Las salamandras: mitos y realidades

​Se le llama comúnmente ‘’cuija’’, ‘’cui cui’’, ‘’besucona’’, “salamandras”, etcétera, quizás alguna vez hemos convivido con una de estas pequeñas lagartijas sobre las que diversos mitos les rodean como que supuestamente provocan enfermedades y que si son ingeridos incluso pueden “enfermar de cáncer” a una persona.

Esta pertenece al grupo de los geckos, es una especie introducida a México en los años 80, hace ya más de 30 años, no se tiene estudios sobres los daños como especie invasora; sin embargo, es un reptil relativamente pequeño, de color gris pálido canelo o café con manchas más obscuras, los colores pueden variar dependiendo del lugar donde se encuentre.

Generalmente habita cerca de asentamientos humanos y aunque es originaria de la Islas del Pacífico, actualmente se encuentra a lo largo de los trópicos del Viejo Mundo; y no se distribuye de manera uniforme en Centro América.

Es un gecko bien adaptado a vivir en la compañía del hombre. Se reproduce de manera continua a lo largo del año, produciendo dos huevos en cada puesta. Es un animal bien adaptado para trepar por superficies prácticamente lisas gracias a las lamelas de sus dedos. Se le puede observar en congregaciones de varios geckos durante la noche o al atardecer atrapando insectos. (Romero, 2005).

 Las personas tienen el dogma de que es venenosa, ya sea por su mordida o bien por envenenamiento al caer accidentalmente dentro de una olla de comida. Nada más falso: esta especie es tímida, frágil y carece de estructuras venenosas, por lo que es completamente inofensiva y se alimenta de insectos como las cucarachas.

“Tengo más de 30 años viviendo aquí y yo recuerdo que las he visto en mi casa, pero no las dejo que anden por ahí porque dicen que son malos porque son venenosos, si le cae al agua no sirve para tomarla, la gente dice cosas y la verdad sí lo son, son venenosas, si le cae al alimento provoca enfermedades, en mi casa las corremos con alcohol para ahuyentarlas”, afirmó Guadalupe López Aguilar.

Por su parte, Sergio Gómez González, vecino de la J. Mario Rosado explicó: “Tengo 40 años viviendo en Las Choapas, mínimo 30 años recuerdo a las salamandras, dicen que son animales asquerosos y ponzoñosos, dicen que si cae a la comida producen cáncer. Para mí que ese animal es perjudicial, la verdad no estoy seguro pero por eso mismo las ahuyentamos, qué tal si cae en la comida y terminamos por comérnosla, eso sí sería malo”, dijo.

Contrario a la opinión popular, su presencia en los hogares disminuye la cantidad de insectos dentro  de los mismos; ya sean moscas, cucarachas y mosquitos, los cuáles sí son un canal de transmisión de enfermedades.

José Reguero Sánchez dijo que “desde que tenía 20 años lo recuerdo, ya son más de 30 años de eso, esos animalitos gritan de noche como cuando andan ‘agarrando gallo’, dicen que es venenoso, pero para mí no, ahí los dejo, porque son inofensivos por eso no las mato ni las corro. Cuando trabajé en una clínica las mataban con alcohol, yo les decía que no pero pues era la orden, pero estos animalitos ayudan comiéndose los animales como la cucaracha o los mosquitos”.

“Tenía yo seis años o cinco, las he visto en las paredes y techos, no he escuchado mitos pero la gente les tiene miedo, no creo que sean malos, ahorita tengo 49 años, no me acuerdo cuántos años pero sí he convivido con ellos, pero ayudan a comer insectos que andan por ahí que sí perjudican, por eso los dejo que anden correteando por ahí”, dijo Lázaro Flores Díaz.

“Desde chiquita los veo, ya hará más de 15 años, la verdad dicen que estos animales son venenosos que son un peligro por sus excrementos, por si cae en la comida, la verdad no creo que sean peligrosos pero aun así yo cubro mis alimentos para evitarlos pero aun así las dejo andar por ahí porque ayudan comiéndose los insectos”, dijo Feliciana Pérez Sandoval

Es fundamental cambiar la manera de ver y convivir con la naturaleza, poner en duda falsas creencias que justifiquen el exterminio de especies.

Actualmente se están perdiendo algunas a una gran velocidad debido en gran parte a las actividades antropogénicas. No podemos permitirnos ser los responsables de la aniquilación de especies que llevan millones de años habitando el planeta, por el contrario, debemos colaborar y participar activamente en la conservación de uno de los grupos más diversos y fascinantes de México: los reptiles siendo estos, patrimonio natural.

El estudiante de Biología, Carlos Álvarez López, explicó a PRESENCIA que las personas tienen la creencia de que es venenosa, ya sea por su mordida o bien por envenenamiento al caer accidentalmente dentro de una olla de comida. Esto, es falso.

Contrario a la opinión popular, la presencia de las cuijas en los hogares disminuye la cantidad de insectos dentro de los mismos, ya que es un eficiente exterminador de bichos, los cuáles sí son un canal de transmisión de enfermedades.

Por lo anterior, debemos colaborar y participar activamente en la conservación de las cuijas que son parte de uno de los grupos más diversos y fascinantes de México: los reptiles, siendo estos patrimonio natural.​