​A pesar de la crisis, mariachis se niegan a abandonar su arte

“Ya va llegando el mariachi cantando sones, con su guitarra y sus guitarrones, para que se alegren y que retocen los corazones”, dice textualmente el coro de la canción “La Fiesta del Mariachi”, aunque quienes interpretan la tradicional música mexicana viven una situación difícil, una crisis ante la cual se niegan a abandonar su arte.

Eli Torres Santiago, director del Mariachi de Agua Dulce, cuenta que el amor por la música es lo que mantiene a los músicos luchando cada día por sobrevivir, en ocasiones “charoleando” en las cantinas, bares y restaurantes de la región para sacar el gasto del día.

El mariachi hidrómilo se encuentra en pleno recambio generacional, ahora algunos de los integrantes son muy jóvenes, luego de que los antiguos integrantes decidieran marcharse de la ciudad en búsqueda de mejores oportunidades de empleo, en rubros alejados de la música.

NO PAGAN EL PRECIO

Una hora de música debería cobrarse en 3 mil 200 pesos, según el tabulador que no se ha incrementado en varios años a pesar de la inflación, pero muy pocos son quienes pagan esa cantidad, la mayoría regatea el precio y aprovecha la necesidad de los músicos.

Una hora de música incluye aproximadamente 12 canciones, más otras dos que le regalamos al cliente, en las fiestas como bodas o quince años a veces los invitados se cooperan para que sigan tocando, pues el gusto por la música vernácula está vigente.

“La música de mariachi debe ser en vivo”, asegura el entrevistado, pues los sonidos de las guitarras, trompetas, vihuelas, guitarrones y violines al unísono no se pueden comparar con el sonido que sale de la bocina de la más alta calidad.

INVERSIÓN COSTOSA

Ser mariachi es caro, tan solo las galas –adornos que acompañan el tradicional traje de mariachi- tienen un precio aproximado de 2 mil pesos, un traje bordado ronda los 5 mil pesos, además de la camisa, botas, sombrero, cinturón y moño.

Los instrumentos también tienen un costo elevado, razón por la cual cada uno de los músicos cuida su herramienta de trabajo al máximo; además de que tienen que dedicar varias horas a la semana a practicar, las canciones clásicas y las nuevas, siempre buscando ampliar el repertorio.

Los mariachis, aunque quisieran no pueden tener un trabajo establecido en otros rubros, pues nunca saben cuándo saldrá una tocada, puede ser entre semana, en la noche, incluso en horas de la madrugada.

NUEVOS TIEMPOS

La necesidad obliga a los músicos a tomar cualquier oportunidad que se presente, “hemos recibido solicitudes de ir a tocar a Las Choapas o a La Venta en horas de la madrugada, el camino está feo y son otros tiempos, pero nos encomendamos a Dios y salimos a hacer nuestro trabajo para poder llevar el pan a la casa al día siguiente”, expresa el líder del único mariachi de la ciudad.

Para las fiestas tienen más trabajo los tecladistas, pues ofrecen hasta cinco horas de servicio por el mismo precio de una hora de mariachi; con la finalidad de abarcar más mercado, este mariachi ha incorporado un acordeón a la formación, interpretando música de banda que está de moda, “al cliente lo que pida”.

Ser mariachi es vivir muchas experiencias, algunas alegres, chistosas y otras tristes; del anecdotario Eli torres cuenta que en una ocasión fueron a la colonia Cuatro Caminos a llevar serenata a una mujer, “No sé si era el novio o el marido de la muchacha, pero cuando empezamos a cantar se encendieron las luces y en lugar de que saliera la novia salió un tipo vistiéndose a la carrera, era el sancho”, relató el músico sin revelar más datos.

APOYO DEL GOBIERNO

Los músicos consideran que ha existido muy poco apoyo del gobierno, pues en otras ciudades se coordina el Ayuntamiento con los músicos para ofrecer espectáculos en las plazas públicas, donde los músicos pueden recaudar algo de dinero.

Otra opción, comentan, sería que el gobierno estableciera un salario mínimo para los mariachis a cambio de amenizar los eventos más representativos de la ciudad, incluso, contratarlos como profesores de música para la Casa de la Cultura, con lo cual se fomentaría el arte a las nuevas generaciones.

“Hemos observado con tristeza que instituciones o empresa contratan mariachis de otras ciudades, los cuales cobran mucho más y tienen la misma calidad musical que los locales, queremos un voto de confianza”, finaliza.​