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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

Los cómplices del crimen contra Veracruz

16/03/2012 09:29 a.m.
Bajo las órdenes de Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte de Ochoa y Héctor Yunes Landa, fueron, uno artífice y el otro solapador, de un programa financiero turbio y fraudulento.
 
El uno y el otro, cómplices, junto con quien en aquel entonces era gobernador, del atraco más grande en la historia al pueblo veracruzano.
 
Hoy Javier Duarte despacha como gobernador, y en esas grotescas paradojas de la vida política, Héctor Yunes Landa, es candidato a senador de la República, y de ahí, ¿por qué no?: gobernador del Estado al que ayudó a saquear.
 
En el pasado inmediato, Duarte de Ochoa despachaba como Secretario de Finanzas, oficina desde la cual se afinaron “las estrategias” para endeudar a los veracruzanos y comprometer las participaciones federales de los próximos años.
 
En una declaración ridícula, a tono con la manera grotesca de obtener dinero a toneladas, el ex gobernador de malos recuerdos, Agustín Acosta Lagunes, dijo que los magos financieros del gobierno fidelista “sacaban agua de las piedras”.
 
En ese mismo lapso, Yunes Landa, usaba el liderazgo que ejercía en el Congreso del Estado para avalar y alabar, un día tras otro, los disparates financieros del gobierno fidelista.
 
¿Hoy con qué cara, el mago financiero Duarte puede pedir a los suyos que sean responsables en el manejo de sus finanzas?
 
¿Hoy, con qué cara, también, Héctor Yunes puede pedir el voto de los veracruzanos, atado a su pasado cómplice, sumiso lacayo del gobierno fidelista en los días en que se dilapidaba la riqueza de Veracruz y se contrataba, con el visto bueno de la manada priísta, que era mayoría en el Congreso, el mayor endeudamiento de que se tenga memoria en nuestra entidad.
 
Veracruz culminó el sexenio fidelista en medio de una tormentosa pesadilla. Acumuló una deuda descomunal que personajes irresponsables, como Javier Duarte, pretendieron minimizar u ocultar. Fidel Herrera tuvo la ocurrencia de decir que la deuda era de 6 mil 500 millones de pesos; su responsable financiero, Salvador Sánchez Estrada, lo desmintió de inmediato cuando reveló ante el Congreso que los pasivos de Veracruz eran de 9 mil 500 millones de pesos; la diputada local, Karime Aguilera, dio a conocer otra cifra: 23 mil millones.
 
A la par, sus rivales políticos, panistas y perredistas reclamaban cifras reales y señalaban que la deuda real era de más de 40 mil millones de pesos y, quizá, llegaría a 60 mil millones.
 
Fidel Herrera y Javier Duarte nunca admitieron que las bursatliizaciones financieras eran deuda pública y de ahí que minimizaran sus efectos en la economía de Veracruz, Sin embargo, expertos en finanzas los refutaron: lo que se pide prestado, se debe y se tiene que pagar, es deuda.
 
Al arranque de su gobierno, con el agua al cuello, Javier Duarte lanzó el Plan Veracruzano de Desarrollo. Ahí se lee que la deuda de Veracruz, incluidas las bursatilizaciones, alcanzan los 34 mil millones de pesos
 
El despilfarro que vivió Veracruz en el sexenio fidelista generó el estancamiento económico que hoy vivimos. Javier Duarte fue pieza clave, un activo de ese proceso en que Veracruz se quedó sin recursos, pidió prestado, pero pocos saben en qué cuentas bancarias fue a parar el dinero.
 
Es evidente que la crisis no fue espontánea ni casual. La provocó el gobierno de Fidel Herrera y su alfil financiero Javier Duarte de Ochoa, pero también los legisladores cómplices, quienes aprobaban cuanto les ordenaba su patrón, el gobernador, y encubrían el grave daño que se le estaba causando a los veracruzanos.
 
Hace un par de días, el secretario de Finanzas del gobierno duartista, Tomás Ruiz González, reveló los lineamientos para el ejercicio del presupuesto del gobierno de Veracruz e hizo énfasis en el plan de austeridad, que incluye la no creación de plazas nuevas de trabajo y un control severo, severísimo, a la aplicación de los recursos.
 
O sea, Veracruz, continuará sumido, un año más y al igual que en 2011, en el estancamiento económico, mínima inversión, falta de empleo o generación de empleo mal pagado, desigualdad social, lucro político con la pobreza a través del programa “Adelante” y un insultante despilfarro en las altas esferas del gobierno mientras al pueblo se lo come la desesperación y la desesperanza.
 
A diferencia de Puebla, donde el nuevo gobierno panista ha emprendido acciones contra funcionarios del ex mandatario Mario Marín Torres, cuyo hijo es dueño de palacios en Europa y exhibe una riqueza insultante, en Veracruz nada ocurre. No existe una investigación que determine qué funcionarios incurrieron en actos de corrupción u omisión; qué fortunas se labraron con dinero del pueblo; qué responsabilidad tiene el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán.
 
Javier Duarte, primero como secretario de Finanzas, después como diputado federal por el distrito de Córdoba, y ahora como gobernador de Veracruz, ha sido un cómplice silencioso del gobierno de despilfarro de su antecesor.
 
Héctor Yunes Landa, candidato a la senaduría, fue, por su parte, el orquestador de un sinnúmero de apoyos al régimen fidelista, al que le concedió todo, cínico líder de los diputados en el Congreso de Veracruz, quien incluso fue más allá, avalando cuentas públicas, tapando el drenaje por el que corrían las aguas nauseabundas del gobierno de Fidel Herrera Beltrán.
 
Ambos, Duarte y Yunes Landa, por lo que hicieron o dejaron de hacer, lejos de pertenecer a las instituciones, debieran estar en los tribunales enfrentando el juicio de sus acciones.
 
El pueblo, los veracruzanos, lo aplaudirían.
 
 
 

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