Mientras que el candidato del PRI a la diputación federal por el distrito XIV, Noé Hernández González, finca el apoyo de su campaña abrazando a caciques como Renato Tronco Gómez de Las Choapas, rehén de sus triquiñuelas, pierde miles de votos de sectores que reprueban tal conducta.

 

Dos ejemplos palpables y certeros que, sin lugar a dudas, le costarán la pérdida de una multitud de votos y que lo estarían llevando a la derrota en los próximos comicios, son el desprecio a los campesinos del Valle del Uxpanapa, donde tiene ya ganado el repudio a su candidatura, y el de los trabajadores petroleros de la Sección 26, quienes no sienten ningún compromiso con el dirigente minatitleco.

 

El caso del Valle del Uxpanapa es patético. Los campesinos de esa zona fueron convocados por la asociación política, Generando Bienestar, cuyo líder moral es el ahora Secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón.

 

Agradecidos por las muchas gestiones que en su favor hizo Buganza cuando fue senador y diputado federal por las siglas del PAN, los campesinos que se distinguen en esa región por su simpatía a los candidatos azules -el gobierno municipal de Uxpanapa es panista- acudieron, el lunes 28, al llamado en el que el presidente estatal de GB, Luis Mario Hernández Peredo, los comprometería a dar el voto al candidato del PRI, Noé Hernández Gónzalez.

 

Una muchedumbre de más de tres mil campesinos, esperaron al “invitado especial”. Derrocharon paciencia. Aguantaron todo, incuso el trato indigno, la grosería del ausente. Noé Hernández nunca llegó. Y la idea que circuló de inmediato fue que “los candidatos del PRI no cumplen”. Los campesinos reiteraron su confianza en Gerardo Buganza, pero confirmaron que su voto no será para los candidatos priistas.

 

En el caso de los petroleros de Las Choapas, aunque los líderes formales tienen que “alinearse” en público con los candidatos del PRI y los trabajadores son obligados a participar en los mítines, lo cierto es que en las urnas el voto no será para un candidato que lo menos que demuestra es dignidad, ni vergüenza, ante quien una y otra vez, públicamente, lo ha denostado como engendro de la peor calaña del sindicalismo petrolero.

 

Noé Hernández no pertenece al gremio, a las infanterías del sindicalismo petrolero. Forma parte de la élite, la que amasa fortunas inexplicables, la que detenta contratos en Pemex, la que se enquista en el poder sobre los hombros de los de abajo. Los dirigentes son una cosa y los trabajadores otra. Es un político estrecho de miras. No mide la importancia de los grupos sociales que inciden en los procesos electorales. Uxpanapa representa un cúmulo de votos.

 

Es el tercer municipio en importancia en el distrito XIV, detrás de Minatitlán y Las Choapas. Pero a Noé Hernández no le importa. De ahí que los haya desairado; que los haya dejado vestidos y alborotados. Con ello, de antemano, por un error de cálculo, por un desaire, pierde la votación de los uxpanapenses, que tradicionalmente han sido panistas, gente fiel a Gerardo Buganza. Su otro frente abierto es el pacto en lo oscurito con Renato Tronco, personaje que suele lucrar con los procesos electorales, con las candidaturas y con la operación política.

 

Sobre el alcalde de Las Choapas pesan graves señalamientos, denuncias públicas y testimonios que lo ubican como un mercader de la política.

 

Candidatos del PRI y de oposición han tratado con él, han recibido propuestas indecorosas y en determinados casos pagaron a Renato Tronco cuantiosas sumas para obtener su respaldo o, por lo menos, lograr inhibir la votación de sus adversarios. En 2003, Renato Tronco desarrolló un doble chantaje.

 

Al candidato del PAN a diputado federal, Amado Guzmán García, le pidió 300 mil pesos, a cambio de asegurarle el voto de los campesinos en la zona de Las Choapas. No hubo arreglo porque el candidato priísta, según confesó éste tiempo después, pagó 600 mil pesos al hoy alcalde choapense. En 2006, Tronco, siendo panista, llegó a pedir 2 millones de pesos para desinflar al PAN. Su propuesta se la hizo llegar a los líderes petroleros de la Sección 10, encabezados por Jorge Wade González.

 

Pretendía dinero y plazas en Pemex. No se le dio nada. En las últimas semanas Renato Tronco le regateó apoyo al PRI. Promovió a uno de sus hermanos para que fuera candidato de la izquierda en el distrito de Minatitlán. No lo logró y a cambio, generó un clima adverso al PRI, desairando al candidato Noé Hernández.

 

Tronco es irreverente hasta con el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. Cuando le enviaron a cuatro funcionarios de alto nivel, el contralor Iván López Fernández; el secretario de Desarrollo Social, Marcelo Montiel; el secretario de Comunicaciones, Raúl Zarrabal Ferrat, y el director de Ganadería, Jaime mantecón Rojo, echó en saco roto los llamados a alinearse. Poco después, sin embargo, se produjo un encuentro entre Renato Tronco y Noé Hernández. Y como por arte de magia, el alcalde de Las Choapas varió su postura y patentizó su respaldo al candidato priísta, al que le venía regateando su apoyo.

 

Acusado de ser un mercenario de la política, Renato Tronco no da paso en falso. Pablo Pavón, ex líder de los petroleros de Minatitlán, panista, lo definió como un abusivo del poder: “Abusa de la gente pobre, abusa del pueblo campesino, abusa de Las Choapas, abusa de los pobres campesinos, los manipula”.

 

Ese es el aliado de Noé Hernández, un traficante de votos, manipulador de los grupos campesinos, que lucra a espaldas de estos, obteniendo millonarios beneficios. El caso Uxpanapa y el sórdido pacto con Renato Tronco, le restarán votos a Noé Hernández. Su única alternativa es apelar a la fórmula que ha mantenido al PRI aferrado a las instituciones: el fraude electoral.Y para eso, Tronco se pinta solo.

 

¿De cuánto sería el negocio ésta vez? Comillotas:Es un político estrecho de miras. No mide la importancia de los grupos sociales que inciden en los procesos electorales. Uxpanapa representa un cúmulo de votos. Es el tercer municipio en importancia en el distrito XIV, detrás de Minatitlán y Las Choapas. Pero a Noé Hernández no le importa. De ahí que los haya desairado; que los haya dejado vestidos y alborotados.