Cual ladrón, Franklin irrumpió de noche, cerca de la madrugada y voraz, amenazó con robar, una a una, las láminas, los cartones, los plásticos de al menos 40 viviendas en la Colonia Fredepo, una de las más vulnerables de la capital.
Cual ladrón, Franklin irrumpió de noche, cerca de la madrugada y voraz, amenazó con robar, una a una, las láminas, los cartones, los plásticos de al menos 40 viviendas en la Colonia Fredepo, una de las más vulnerables de la capital.
Cual ladrón, Franklin irrumpió de noche, cerca de la madrugada y voraz, amenazó con robar, una a una, las láminas, los cartones, los plásticos de al menos 40 viviendas en la Colonia Fredepo, una de las más vulnerables de la capital.
El ciclón, anunciado desde tres días antes, golpeó a una desprevenida pobreza sin acceso a internet, ni electricidad; en un predio en donde los propios integrantes del denominado Frente de Defensa Popular (Fredepo) cuidan para evitar la intromisión de más paracaidistas.
Vecinos relatan que ante el embate del fenómeno natural lo único que pensaron es en ponerse a rezar y a orar por todos los demás vecinos de esta colonia popular.
“Oré por los demás”: Afectada
Franklin derribó árboles, letreros, y todo lo frágil; incluso, los cartones colocados en las ventanas de Agustina Hernández, una vecina de la colonia Reserva, y a quien el huracán le empapó todas sus pertenencias.
Su esposo, en la madrugada, la despertó en busca de ayuda proteger los pocos muebles, aunque bastó unos minutos de lluvia para bañar el interior de la casa en la colonia Reserva.
Antes, la colonia se quedó sin electricidad, pero a las dos de la mañana, Franklin irrumpió y en ese momento, a la entrevistada sólo se le ocurrió rezar.