Golpes con puños y patadas, amenazas de muerte, culatazos o cañonazos con los fusiles en sus costillas y estómago, así como dedos machacados con pinzas, fue parte de la tortura física y psicológica.
Golpes con puños y patadas, amenazas de muerte, culatazos o cañonazos con los fusiles en sus costillas y estómago, así como dedos machacados con pinzas, fue parte de la tortura física y psicológica.
Al rendir sus declaraciones en la ciudad de Coatzacoalcos, los detenidos durante el operativo de la Policía Ministerial en la congregación Cerro de Nanchital, tras la masacre de 12 personas, alegan que fueron torturados y vejados antes de ser puestos a disposición del Juez de Control, para ello utilizaron amenazas de muerte, golpes con puños y patadas, con las culatas de los fusiles y hasta pinzas de corte, para machacarles las uñas.
De acuerdo con copias de la declaración de uno de los detenidos a los que PRESENCIA Sureste tuvo acceso, las detenciones fueron cometidas fuera del marco legal, se hizo uso de la fuerza bruta y se aplicó tortura física y psicológica.
Una de las víctimas identificada con las iniciales R. L M., de 30 años de edad, con domicilio en el ejido Arroyo Marín de la congregación Cerro de Nanchital, rindió su declaración ante la presencia de su abogada defensora, la licenciada Eva Jiménez Miss.
Esto fue lo que dijo: “El día 24 de enero del 2021, siendo aproximadamente las siete y media de la mañana, me encontraba en mi domicilio, en compañía de mi esposa y mi menor hija, por lo que mi esposa me mandó a la tienda a comprar productos para preparar el desayuno, por lo que salí de mi domicilio a bordo de mi motocicleta, marca Italika, 150, color negra con verde, con dirección al Cerro de Nanchital, que esta aproximadamente a 15 minutos de mi domicilio, por lo que al ir sobre la terracería que va al ejido Arroyo Marín me encontré a mi amigo Adiel, del que desconozco sus apellidos, y a un conocido del que no me acuerdo de su nombre, los cuales también iban al Cerro de Nanchital, cada quien en su motocicleta.
“En eso nos percatamos que había muchas patrullas de policías más adelante, pero yo les dije ‘que no teníamos por qué preocuparnos, ya que no teníamos problemas con nadie’, al vernos los policías nos hicieron señas que nos detuviéramos y les hicimos caso; detuvimos nuestras motocicletas y posteriormente nos dijeron que nos bajáramos de ellas, uno de los policías del cual no recuerdo sus características físicas, me preguntó mi nombre y que de donde venía, le contesté ambas preguntas y vi que sacó una hoja de papel y empezó como a buscar mi nombre, y yo creo que como no lo encontró, me dijo que me fuera, lo mismo hizo con mi amigo Adiel y con mi otro conocido.
“Justo cuando me iba a subir de nuevo a mi motocicleta, se me acerca otro policía que se bajó de una camioneta blanca y me volvió a preguntar mi nombre, se lo volví a dar y enseguida ordenó: a ese deténganmelo´, en eso me agarran del cuello y me doblan la cara hacia abajo y me tapan la cara con mi misma camisa y enseguida me llevaron hacia la camioneta que ellos tenían y me aventaron a la batea, pero cuando me llevaban hacia la camioneta me iban golpeando en el estómago y las costillas, yo le grité a mi amigo Adiel que le fuera avisar a mi familia que me estaban deteniendo, y un policía gritó que él no iba a ningún puto lado, que ya me había cargado la madre.
“Ya estando arriba de la camioneta, otro policía me dijo que le dijera cual era mi clave, yo le dije que no sabía de qué clave me hablaba, que ni siquiera sabía por qué me habían detenido, y me estaban golpee y golpee al mismo tiempo que me preguntaban por una persona que la verdad en estos momentos no recuerdo su nombre, ellos me gritaban que yo era cómplice y que les dijera donde tenía escondida a esa persona, por más que les decía que yo no sabía nada; ellos me seguían golpeando, y en una de esas escuché como cortaban cartucho con su arma y a su vez me picaban en el estómago con el arma y me decían que si ahí mismo quería que me mataran y yo les decía que no me hicieran daño, pero ellos no me hacían caso y a fuerza querían que les dijera dónde estaba la persona que buscaban.
“Después dejaron de golpearme y se quedaron platicando entre ellos, diciendo que nos iban a llevar a todos a La Breña y que allá nos iba a cargar la madre, que nos iban a matar como unos perros, posteriormente llegó de nuevo otro policía y me volvió a preguntar que si no iba a hablar, y yo le dije que no tenía nada que decir, que me estaban levantando injustamente y les dije que fueran a buscar a mi familia y que les preguntaran a ellos, y me dijeron que a toda mi familia la iban a matar como unos perros.
“Después sentí como subieron a otra persona en la misma batea en la que yo me encontraba; sin embargo como no podía ver, no me percaté a quien subieron, ya después se arrancó la camioneta y como aproximadamente unos veinte minutos después, sentí que se fueron por un camino de terracería, me llevaban esposado con las manos hacia atrás, yo les pedía que me aflojaran las esposas parque tengo mal la muñeca y me lastimaban, y únicamente me dijeron que me callara porque si no me las iban apretar más y me empezaron a patear, después me pisaban y se me subían encima y por más que les pedía que no me hicieran daño porque estoy enfermo, me decían que me callara porque ya no iba a sentir, pues me iba a cargar la madre.
“Después se detuvieron y nos bajaron a golpes y mentadas de madre de la camioneta en la que íbamos y nos subieron a otra, y decían que estaba bueno el camino para que nos mataran, después me apretaron los dedos de mis pies con una pinza de metal de las que cortan fierro, nos metieron como a un cuarto, yo la verdad no vi porque todo el tiempo fuimos tapados de la cara, pero de ahí nos empezaron a tomar fotos, yo les pregunté cuál era el delito por el que me detenían, pero no me dijeron nada, lo único que me decían era que me callara sino me iban a golpear, y únicamente me quitaron la camisa de la cara cuando me tomaron fotos, ya de ese lugar nos trajeron para las instalaciones donde ahorita me encuentro, siendo todo lo que tengo que manifestar”, así quedó asentado en actas oficiales.
Este tipo de tortura, también la sufrieron los demás detenidos, sostiene el detenido, por lo que también en sus declaraciones oficiales, lo hicieron saber, pero estos argumentos no fueron válidos para el juez, quien decidió vincularlos a proceso.
“Es evidente que hay línea para mantenerlos adentro, para perjudicarlos, pero no es justo que personas inocentes paguen por otros que cometieron algún daño, estas personas que están detenidas sólo son chivos expiatorios”, planteó el abogado penalista, Gregorio Martínez Rivera.