Periodistas cubanos están impedidos de viajar a México

​A tres periodistas cubanos que se disponían a viajar a la Ciudad de México para asistir a un taller de periodismo se les prohibió salir del país e incluso fueron bajados de un avión de Aeroméxico, porque mientras en México matan, en Cuba, ser periodista también es considerada una profesión de riesgo. Para el Gobierno.

El vuelo​ 0452 proveniente de La Habana, Cuba, arribó a la capital de México sin los periodistas Mayli Estévez Pérez, Joan Manuel Núñez Díaz, Carlos Alejandro Rodríguez Martínez a bordo. Ellos permanecían en la isla, pues las autoridades migratorias simplemente les dijeron que ese día no podían volar.

El miércoles 16 de agosto, los tres comunicadores se preparaban para asistir a un taller de Periodismo Digital, en donde se verían temas como como Lenguaje de género, Lenguaje web con estándares internacionales, Periodismo multimedia, Seguridad Informática, Ética periodística.

Alejandro Rodríguez es un joven cubano que colaboró en el periódico Vanguardia y que actualmente se encuentra en proyectos como “Periodismo de Barrio”, así como participa en las revistas El Toque y OnCuba. También pertenece a la segunda generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas que convocó Distintas Latitudes.

Aquel miércoles, Alejandro y sus dos colegas fueron bajados del avión y llevados hasta una oficina de inmigración en donde no les explicaron la razón por la que no podían salir del país. “No sabemos. Solo ejecutamos órdenes. Aquí dice que no pueden viajar”, les dijo una agente sin mayor profundidad.

La Ley Migratoria de Cuba expone en el artículo 25 que “toda persona que se encuentre en el territorio nacional, no puede salir del país” si está sujeto a proceso penal o pendiente de cumplir una sanción o de realizar el servicio militar. También aplica cuando hay razones de Defensa y Seguridad Nacional, si los viajeros tiene alguna responsabilidad civil con el Estado cubano, necesitan alguna autorización laboral, sea una persona menor de edad o incapaz de valerse por sí mismo y “por otras razones de interés público lo determinen las autoridades facultadas”.

Rodríguez Martínez ya había salido antes del país para participar en un taller de periodismo en Perú y esta era la primera vez que se veía impedido en el libre tránsito, un Derecho Humano fundamental.

Los periodistas cubanos no recibieron mayor respuesta, les devolvieron sus pasaportes, pero Inmigración retuvo los tickets de avión hacia México. Para obtener una respuesta clara sobre cuál era la razón por la que no podían salir, en la Fiscalía General de la República les dijeron que la respuesta tardaría 60 días hábiles o más.

A casi dos semanas, la respuesta llega: “Nos prohíben la salida del país por nuestras "actividades" con las organizaciones de periodistas IPYS (Instituto Prensa y Sociedad, de Perú) y TAZ PANTER (de Alemania)”. A “actividades”, el Gobierno cubano se refiere a talleres de periodismo en ambos lugares.

Los periodistas de Cuba no sólo no fueron notificados previamente por escrito sobre la prohibición, la razón o cuándo —y cómo— se anulará, sino que “en nuestro estado de derecho ese gracioso uso del poder nos impide contratar un abogado o conseguir representación legal”, señala con ironía Alejandro.

“No viaja porque abre la boca, hace una mueca, mira a la cámara, levanta la mano, raya el papel, teclea una frase, entinta una cuartilla, y sacude la seguridad nacional”, concluye el artículo en el que Rodríguez Martínez narra su experiencia en la revista “El Estornudo”. El sitio está disponible, aunque la página electrónica de El Diario de Cuba —en donde se publicó una carta sobre esta situación— se encuentra bloqueada por el Gobierno cubano.

A cientos de kilómetros de distancia, el cubano intercambia condolencias por la muerte de periodistas en Veracruz y la situación en el estado al tiempo que coincide, bajo su propia situación y contexto, algo que desde el otro lado del Caribe los comunicadores también se preguntan:  “Y yo no sé, todavía, por qué el Gobierno teme tanto a los periodistas. ¿Qué terrible secreto custodia, que no pueda ser combatido con las armas de la verdad y las ideas?” Y es que ya lo decía Cándido Ríos: “Nuestras armas no disparan balas, sino verdades”.