Encapuchados y armados tuvieron el control total del Cerro de Nanchital y sus alrededores para cometer la masacre con total impunidad.
Encapuchados y armados tuvieron el control total del Cerro de Nanchital y sus alrededores para cometer la masacre con total impunidad.
Testigos presenciales de los hechos rindieron declaración ministerial bajo reserva de su identidad y señalan a “Epidio” y “Don Amador”, como los responsables de la masacre ocurrida el pasado domingo por la tarde noche en la congregación Cerro de Nanchital, que dejó como saldo un total de 12 personas ejecutadas.
Estas declaraciones ya forman parte del expediente UIPJ/DXXI/CHOA/F2/043/2021 de la Fiscalía General del Estado, donde también se menciona que Don Teódulo Gorostieta Domínguez, era el líder del grupo de autodefensas del Cerro de Nanchital, desde julio de 2020 a la fecha, pero el grupo que lo asesinó estaba en desacuerdo con él, porque su visión que tenía era la de proteger y ayudar y los ejecutores tienen fama de cometer abusos.
Con base a declaraciones de testigos protegidos, se reveló que el domingo 17 de enero, alrededor de las 16:30 horas, mientras en una comunidad denominada Río Playa Samaria, se encontraban reunidos varios grupos de ganaderos y campesinos tocando puntos afines a la seguridad, en el campo de fútbol ubicado en la colonia Francisco Villa, perteneciente al municipio de Minatitlán, pegado al Cerro de Nanchital, convivía Valentín Gorostieta Hernández (uno de los fallecidos) con algunos familiares y amigos, mientras veían un partido de fútbol.
En ese momento, se encontraban arriba de la batea de una camioneta Ford, doble cabina, color verde, y es cuando observan pasar varios vehículos tripulados por personas armadas y encapuchadas. Entre las unidades había una camioneta Nissan, color roja, de batea, doble cabina, así como dos camionetas de redilas.
Estos vehículos se desplazaban sobre la calle principal con dirección de la calle Madero hacia el Cerro de Nanchital, posteriormente se observan otras cinco camionetas, entre estas una Nissan color gris, doble cabina y otra blanca de redilas. El convoy compuesto por unas diez unidades se estacionó cerca de la iglesia católica, ubicada en contra esquina del campo de futbol donde convivían miembros de la familia Gorostieta.
Luego de unos minutos, el grupo de camionetas arranca en dirección al campo de futbol, rodean la explanada, se bajan los hombres armados y comienzan a desplegarse, del total de hombres armados, unos cuatro sujetos con armas largas, rodean la camioneta donde se encontraba el joven Valentín Gorostieta con sus demás amigos y hermanos.
Acto seguido, uno de los sujetos de complexión robusta, de tez clara y ojos verdes, se acercó a Valentín Gorostieta Hernández y le quitó el radio que traía, le pidió que tirara su vaso de cerveza y se subiera a la batea de la camioneta de ellos (de los autodefensas); siendo ésta una Ford Pick Up de una cabina.
Una vez arriba de la batea, el sujeto robusto lo empuja al piso y le coloca sus pies encima, retirándose el convoy en ese momento con dirección hacia el Cerro de Nanchital. El joven Valentín de 32 años de edad, comenzó a pedir auxilio pero nadie se atrevió a hacer algo, pues tuvieron el temor de que también los levantaran.
Algunos de los participantes del convoy de autodefensas fueron identificados, a pesar de traer cubiertos el rostro.
Luego del “levantón” que sufrió Valentín, su padre Don Teódulo Gorostieta Domínguez, fue avisado de los hechos y se deja venir de la reunión que tenían en Samaria, acompañado de otros hijos y el agente municipal del Cerro de Nanchital. Al llegar a la altura de la comunidad Emiliano Zapata Misantla, ya los esperaba el grupo armado de los autodefensas y es ahí donde los emboscan, los desarman y se los llevan también con rumbo al camino Alto Uxpanapa-Nueva Tabasqueña, donde finalmente los matan a todos, incluyendo al primer joven que levantaron.