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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

Yunes Linares, el amoroso veracruzano

12/12/2011 09:14 a.m.
Astutos maestros de la simulación, los grupos cuasifamiliares que liderean Fidel Herrera Beltrán y Miguel Angel Yunes Linares, negocian sus diferencias, las disfrazan de conciliación, y entre aplausos, elogios y, sobre todo, silencio cómplice, consuman el más escandaloso atraco a las arcas públicas en el estado.
 
Sufre una mutación Miguel Angel Yunes. Dejó de ser el acérrimo crítico de la fidelidad, régimen al que desolló antes, durante y después de la elección de 2010, para transformarse en un amoroso del panismo, amoroso veracruzano.
 
Tal como Andrés Manuel López Obrador, otrora azote de panistas y priístas, de discurso incendiario y denuncia letal, Yunes vira radicalmente de estrategia y se convierte en una perita en dulce ante su otrora enemigos, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, a quienes antes replicaba, los acusaba de ineptos y corruptos. Ahora a uno aplaude y ante el otro guarda sospechoso silencio, en vísperas de consumarse uno de los más grandes robos a las arcas veracruzanas.
 
Se sienten en Veracruz aires de complicidad. En la comparecencia del titular de la Contraloría General  del Estado ante el Congreso, Iván López Fernández, éste sin ruborizarse siquiera afirmó que en la cuenta pública del último año de gobierno de Fidel Herrera Beltrán no se detectó daño patrimonial, sino que apenas encontraron “observaciones de irregulares administrativas”.
 
De los diputados priistas, como era de esperarse, sin gota de remordimiento, sólo podrían esperarse aplausos de encubrimiento, pero los panistas, tan divididos en estos días por la rebatinga en cargos y prebendas, todos, unidos, guardaron silencio, se amordazaron.
 
Y no tardará mucho para que el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de Veracruz (ORFIS)  cierre oficialmente este episodio repleto de truculencia financiera, utilizada para que unos cuantos se enriquecieran y mantuvieran el poder bajo su control.
 
Amoroso, Yunes Linares lanzó señales públicas y evidentes de mansedumbre cuando en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui, el ex candidato a la gubernatura anunciara su disponibilidad a “aplaudir” al gobernador Javier Duarte, si asumía su condición de gobernador y procedía contra el régimen fidelista.

“Si hiciera lo que tiene que hacer —dijo Yunes Linares, el 7 de octubre pasado, en MVS— que es sancionar a Herrera por todo lo que hizo, tanto por la corrupción como por haber propiciado este estado de cosas en Veracruz; todos los veracruzanos le aplaudiríamos, todos absolutamente todos.
 
Ningún veracruzano bien nacido y yo soy uno de ellos, quiere que le vaya mal a Duarte. Todos queremos que le vaya bien”.
 
Luego de esto casi de manera automática suspendieron el permanente ataque mediático contra quien los fidelistas catalogaban de “pederasta”; de cómplice de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo Guzmán” al fugarse del penal de Puente Grande, en Jalisco; de represor político, y de perseguidor de periodistas.
 
Uno de los últimos signos del apareamiento político entre el yunismo y el fidelismo, lo protagonizó el diputado local Fernando Yunes Márquez, hijo del ex candidato panista a la gubernatura, pastor de 40 alcaldes del PAN, a quienes llevó a una reunión con el gobernador Javier Duarte, el 8 de diciembre pasado.
 
Entre otras lisonjas, el otrora crítico Fernando Yunes, el Miniyunes, dijo:
“Venimos también a refrendar nuestra disposición a trabajar sin distingo partidista ni colores de manera estrecha con el Gobierno del Estado.”
 
Obsequioso, en un hecho insólito, agradecía la recepción que les hiciera el gobernador Duarte y le prodigaba palabas impensables:
“Hoy, Veracruz debe vivir una época de modernidad en la que la relación entre gobierno estatal, municipal y la labor de gestión y representación que tienen los diputados, sea marcada por la obtención de resultados para la gente”.
 
Ese mismo día se dio el nombramiento de Miguel Angel Yunes Márquez, el otro cachorro yunista, como coordinador del Programa Oportunidades en Veracruz, con la evidente venia del gobernador, Javier Duarte, quien no puso traba alguna al hijo de aquel que fuera su acérrimo enemigo en la pasada contienda electoral.
 
“Me pondré a las órdenes del gobernador”, diría Chiquiyunes en una frase que electrizó a los panistas de su línea y dejó boquiabiertos a sus detractores azules.
 
Y los priístas, salvo una efímera escaramuza que provocó el líder de la fracción priísta en el Congreso, Jorge Carvallo Delfín, guardaron silencio alcahuete.
 
Las facilidades para operar programas federales en Veracruz para la campaña de Papá Yunes a Senador de la República y para quien se perfila como candidato del PAN a la Presidencia, Ernesto Cordero, pudiera ser el precio que pagan Fidel y Duarte para que los Yunes callen ante el resultado –adverso a la verdad y a la sociedad- de las auditorías practicadas al régimen fidelista.
 
El pago también incluye, como observamos actualmente, que el clan Yunes aplauda como focas a quienes antes los pisotearon y los enlodaron un día tras otro.
 
Hay juego sucio en el trasfondo. Yunes y sus cachorros, de discursos incendiarios, sentencias lapidarias contra Fidel Herrera y Javier Duarte, ataques y descalificaciones, pasaron a la diplomacia cínica. Olvidaron adjetivos y tendieron la mano a quien horas antes llamaban corrupto.
 
De alto impacto hacia la opinión pública, el aval duartista a los cachorros de Miguel Angel Yunes provocó reacciones en las filas del PAN. Danilo Alvízar Guerrero, coordinador de los legisladores panistas en el Congreso de Veracruz, fue suspicaz con los ofrecimientos de Javier Duarte hacia los 40 alcaldes. “Es que no cumple”, diría horas después. “Se toma uno la foto en esas reuniones, publica en primeras planas en todos los medios y a la hora de la hora no se hace nada”.
 
Cuestionó el valor de esos encuentros, pues, dijo, la oposición envía el mensaje a la sociedad de que todo está bien cuando en la realidad no se cumplen los acuerdos.
Heridos, agraviados, no les inquieta a los panistas que Yunes y sus vástagos rindan la plaza. No. Lo que les indigna es haber sido desplazados de los acuerdos con el gobernador Javier Duarte.
 
Se recuerda, por ejemplo, qué tanto le succionó el líder moral del PAN en Veracruz, Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, al gobierno de Fidel Herrera Beltrán, traducida su connivencia en notarías públicas y espacios en el gobierno estatal.
“El Pipo” Vázquez Cuevas y Fidel Herrera pronto olvidaron la campaña iniciada en 2005 por el panismo mediante volanteo y difusión en internet, en que categorizaban al gobierno estatal con una F, de fraude y de falso.
 
Cuando concluyó la elección de 2010, consumado el fraude priísta para imponer a Javier Duarte, el grupo antiyunista del PAN trabó acuerdos y beneficios con el nuevo gobierno; dio la espalda a Miguel Angel Yunes y le impidió avanzar hacia el control del comité estatal panista.
 
En el disfrute de las mieles del poder, fueron apalancados por Fidel Herrera en sus últimos días de gobierno y a lo largo del primer año de Javier Duarte.
 
Hoy, sin embargo, la correlación de fuerza cambió. Duarte acuerda con los Yunes, los consiente, los pastorea y obtiene silencio cómplice en la víspera de la última fase de la revisión de cuentas del régimen fidelista, previa al cerrojazo de la complicidad.
 
Ver para creer. Yunes Linares y sus cachorros convertidos en los amorosos del PAN. ([email protected]) (twitter: @moralesrobert)

 

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