A Regina, por el amor a su trabajo

En la película El Rey de la Coca (The King of coke, por su titulo en inglés), se le atribuye la frase “Plata o plomo” a quien fuera el poderoso narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, bajo cuyo reinado delictivo, los colombianos vivieron un infierno de violencia criminal y corrupción política.

En Veracruz la frase se hizo realidad en los últimos catorce años.Los gobiernosen ese lapso en manos de Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán y, ahora de Javier Duarte de Ochoa.

 

Los mismo, activistas sociales que periodistas, que no comulgan o que critican las decisiones del gobierno en turno, por obvia coincidencia, son desaparecidos o asesinados.

La plata de las finanzas públicas se despilfarró en los tiempos de Miguel Alemán Velasco y, aún más en el de Fidel Herrera Beltrán. Ambos mandatarios escandalizaron por las gigantescas deudas que heredaron a los veracruzanos.

 

El pantano de pobreza y atraso en el que Alemán y Herrera convirtieron al estado contrasta brutalmente con el paraíso de la opulencia de una nueva politicocracia que goza de ostentosas mansiones, ranchos, vehículos de lujo y que “administran” empresas comerciales que no venden al público pero que sí prosperan gracias a las jugosas compras gubernamentales.

 

En esos casi catorce años, los cárteles de la política corrupta contaron con un cómplice inevitable: la prensa veracruzana.

Es por ello que en un reportaje de la revista Proceso, bajo la autoría de Marcela Turati, fundadora de la organización de periodistas “Periodistas de a Pie”, escribe: “La prensa veracruzana es considerada por las organizaciones internacionales como débil, poco profesionalizada, mal pagada y monitoreada por el gobierno local, sometida a través de los convenios publicitarios, doblegada por una clase política corrupta y, a partir del sexenio calderonista, atrapada entre la violencia de los cárteles del narcotráfico que se disputan el estado (los Zetas y el del Golfo) y las fuerzas de seguridad estatal enviadas para combatirlas (Marina y Ejército)”.

 

Los periodistas podrán ser mal pagados, pero en esas casi dos décadas florecieron medios confeccionados para la propaganda oficial, sobre todo, para convertirse en auténticas lavanderías de recursos públicos que van a dar a manos de políticos.

 

Tres casos emblemáticos de la íntima relación prensa-políticos que difícilmente podrían resistir una investigación a fondo, son los periódicos impresos El Heraldo –con ediciones en todo el estado-, cuyos propietarios tienen nexos familiares con el gobernador Javier Duarte de Ochoa; el diario Notisur y la televisora Olmecade Coatzacoalcos, relacionadas ambas con el titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Marcelo MontielMontiel, y el actual alcalde de Coatzacoalcos –y ex encargado de la Secretaría de Comunicaciones en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán-, Marcos Theurel Cotero.

 

El ex gobernador Herrera Beltrán invirtió cientos de millones de pesos en aceitar una red de medios y periodistas que le sirvieron para doblegar a sus adversarios políticos y manipular a la opinión pública a través de la difamación y el chantaje.

 

Esa red mediática dejó de recibir jugosas cantidades en sus cuentas cuando Javier Duarte de Ochoa llegó al poder. Las arcas vacías y las finanzas hechas un desastre.

El panorama cambió radicalmente para quienes eran sus aliados en la prensa. Pero no para los medios nacionales, ni para los medios “lavandería”, quienes siguen recibiendo cuantiosos depósitos en sus cuentas bancarias.

 

Sean cuales sean las causas por las que asesinaron a la periodista Regina Martínez Pérez, se debe honrar el trabajo periodístico que día a día realizaba, desnudando una realidad que lacera a millones de veracruzanos.

 

A Regina no la conocí en persona, quizá nos saludamos en alguna ocasión cuando coincidimos en algún evento, sin embargo sí observaba la discreción con la que trabajaba.

Entre una prensa que gusta del protagonismo ramplón, la sencillez de la periodista de Proceso deslumbraba. Sus reportajes daban cuenta de la grandeza y valor que habitaba en su cuerpo menudito.

 

Marcela Turati, en el reportaje titulado “Inermes ante las mafias”,en la revista Proceso correspondiente al 6 de mayo de 2012, revela el testimonio de Martínez Pérez, el pasado 27 de septiembre de 2011, cuando Javier Duarte no llevaba un año de gobierno, pero en el panorama estatal ya se registraban la muerte de tres periodistas: “Antes los gobernadores daban dadivas y así controlaban; ahora este gobernador vino con actitud represiva, incluso contra los reporteros y articulistas que estaba alineados con el gobierno. Como no tiene dinero, está censurando a periódicos, páginas de internet, columnistas y periodistas”.

Recientemente leí las palabras que el Padre Alejandro Solalinde Guerra, responsable de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de México, dirigió en una carta a los asistentes a un evento en el estado de Tlaxcala, al que él no pudo asistir por las amenazas de muerte en su contra por las mafias que controlan el tráfico, secuestro y extorsión de ilegales en México: "Que Dios nos dé sensatez para no agravar la situación, pero sí para perder el miedo".

 

La justicia a Regina, va más allá del esclarecimiento de su muerte. La justicia a Regina es que haya acciones gubernamentales para que en Veracruz se desmantele la politicocracia que tiene secuestrado al estado.

Y, sobretodo, que la sociedad tenga el valor de perder el miedo.