Los petroleros y Renato:
¿Jaque al PRI en el distrito XIV?
 
Los líderes petroleros del sur de Veracruz podrían someterse,públicamente, a las órdenes de su dirigencia nacional para dejar libre la candidatura a Renato Tronco, pero no lo dejarían ganar.

Igual escenario ocurriría si la dirigencia petrolera obtuviera la candidatura –en la persona de Noé Hernández González, el dirigente de la sección 10-, Tronco Gómez se convertiría en un contrapeso que se las jugaría en contra para verlos perder. Es su espíritu vengativo.

En las dos situaciones pierde el PRI, sobre todo por la inercia opositora con la que el voto sureño se manifiesta en las urnas.

Soldados del sistema, arietes del PRI, productores de votos o ejemplos de disciplina, son algunos de los apelativos que distinguieron siempre a los líderes petroleros de la Sección 10, de Minatitlán, la más influyente, la más representativa del poder sindical.

De la Sección 10 emergieron líderes nacionales del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, senadores, diputados, alcaldes, síndicos y regidores, figuras todos del priísmo, caciques regionales y, sobre todo, sin duda, potentados, cuyo enriquecimiento es a todas luces explicable.

Su poder, sin embargo, se ha visto menguado. Pierden elecciones, son cuestionados, acusados de haber relajado su influencia y conducir al PRI a niveles de deterioro político y ser avasallados reiteradamente por la oposición, a la que únicamente la derrotan por la vía del fraude electoral.

Internamente, la Sección 10 es un avispero. Sin un liderazgo real, confrontados por temas sindicales y políticos, sus dirigentes han vulnerado la estabilidad de la organización y la solidez del PRI.

Carecen de visión política y ello ha llevado a los dirigentes de la Sección 10 del sindicato petrolero a fracturar proyectos electorales y a diluir ambiciones de grupo.

Ante ese panorama, cuestionadísima la fuerza de su dirigencia, han visto sucumbir su influencia en el distrito XIV, donde se esfumó el control político en dos de los municipios más importantes —Las Choapas y Moloacán, sedes de las secciones 26 y 16 del sindicato petrolero— y apenas tener presencia en Ixhuatlán, Hidalgotitlán, Uxpanapa, Jesús Carranza, e incluso en la misma Minatitlán, donde otras corrientes priístas reclaman espacios y prebendas.

Las Choapas es cuento aparte. Ahí el dolor de cabeza es el alcalde Renato Tronco Gómez, todo un caso en cuestión de torcer la ley, atropellar a sus gobernados y exhibirse cínicamente con camionetas de lujo, haciendo gala de las obras que deja a medias o que termina mal, burla de muchos por su estilo rústico de gobernar.

Si bien el alcalde de Las Choapas, en términos ciudadanos —que no son los mismos con los que se conduce la clase política—, no tiene la estatura profesional, ni la calidad moral, para ocupar un escaño en el Congreso de la Unión. Su movilidad en busca de la candidatura a diputado federal por el distrito XIV, desestabiliza al poderoso sindicato petrolero, dueño por tradición de dicha postulación.

Tronco Gómez es un fiasco como gobernante, pero le sobra colmillo y mañas.  No tiene capital político y no hay quien en la familia priísta lo vea con seriedad. Su imagen es caricaturesca. Juega con el rechazo a los dirigentes sindicales e intenta sacar leña de una maniobra y de una mentira. Por ello es que ante la sociedad se presenta como un aspirante “independiente” a la línea de los petroleros.

En ese contexto, habrá que citar que sostiene conflictos irreconciliables con los dirigentes de los petroleros tanto de la Sección 26, 16 y la 10.

Jorge Wade González, guía “moral” de la sección 10, cuando fue candidato a diputado federal del PRI –proceso en el que ha fracasado en dos ocasiones-, señaló a Tronco de intentar sobornarlo, por medio de lo cual traicionaría a la candidata del PAN y maniobraría para que ésta perdiera las elecciones.

En 2006, el PAN y el PRI perdieron las elecciones, obtuvo el triunfo el candidato de la coalición PRD- PT-Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), Robinson Uscanga Cruz, gracias a la inercia arrasadora que en el sur del país tuvo el candidato a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador.

El PRI y sus actores locales y nacionales tienen la tarea de lograr un eficaz reparto de poder con el objetivo de ganar las elecciones del 2012; caso contrario, podrían perder las elecciones del 2012.

2006 fue una lección inolvidable. Menguado el PRI y el PAN sin un candidato con chispa ante el electorado, el Efecto Peje propició el triunfo de Robinson Uscanga, cuya trayectoria no daba para mucho, y su actuación posterior decepcionó a muchos. Esa elección demostró que el PRI, dividido, fuera de control, es carne de cañón.

Vilipendiados los líderes sindicales de la Sección 10, repudiado Renato Tronco por el priísmo del distrito XIV, surge un tercero en discordia, controvertido, pero innegablemente vigente: Flavino Ríos Alvarado.

En el panorama actual, las circunstancias colocan al diputado local Flavino Ríos Alvarado como el político mejor posicionado ante el sistema y ante la sociedad para ser el candidato con posibilidades reales de obtener un triunfo electoral en el 2012.

Las circunstancias también restan poder a quien mueve los hilos de las candidaturas a trastienda de Javier Duarte, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien habiendo logrado ser nombrado en el Consejo Político Nacional del PRI y delegado especial priísta en el norte del país, hoy le quema las manos las revelaciones del resultado de las investigaciones que en forma conjunta realizan la PGR y la DEA norteamericana, en torno a la presunta protección que dispenso al crimen organizado, durante su mandato.

Se ve complicado el panorama político en el distrito minatitleco. Javier Duarte es acotado por las intromisiones de Fidel Herrera en la designación de candidatos del PRI. Los líderes petroleros se mueven como borregos sin pastor. Y si algo faltara, Renato Tronco agita las aguas y genera conflictos.

Nadie le niega a Renato Tronco que haga uso de sus derechos constitucionales de querer ser candidato del PRI a diputado federal.

La lógica política, sin embargo, se aplica al revés. Garantizan resultados quienes concilian, no los irreverentes de la sensatez; quienes generan unidad, no los artífices de la ruptura; quienes llaman a la concordia, no los que arrebatan candidaturas.

Las piezas mal movidas, pondrían en jaque al PRI.

([email protected]) (Twitter: @moralesrobert)