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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

La renuncia de Duarte

20/07/2012 10:36 a.m.


Javier Duarte deOchoa no ha tenido un buen gobierno y ya se habla de que vive sus últimos mesesal frente del Poder Ejecutivo de Veracruz.

O sea, palabrasmás, palabras menos, que en noviembre deja de ser gobernador.

Duarte haresultado ser un mal experimento político, impuesto por Fidel Herrera Beltrán,su antecesor, en el gobierno de Veracruz para tapar la corrupción, el desfalcoa las arcas públicas que reinó durante la fidelidad y por las ambiciones deloriundo de Nopaltepec, en tierras de Cosamaloapan, por prolongar su poder en unsueño transexenal, utilizando a quien creyó sería su títere, pero quefinalmente lo mandó a volar.

El gobiernoduartista ha sido una decepción y tiene paralizado a Veracruz, sin dinero y conobras que no satisfacen a nadie. La inseguridad cada vez está peor y laviolencia desatada por los bandas criminales mantienen atemorizada a lapoblación y contra la pared al gobierno estatal.

Eso es en loeconómico y en lo social, pero en lo político está peor, pues el gobernadorJavier Duarte no logró en año y medio ejercer el poder y conciliar con todoslos grupos priístas, mucho menos con la oposición, para suscribir un pacto quepermitiera a Veracruz alcanzar la estabilidad con la que pudiera gobernar yavanzar en su desarrollo.

El procesoelectoral federal fue la prueba de fuego para el gobernador Javier Duarte ysalió reprobado. Fue su responsabilidad sacar adelante a Enrique Peña Nieto yno pudo; Josefina Vázquez Mota, la candidata del Partido Acción Nacional, lovenció por escaso margen, unos mil 500 votos, pero lo venció, y Andrés ManuelLópez Obrador estuvo a punto de alcanzarlo y quizá rebasarlo, lo que habríasido el acabose para el mandatario veracruzano.

Después de eso,y de que trascendiera que muchos priístas, líderes de grupos políticos, habíandejado caer la elección, y que muchos de ellos se quedaron con el dinero sacadode las arcas públicas, lo cual es un delito, destinado para operar y comprarvotos, Javier Duarte se fue del país y regresó con la espada desenvainada ydispuesto a acalambrar a quien se le pusiera enfrente.

Así, sin más nimás, designó a Enrique Ampudia Mello como nuevo subsecretario de gobierno,sustituyendo a Tomás Carrillo Sánchez, del grupo fidelista, por sus yerros yfracasos en la operación política en el distrito de Cosamaloapan, donde el PRIperdió estrepitosamente.

Lo de AmpudiaMello es un signo preocupante para el priísmo. Ampudia fue Director deGobernación en los tiempos en que Miguel Angel Yunes Linares, entonces priísta,fue secretario de Gobierno durante el régimen chirinista. Después se fue a laSubsecretaría de Seguridad Pública Federal, con Yunes, y posteriormente fuesecretario general y secretario de la Junta Directiva del ISSSTE, también conYunes.

Quien diga queAmpudia no es yunista, debe estar trastornado. Enrique Ampudia fue coordinadoroperativo en la campaña de Miguel Angel Yunes Linares al gobierno de Veracruz,en 2010, bajo las siglas del Partido Acción Nacional. Era su hombre deconfianza.

Yunes Linaresfue duro, crítico, demoledor contra Javier Duarte, su contrincante, hasta quehace un año, comenzó a cambiar el discurso que mantenía y avaló sus decisiones.Le vio agallas para ser gobernador cuando antes decía que era un títere deFidel Herrera. De ser un corrupto terminó viéndole virtudes que el pueblo, pormás que le busca, no encuentra. Se reunió con él. Expresó públicamente quehabría que apoyarlo para bien de Veracruz.

La designación deAmpudia conlleva mayor sustancia de lo que muchos priístas se imaginan. Colocael área política del gobierno en manos de Miguel Angel Yunes, aun cuandoEnrique Ampudia simule que hace tiempo que no trata con su antiguo jefe y quefiltre una supuesta grabación telefónica para hacer creer que el nombramientole cayó por sorpresa y el mismo Yunes diga que no tenía ni idea de que lollamaría Duarte a su gabinete. Allá quien se los crea.

En los hechos,desde la Subsecretaría de Gobierno, Enrique Ampudia tendrá el control de laSecretaría, siendo el actual titular, Gerardo Buganza Salmerón, por ciertoenemigo de Yunes Linares, un cero a la izquierda al que nadie ve ni escucha.

Los mismospriístas aseguran que al colocar a Enrique Ampudia en la Subsecretaría deGobierno, Duarte entregó la gubernatura de Veracruz.

Algunos, los máspesimistas, sostienen en que Duarte pretende someter por la fuerza a lascabezas de grupo: a Miguel Alemán, a Carlos Brito, a Pepe y Héctor Yunes, aGuillermo Zúñiga, a los jóvenes fidelistas que ahora son duartistas.

Si Javier Duarteno lo pensó, alguien debió aconsejarle meter la cabeza al congelador y comodice el analista Juan Maria Alponte, serenar las ideas. Lo que hizo fue agitarel avispero, habida cuenta que los grupos priístas mantienen una relacióncorrosiva con Yunes Linares y a Enrique Ampudia lo conciben como hechurapolítica del ex candidato panista.

O sea, JavierDuarte puso la iglesia en manos de Lutero.

Cómo explicaruna decisión tan acelerada. Duarte no es, como pudiera pensarse, un políticocauto ni reposado. Es visceral. Reacciona con las tripas y ni por accidenterepara en las consecuencias de sus desatinos.

Javier Duarteestá agobiado por la derrota de Peña Nieto en Veracruz y cada vez es másinsistente la versión de que será llamado al gabinete del próximo Presidente deMéxico, no por eficiente sino para dejar el estado en manos de políticos quesepan su oficio y que obviamente estén en la órbita del futuro mandatario.

La partida deJavier Duarte está pintada, pero deja contaminado el ambiente, incluida laposibilidad de que Enrique Ampudia pudiera ser su sucesor por los cuatro añosque le restarían al sexenio.

Frente aldesbarajuste en que Javier Duarte convirtió la política veracruzana, otrosgrupos pujan por ganar en el juego de una sucesión anticipada. Se sabe que elactual procurador, Felipe Amadeo Flores Espinosa, la quiere; lo mismo elsecretario de Finanzas, Tomás Ruíz González, o el líder del Congreso, JorgeCarvallo Delfín.

Qué lamentable. A un año ymedio de gestión, lo más interesante del gobierno duartista sea la esperadarenuncia del gobernador Javier Duarte. ([email protected])(@moralesrobert)


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