Lo asesinaron, pero exigían que se pagara el rescate

​Las llamadas telefónicas de los secuestradores de David Reyes Carrillo exigiendo una fuerte cantidad de dinero a sus familiares para permitir que éste regresara con vida, mantenía viva la esperanza; sin embargo, nadie imaginaba que al joven ganadero ya lo habían asesinado de manera brutal días antes, abandonando su cuerpo en el cauce de un arroyuelo, apenas distante a unos cuatro kilómetros del lugar donde fue levantado.

La mañana de ayer domingo, el aviso de unos campesinos que habían encontrado el cuerpo sin vida de una persona en la parcela cercana, heló la sangre de la familia Reyes Carrillo, quienes al acudir al lugar constataron que se trataba de su ser querido.

El coraje por la impotencia ante el actuar de los criminales se reflejó durante el hallazgo en donde rechazaron que se acercaran elementos de la policía estatal. La intensa búsqueda realizada durante varios días por cientos de campesinos y grupos de las corporaciones policiacas, incluso con sobrevuelos por la zona fronteriza entre Veracruz y Tabasco, para dar con el paradero de la víctima y sus plagiarios resultó infructuosa. Lo encontraron a tan sólo cuatro kilómetros. Los criminales siempre estuvieron frente a las narices de todos, pero burlaron el cerco y actuaron con cobardía.

Flotando boca arriba en un arroyo y degollado, así fue encontrado sin vida este domingo el ganadero David Reyes Carrillo, de 32 años de edad, quien estaba privado de su libertad por un grupo de sujetos que lo “levantó” el viernes 8 de marzo.

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La víctima fue encontrada en una parcela propiedad de Carmen Torres, ubicada en el kilómetro 72 de la supercarretera Las Choapas-Ocozocoautla, todavía en el ejido Arroyo Grande. A unos 150 metros de distancia de la autopista, el cuerpo flotaba en las turbias aguas del arroyo.

La indignación no sólo de sus familiares, sino de los pobladores de esa zona era evidente; rostros desencajados, algunos lamentándose por lo ocurrido, otros pateando el zacate o tallando el filo del machete sobre el mojado asfalto de la carretera, es como de alguna manera mostraban el coraje, la rabia, la impotencia, al no haberlo rescatado con vida. 

Don Eugenio Reyes, un hombre dedicado al trabajo, muy conocido en la congregación Pedregal, a orillas del arroyo observaba el cuerpo de su hijo menor, a quien manos criminales le arrebataron la vida. “Yo quiero que me ayuden, que se haga justicia”, suplicó a los policías ministeriales. 

El secuestro

El joven quien se dedicaba a labores del campo junto con su padre y hermanos, fue secuestrado por un grupo armado en las inmediaciones de la congregación Pedregal entre las siete y ocho de la noche de ese viernes; lo amagaron dentro de su mismo auto, un Nissan Tsuru, que más tarde fue encontrado en la entrada del ejido 5 de Mayo, perteneciente a este municipio.

Casado y con dos hijos, el ganadero regresaba a su domicilio después de una larga jornada laboral, cuando fue interceptado a la altura del kilómetro 68 de la supercarretera sin darle tiempo a nada. 

Desde ese momento, se activaron los protocolos de búsqueda en las comunidades rurales y el sábado y domingo 9 y 10 de marzo, se sumaron ganaderos de Río Playas y Cerro de Nanchital para tratar de localizarlo.

Durante horas caminaron entre cerros, pantanos, zonas boscosas y nada. “Para este lado no caminamos, barrimos todo hacia allá”, explica el campesino Emeterio González, a orillas de la carretera, bajo una leve llovizna. 

La zona donde fue abandonado el cuerpo, no fue revisada anteriormente, y reconocen los propios pobladores, que jamás se imaginaron lo cerca que lo tenían, por eso se aventuraron a buscar hacia otras comunidades limítrofes con Tabasco.

Seguridad Pública del Estado realizó algunos sobrevuelos hacia la zona de Río Playas y mantuvo patrullajes por distintas comunidades limítrofes con Tabasco. Posteriormente, retiró a sus elementos para dar margen a posibles negociaciones entre los plagiarios y los familiares del secuestrado.

De acuerdo con datos obtenidos por este medio informativo, los delincuentes pedían primero la cantidad de tres millones de pesos por su liberación, después bajaron a dos millones de pesos, aunque en ningún momento ofrecieron pruebas de que la víctima continuaba con vida. 

La búsqueda se extendió por toda la zona fronteriza entre Veracruz y Tabasco; incluso hubo veces en que la policía se encontraba con gente sospechosa a bordo de  vehículos particulares y los paraban para revisarlos, pero se trataba de propios conocidos de la familia de la víctima, quienes lo buscaban.

Por el plagio se registró una denuncia penal ante la Fiscalía General del Estado y el caso fue atraído directamente por la Unidad Especializada en Combate al Secuestro (UECS), quienes brindaron asesoramiento al padre del secuestrado; sin embargo, sus tácticas de inteligencia esta vez no dieron resultados favorables para ubicar a quien realizaba las llamadas telefónicas.

El hallazgo

Este domingo, cerca de las 10:00 de la mañana, mientras unos caporales realizaban un recorrido en las inmediaciones de la parcela, al pasar junto al arroyo, vieron flotando el cuerpo de una persona y en seguida reconocieron que se trataba del ganadero secuestrado, por lo que dieron parte a la agencia municipal de su comunidad y ésta a su vez a los cuerpos de seguridad en la cabecera municipal.

Al lugar llegaron elementos de la Policía Municipal, Policía Ministerial y Seguridad Pública del Estado, aunque éstos últimos no fueron bien recibidos por los familiares del difunto, quienes les exigieron que se retiraran, por lo que para evitar confrontación, los uniformados abandonaron la escena del crimen. 

“Ustedes váyanse de aquí, no los queremos, en su momento no hicieron lo que tenían que hacer. Cómo es eso de sospechar hasta de sus propios hermanos, eso está mal”, reprocharon, pues en algún momento la policía dio a entender que “posiblemente familiares tuvieran involucrados”. 

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Minutos más tarde llegó personal de Servicios Periciales para realizar el levantamiento del cuerpo que ya presentaba estado de descomposición, estableciendo que tenía entre cinco y seis días sin vida. 

La necropsia determinó que David tuvo una muerte dolorosa, pues con alguna navaja u objeto punzo cortante le hirieron el cuello hasta desgarrarle toda la tráquea.

Antecedentes

En la zona ejidal de Arroyo Grande, Lázaro Cárdenas, Cuauhtémoc, Nacimiento, Francisco Villa, Adalberto Tejeda, Yucateco y Río Pedregal, donde se realizó el secuestro, los campesinos se encuentran organizados; además, hay relaciones cercanas con pobladores del ejido 5 de Mayo; sin embargo, en esta ocasión los secuestradores lograron burlar esa coordinación de seguridad que existe entre los ganaderos y campesinos de esa región.

En la congregación Pedregal y 5 de Mayo se han registrado al menos seis secuestros de 2017 a la fecha. Tanto menores de edad, como jóvenes y adultos han sido víctimas. Incluso, en septiembre de hace dos años, un niño de 11 años fue privado de su libertad en el ejido Arroyo Grande. 

De acuerdo con las autoridades ministeriales, el ahora occiso estuvo bajo resguardo por sus victimarios en algún lugar cercano de la comunidad donde fue “levantado”. Nunca salió de la congregación Pedregal. En el lugar donde fue hallado el cuerpo, no hay acceso vehicular, por lo que lo trasladarían por medio de bestias o a pie hasta el lugar donde se le encontró.