Desde que el exgobernador de Veracruz fue detenido sonreía ante las cámaras de los medios; Guatemala cumple extradición y se le vio serio.
Desde que el exgobernador de Veracruz fue detenido sonreía ante las cámaras de los medios; Guatemala cumple extradición y se le vio serio.
Desde que fue trasladado desde la cárcel de Matamoros, en Guatemala, a las instalaciones de la Fuerza Aérea para ser extraditado a México, el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, ya no sonrió como en otras ocasiones.
La primera vez que se le vio sonreír al ahora detenido fue durante su aprehensión el pasado 15 de abril en un hotel del municipio de Panajachel.
Ahí, sentado en una silla, esposado y frente a elementos de seguridad de Guatemala, el exgobernador veracruzano acusado de desviar 35 mil millones de pesos del erario público se mostraba relajado y sonriente.
A su llegada a la comparecencia del 19 de abril en el Juzgado Quinto del Ramo Penal de Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del Organismo Judicial venezolano, Duarte de Ochoa también sonrió al bajar de una camioneta en la que era trasladado.
Ese día, al entrar a la sala para continuar con su proceso, el veracruzano sonrió ante las cámaras de los medios de información de México y Guatemala que se encontraban ahí
La sonrisa no se le borró tampoco en las audiencias del 27 de junio y del 4 de julio para su extradición a México: la primera por acusaciones del gobierno de Veracruz y la segunda por delitos que le imputa el Gobierno federal.
En ambos días Duarte de Ochoa sonreía e incluso llegó a hacer alguna broma a los reporteros que lo seguían.
Pese a ello, esta mañana cuando el exmandatario fue entregado por parte del gobierno de Guatemala a México para cumplimentar las solicitudes de extradición ya no sonrió, ni siquiera a bordo del avión que se espera arribe a nuestro país a las 11:50 horas, aproximadamente.