Los padres deben aportar al hijo un lugar seguro, de aprendizaje y amor, donde pueda desarrollar su personalidad saludablemente.
Los padres deben aportar al hijo un lugar seguro, de aprendizaje y amor, donde pueda desarrollar su personalidad saludablemente.
Para un niño, vivir en un hogar donde uno de los progenitores es alcohólico, puede resultar una cárcel donde el terror es el pan de cada día. Ser pequeño y vivir esa situación crea en él una sensación de angustia e indefensión, que es incapaz de comprender. Los padres deben aportar al hijo un lugar seguro, de aprendizaje y amor, donde pueda desarrollar su personalidad saludablemente. Sin embargo, esto se convierte en un imposible, cuando uno de los progenitores tiene problemas con la bebida. El hijo aprende a vivir en un estado de ansiedad casi perenne, donde el dolor y la angustia se convierten en sus compañeros de juegos, cuando no debe aprender a ser invisible para que la ira del padre adicto no le roce. Estos niños, al hacerse adultos, tienen más posibilidades de ser alcohólicos o de casarse con una pareja con este problema.
¿Qué conductas son las más comunes en los hijos de padres alcohólicos cuando crecen?
Tienden a tomarse muy en serio a sí mismos y les cuesta mucho divertirse.
Muchas de estas personas no habrán jugado demasiado en su niñez, ni disfrutado de un ambiente alegre, sino sufrido en uno tenso y lleno de silencios. Necesitan relajarse y aprender que la diversión también puede formar parte de su vida.
No han aprendido cuál es la conducta normal y deben adivinarla.
Se juzgan sin piedad.
Se les ha llenado de críticas incongruentes, de culpas e inseguridades. Todo esto les ha hecho crearse una baja autoestima y desarrollar un carácter extremista (todo es bueno o todo es malo, no existe el punto medio).Suelen sentirse los más tontos del mundo cuando se equivocan, y terminan siendo más crueles consigo mismos de lo que lo haya sido nadie antes.
Intentan constantemente obtener aprobación y afirmarse.
Puede costarles llevar un trabajo o promesa a término.
Es muy común que sus padres les hayan decepcionado constantemente prometiéndoles llevar a cabo cualquier actividad o cambiar aspectos de la vida familiar. Esta manera de actuar es fácil que les haya afectado emocionalmente y adquirido como propia.
En algunos casos pueden convertirse en mentirosos.
Es posible que les cueste tener relaciones íntimas.
Han crecido sintiéndose un día queridos y otro rechazados, desarrollando un gran temor a ser abandonados. Esto les ha convertido en inseguros a la hora de tener pareja.
Reaccionan mal con los cambios sobre los que no tienen dominio.
Se suelen sentir diferentes a los demás debido a que han desarrollado un sentido de identidad aislante dentro de su desastroso hogar.
Pueden ser adultos o muy responsables o muy irresponsables.
Desde pequeños se han tenido que responsabilizar de más cosas de las que les correspondían, estar muy atentos a las necesidades de sus padres. Esto les convierte en personas muy receptivas ante las necesidades de los demás, haciéndose cargo de cuantas cosas les pidan, aunque terminen no haciendo lo prometido ya que su sentido del compromiso puede ser un tanto débil.
Es posible que sean muy leales incluso con quien no lo merece.
No es más que una simulación de lo vivido con los padres en el hogar
Pueden convertirse en adultos impulsivos.
Quieren actuar rápido y obtener lo que deseen al instante, no se paran a pensarlo el tiempo suficiente y tienden a gastar mucho tiempo reparando sus equivocaciones.
En el hogar del padre alcohólico todo gira en torno a él. El cónyuge no adicto debe afrontar la enfermedad de la pareja, además de la responsabilidad de sacar adelante a toda la familia, lo que deja poco tiempo para dedicarse a la educación de los pequeños. En un clima semejante no existe casi tiempo para satisfacer las necesidades emocionales del hijo que están criando. El niño se convierte en espectador de un mundo distorsionado, que no le está dando pista reales sobre cómo debe desenvolverse en la vida. Hace lo que puede para sobrevivir y salir adelante, diferenciarse de ese padre enfermo que ha convertido su nido en una pesadilla. El alcohol es un gran estresante para el núcleo familiar, se crean constantemente conflictos que los integrantes están obligados a solucionar, dentro de sus posibilidades, y la mayoría de las veces no saben cómo. Se puede considerar al alcoholismo, de cualquiera de los progenitores, como una gran crisis, la cual es probable que les lleve a la catástrofe, destruyendo a la familia.
¿Se crea entre los miembros de la familia una serie de roles disfuncionales para sobrevivir a la enfermedad?
La respuesta es si los roles que nos podemos encontrar más comúnmente son los siguientes:
El rescatador
Es quien se encarga de tapar todos los errores del alcohólico, se autoimponen la tarea de resolver cualquier crisis que provoque. El adicto, de esta manera, seguirá creyendo que su adicción no crea problemas.
El cuidador
Se carga de tareas y responsabilidades, que no le corresponden, para quitarle preocupaciones al adicto e intentar que la familia marche lo mejor posible
El rebelde
Se revuelve ante lo que está viviendo, atrae la atención e ira de todos los demás
El héroeel héroe
Necesita atraer la mirada de la familia hacia él mediante logros positivos, haciéndoles sentir mejor.
El recriminador
Culpabiliza al adicto de todos los problemas familiares, lo único que consigue es que el adicto se enfurezca y tenga una excusa más para seguir bebiendo.
El desentendido
Se intenta mantener al margen del horror del hogar, pero en realidad busca ocultar su tristeza y decepción.
El disciplinador
Cree que lo que falta en el hogar es disciplina para que todo marche mejor, arremete contra el adicto, consiguiendo únicamente volcar su ira y frustración sobre él.
Cuando la familia consigue llegar a un entendimiento, y decide poner realmente fin a la situación, es aconsejable que, además del adicto, el resto de los miembros se sometan también a tratamiento. Tanto el alcohólico como los familiares se encuentran íntimamente involucrados con la enfermedad, se necesitan los unos a los otros para alcanzar el éxito en tan difícil tarea (De hecho es muy importante conocer el concepto de codependencia par este problema) También es importante que, tanto educadores como profesionales de la sanidad, estén atentos y alerta ante cualquier comportamiento anómalo de niños y adolescentes.