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Las Choapas, Ver.

Un niño guía, sin permiso de sus padres, detonó la cacería en el ejido Playa Santa

Un choapense, sus dos primos, una joven universitaria y tres menores de edad, entre estos un niño de dos años, estuvieron privados de su libertad por pobladores por más de 12 horas. Los primeros tres fueron fusilados, con el argumento de que eran “secuest
30/04/2019 04:24 p.m.
Hernán Villarreal
Presencia.MX

Renato Cruz Mil, conocido como “el Brujo”, era un joven de 34 años de edad que hacía trabajos de sanación mediante el ocultismo, y fue precisamente este oficio que lo llevó al serrano ejido Playa Santa, la tarde del domingo, acompañado de dos primos, un taxista y una joven universitaria, así como tres menores: su hijo, su hijastro y su hermano de 2, 11 y 17 años de edad, respectivamente.


Turismo y brujería

El viaje a Playa Santa tenía doble propósito, disfrutar de las cascadas de esa comunidad y a la vez realizar unos trabajo de sanación en el llamado ojo de agua, que es uno de los manantiales que alimentan las cascadas.  


Los acompañantes de Cruz Mil eran sus primos Bernabé Barradas Méndez, de oficio petrolero en Coatzacoalcos y Edgar Gabriel Ramos López, de 26 años, oriundo de Jalapa, Tabasco; asimismo, el taxista Alberto de la Cruz Bocanegra, de 31 años de edad, quien invitó a su novia Estephani Vidal Díaz de 22 años, de Villahermosa, Tabasco. 

Los trabajos que realizaría Renato, conocido igual como ‘Chamán’, eran para curar el asma a su hijo Rodrigo de dos años; para la enfermedad del corazón de su primo Bernabé, y para mejorar la salud de la mamá de Edgar Gabriel. De hecho, desde el día viernes comenzaron a llegar a ese lugar. El domingo era el tercer día que viajaban para dicha comunidad, confirmaron pobladores de esa  región.

En total fueron ocho los que partieron el domingo a las dos de la tarde hacia la serrana comunidad, distanciada a más de dos horas de la cabecera municipal, ubicada en los límites de Veracruz, Tabasco y Chiapas.

Se trasladaron a bordo de dos vehículos; un Volkswagen Golf, color blanco, con placas de circulación WTL-6092 del estado de Veracruz y un Mazda 3 Sedan, color rojo, con placas MZW-25-30 del Estado de México.

Cuando llegaron a la comunidad, cerca de las cuatro y media de la tarde, Renato, sus amistades y familiares, se organizaron para subir hacia un cerro donde está el ojo de agua, por lo que se decidió que el taxista oriundo de Jalapa, Tabasco, Alberto de la Cruz Bocanegra y su novia Estefany Vidal Díaz, se quedaran cuidando los vehículos. 

Según testimonios de pobladores de esa región, el matrimonio compuesto por Adán y Martha, quienes habitan en Playa Santa, conocidos de Renato Cruz Mil, fueron quienes los recibieron en la comunidad esa tarde.


De alguna manera, los visitantes tuvieron contacto con un menor de entre 10 y 12 años de edad, a quien le pidieron que fuera su guía y le darían una gratificación. Los padres habrían estado de acuerdo, pero según las autoridades policíacas, le pusieron como límite una hora específica; al no regresar en toda la noche, lo creyeron secuestrado.

Gente armada y la cacería 

La mañana de este lunes, comenzó a trascender que un grupo de policías municipales estaban retenidos por habitantes de la comunidad Playa Santa y que no los liberarían hasta tener la presencia de la Secretaría de Marina o el Ejército Mexicano. Ante las diversas hipótesis que surgieron, PRESENCIA decidió emprender el viaje hasta esa comunidad.

Después de dos horas y media de camino, unos 300 metros antes de llegar al poblado, en una curva, se encontraba el primer retén de  jóvenes y adultos de Playa Santa, con escopetas en mano y machetes, los cuales custodiaban los dos vehículos en los que llegó Renato y sus acompañantes.


Las unidades tenían los neumáticos sin aire, además, el Golf, tenía roto el cristal del lado del chofer, presuntamente fueron vándalos quienes cometieron esos daños. La Policía Municipal logró el aseguramiento de una motocicleta, pero los responsables de haber vandalizado las unidades escaparon.

El subagente municipal, Manolo López Rodríguez, con una escopeta y dos cartuchos en su puño, la hacía como jefe del grupo. Sentado sobre una piedra, su actitud ante la prensa en seguida fue a la defensiva, “nada de grabar ni fotografía”. Dijo que explicaría lo que ocurrió, pero que nada más se escribiera.

Así, empezó a manifestar que el domingo cerca de las once de la noche, llegó a su casa a buscarlo su suplente “el nombre no se los puedo decir”, y le manifestó que una señora estaba desesperada porque no aparecía su hijo, que “los turistas se lo habían llevado y que a lo mejor lo habían secuestrado”.

En ese momento, dijo que bajó hasta donde tienen el equipo de audio y comenzó a reunir a la gente de la comunidad para hacerles del conocimiento que había un niño desaparecido y que se lo habían llevado los turistas. “Comencé a vocear que si tenían al niño que lo entregaran, pero no tuvimos respuesta y la gente se comenzó a concentrar en la cancha”.

En medio de la multitud, una mujer dijo como a las doce de la noche, que ella sabía que estaban rumbo a las cascadas, pero intervino Martha, amiga de Renato Cruz Mil y les advirtió “ni se acerquen allá arriba, esa gente son judiciales y traen armas”. 


Esto enfureció más a la gente que comenzó la búsqueda, lo primero que hicieron fue capturar a la pareja que se había quedado cuidando los vehículos; a Estephani la metieron a una cárcel de la comunidad y a Alberto lo amarraron con lía para lazar junto a un pilar de concreto, ahí amanecieron ambos. 

No les creyeron

De acuerdo con el propio subagente municipal, cerca de las siete de la mañana, aparecieron Renato Cruz y sus acompañantes, así como el niño, sano y salvo; el propio menor contó que le dieron de comer y que lo dejaron dormir, nunca lo tocaron, pero la gente ya enardecida, argumentaba que el pequeño estaba bajo amenazas y por eso no declaraba en su contra. 

Por lo anterior, los calificó de secuestradores de niños, toda vez que también traía Renato a su hijo de brazos y al otro de 11 años y aunque ‘El Brujo’ les dijo que se trataba de sus hijos, no le creyeron y fueron sometidos y amarrados.

Los pobladores también ‘encarcelaron’ a Martha y su esposo Adán, porque los consideraron cómplices. Los tres menores permanecieron en la casa ejidal, mientras que los demás fueron privados de la libertad.

Alrededor de las once de la mañana de este lunes, cuando PRESENCIA estaba por llegar a la comunidad, en el camino de terracería que conduce del ejido Playa Santa hacia la supercarretera Las Choapas-Ocozocoautla, salía una patrulla de la Policía Municipal de Huimanguillo, Tabasco, quienes fueron en apoyo de sus homólogos de Las Choapas. El oficial a cargo de la unidad advirtió: “Ni metan el vehículo, porque si entran ya no salen”.

En breve, explicó que todo había derivado por el supuesto secuestro de un niño, que ya había aparecido, pero afirmó “yo no veo ningún secuestro ahí”, y agregó que no dejarían salir a los policías ni liberarían a los retenidos hasta que llegaran las autoridades competentes.

Quiso salvar a su hijo

Alrededor de las cuatro de la tarde, Leonor Mil Chiquito, mamá de Renato Cruz Mil, y su esposa, Miguelina Pérez Juárez, arribaron al ejido Playa Santa, a bordo de un taxi de este municipio, pero debido a los bloqueos de campesinos armados ya no tuvieron manera de llegar hasta donde estaba la multitud que rodeaba a los retenidos.

Con acta de nacimiento en mano, trataban de mostrar que Renato no era roba niños ni secuestrador, porque el niño de dos años es su hijo y el otro lo había adoptado. Miguelina Pérez, recordó que su esposo andaba con sus primos y que fueron a Playa Santa para bañarse en las cascadas. 

Leonor Mil se encontraba consternada, ya no pudo ver a su hijo con vida por última vez, en el mismo taxi regresó a Las Choapas y apenas llegaba a la autopista cuando un grupo armado le daba muerte a tres de las ocho personas que estaban retenidos.

La suplica

“Dios padre, no me abandones en este momento, te lo suplico; yo no ando en nada malo, no quiero morir”, rezaba con mucho fervor y lloraba el joven Alberto de la Cruz Bocanegra, amarrado de sus manos con una lía para lazar y con los ojos vendados, a metro y medio de él estaba en las mismas condiciones Renato Cruz Mil, ‘el Brujo’, y en frente, Gabriel Ramos López; una hora después fueron fusilados en el ejido Playa Santa, donde se congregaron más 100 personas con fusiles de alto poder.

Al grupo armado que se presentó en el lugar, no le importó la presencia de Seguridad Pública del Estado, Policía Municipal Policía Ministerial y de la Fiscalía Regional, y no es que no pudieran actuar, sino que en total sólo eran 27 policías contra un grupo de más de 100 personas con armas de alto poder y apoyados por una turba de gente enardecida, estos armados con machetes, contra los supuestos secuestradores.


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