Los indígenas de Las Choapas: del desplazo a la desigualdad

​La población indígena de Las Choapas, lejos de la idea que se ha creado, no son habitantes provenientes de culturas ancestrales que sí habitaron la zona hace cientos de años, sino que son resultado de una masiva oleada de desplazados por la colonización de la selva del Uxpanapa y de la región.

Durante el período presidencial de Manuel Ávila Camacho (1940-1946), se inició un proyecto denominado “Marcha hacia el mar”, que tuvo como principal objetivo integrar zonas marginales y poco productivas al capital nacional mediante el desarrollo de cuencas hidrológicas que se extendió por varias décadas, como la Presa Nezahualcóyotl y la creación del Distrito de Drenaje Uxpanapa.

En torno a ese desarrollo, se inició un plan de colonización ejidal dirigido a Las Choapas, Veracruz, entre finales de 1960 y hasta 1990, lo cual causó una intensa movilización poblacional en el municipio más grande del estado mediante las creaciones de Colonias Agrícolas y Ganaderas, Ejidos y Nuevos Centros de Población Ejidal; la mayoría de estos habitantes de áreas rurales, llegaron reubicados de zonas más congestionadas del país.

Entre esos años también llegaron —invitados mediante una intensa campaña radiofónica a poblar las prometedoras tierras del sur— totonacos del norte de Veracruz, así como nahuas y posiblemente otros grupos étnicos. Todavía en 1990, los zoques desplazados por la erupción del volcán Chichonal encontraron terrenos nacionales donde fundar el ejido Nuevo Ixtacomitán.  

No obstante, la disposición de las tierras, se hizo literalmente desde “el aire”, ya que mediante fotografías aéreas se ubicaron grandes extensiones afectables, y a la tramitación correspondiente para dar salida al agotamiento de tierras para paliar las demandas crecientes.

No es casualidad que con el surgimiento de Malpaso como lugar emergente al mismo tiempo aconteciera la colonización ejidal de Las Choapas: aunque en 1962 ya se había derogado la ley de Colonización, fue posible la creación de lugares como Xochitlán o El Castañal para los desplazados de localidades inundadas por la presa. El arribo masivo de población en busca de trabajo a Malpaso favoreció que se difundiera la colonización de Las Choapas y así llegaron zoques, tzotziles y tzeltales de Chiapas. 

De forma similar, la población chinanteca desplazada por la construcción de la Presa Cerro de Oro, en su mayoría fue reubicada en el Distrito de Drenaje Uxpanapa, aunque otro grupo fue trasladado a Playa Vicente, y de este se desprendieron los que poblaron Las Choapas.

Además de ser desplazados de sus comunidades originales, orillados a llegar a un pedazo de tierra dentro de Las Choapas, los indígenas y no indígenas rurales de este municipio han sido mirados como ciudadanos de segunda clase por los mismos choapenses urbanos, al igual que por instituciones públicas y agentes del Estado, quienes han encontrado en la pobreza y la aplicación de programas públicos un buen dispositivo de construcción de redes clientelares que favorecen y reproducen la desigualdad. 

Por ejemplo, existe el caso de Río Playa Samaria, una de tantas comunidades rurales donde conviven indígenas y mestizos: los primeros, hablantes de tzotzil, procedentes de los altos de Chiapas, y los segundos, descendientes de exacasillados de algunas fincas de Huitiupán, entre otros de diversos orígenes. 

Para llegar a esta comunidad hay dos formas: un camino de terracería entre la localidad y La primera y Primitivo R. Valencia, aunque se trata de una devastada de caminos rurales de la geografía choapense; y la otra y más antigua es llegar en lancha desde el Dique 1 al extremo de la presa Nezahualcóyotl, recorrido que se hace por hora y media, para posteriormente seguir por dos horas más a lomo de bestia; sin embargo, en época de lluvias el acceso se vuelve más difícil, a pesar de que se trata de la forma “más rápida” para acceder a servicios de salud, comprar o comerciar.

Por tal motivo, los nacimientos deben ser asistidos por parteras, siguen falleciendo personas por mordeduras de víboras y sólo a veces se consiguen mejoras a través de la presión social como lo fue un bloqueo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por el cual se pudo electrificar a varias comunidades. Bajo tales circunstancias, se erigió el posicionamiento político de la Unión de Ejidos 25 de Abril de 2000.

A pesar de toda esta desigualdad, la prioridad de los gobernantes fue el revestimiento del camino, no para el acceso a mejores servicios, sino para hacer posible la integración del sector ganadero a una cadena de producción más amplia. Les dijeron los tronquistas: “No les vamos a traer despensas, ni láminas; si ganamos, van a tener el revestimiento del camino”. 

Mientras tanto, la desigualdad que se sigue construyendo, propiciada mediante el abuso del poder político y la administración pública que condiciona la aplicación de recursos, programas y obra pública a redes clientelares que generan un circulo de reproducción de las condiciones que las favorecen: pobreza, exclusión y marginación.