cuenta que tomé la mejor decisión, por necesidad tuve que manejar y de ahí guardé siete días reposo y luego pedí siete más para tranquilidad de mi familia, físicamente mi cuerpo es el mismo, todo sigue igual” 

Ahora que ha pasado el tiempo, Emilio piensa que fue una buena decisión, no ha dejado de ser menos hombre por la cirugía, lleva una vida sexual plena con su esposa. Ante esto, exhorta a los hombres que tienen una paternidad satisfecha a tomar la decisión de realizarse la vasectomía.