El alcalde de Coatzacoalcos, Marcos Theurel Cotero presume de aplicar ingeniería financiera, pero para su infortunio no la puede explicar.

 

Para los reporteros que lo escucharon en el Congreso de Veracruz, tratando de justificar el endeudamiento de su gobierno, que pretende aumente a más de 500 millones de pesos, fue —comentaron en tono burlón— “un choro mareador”.

 

 Marcos Theurel fue la botana de la prensa cuando intentó explicar que el ayuntamiento de Coatzacoalcos, a su leal saber y entender, debía contratar otros 156 millones de pesos para aterrizar obras y no parar el supuesto desarrollo del municipio.

 

 Antes, el alcalde Theurel había logrado la autorización del Congreso para suscribir un crédito con BANOBRAS. Pretendía que fueran 500 millones pero los legisladores solo le autorizaron 350 millones de pesos. Con ellos, debía matar los 200 millones que heredó del ayuntamiento que encabezara Marcelo Montiel Montiel, de 2008 a 2010, y con el resto impulsaría obras y servicios.

 

 Theurel es un ingeniero con graves problemas semánticos. No se hace entender. O piensa una cosa, dice otra y hace otra. A los reporteros que lo entrevistaban los dejó peor de como estaban cuando trataron de saber qué motiva al alcalde a persistir en su misión endeudadora.

 

 Su ingeniería financiera es un galimatías sin pies ni cabeza. Ha dicho que Marcelo Montiel endeudó al ayuntamiento y obligó a la actual administración a pagarle 70 millones de pesos anuales a BANOBRAS, lo que reduce el margen de maniobra para realizar obra pública. Con la renegociación que propone Theurel, se pagarían 20 millones anuales, pero a lo largo de 30 años, comprometiendo a los próximos ocho ayuntamientos.

 

 “Para que se den una idea —dijo el mago financiero Theurel— del crédito de 350 millones que pidió Coatzacoalcos, el capital se va a pagar con 30 millones lo cual es muy fácil ante la diferencia de las tasas y largo plazo”.

 

 Fue tan torpe su explicación, que dejó con cara de enigma a los reporteros. Prometió que luego, mediante un video, esclarecería en qué consiste la reestructuración financiera.

 Hasta ahora, a un año tres meses de gestión, Marcos Theurel se ha ganado la desconfianza de su pueblo.

 

La obra pública tiene beneficiarios directos: sus amigos y sus protegidos. La obra pública es negocio de un grupo cerrado, identificable, que detentaba contratos cuando el hoy alcalde de Coatzacoalcos era secretario de Comunicaciones del gobierno de Veracruz.

 

 Quizá por ello, hay resquemor en el Congreso de Veracruz y los legisladores ven con recelo el nuevo negocio del alcalde Theurel. Uno de ellos, el diputado por Minatitlán, Flavino Ríos Alvarado, prácticamente le ha cerrado la puerta y ha esbozado que inconsistencias en el actuar del edil porteño.

 

 “No creo que podamos autorizarle mayor deuda”, acaba de expresar el influyente legislador, quien además es vicecoordinador del grupo legislativo del PRI en el Congreso veracruzano.

 

 Flavino Ríos ha hecho énfasis en que el Congreso le autorizó a Marcos Theurel a suscribir el crédito de 350 millones de pesos, pero “está en derecho de no ejercerlo”.

 Otra línea de su declaración es categórica: “Una deuda mayor pone en riesgo la viabilidad financiera del Ayuntamiento”.

 

 Flavino Ríos aludió a incosistencias o errores en las corridas financieras para la planeación, programación, presupuestación y ejecución de obras, elementos que evidencian el desastre que ha distinguido a Marcos Theurel al frente del ayuntamiento de Coatzacoalcos.

 

 En el medio político, Marcos Theurel tiene mala fama. Su voracidad, los escándalos por la asignación de contratos, las denuncias públicas por cobro del diezmo a constructores, las de carácter penal por negarse a pagar obras ejecutadas, la entrega de obras a su grupo más allegado, incluyendo a funcionarios de su administración, colocan sobre la mesa del debate el qué pretende en realidad el alcalde de Coatzacoalcos con los 156 millones de pesos de crédito que intenta le sea autorizado por el Congreso de Veracruz.

 

 Como es Marcos Theurel, lo menos que se puede suponer es que gran parte de esos recursos quedarán en manos propias o de sus amigos, y Coatzacoalcos, pese a pomposamente llamada “ingeniería financiera”, no está para endeudarse por 30 años más.

 

 Hacerlo sería un acto ventajoso, irresponsable y a la medida de un alcalde que no piensa en la sociedad y sí, en cambio, en sus intereses personales a costa de lo que sea.

El pitágoras del ingeniero Theurel es generoso con sus bolsillos, pero altamente dañino para el pueblo de Coatzacoalcos.