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Roberto Morales Ayala

Zona Franca

El alcalde de los atentados

06/08/2012 08:59 a.m.
Leopoldo Torres García no es santo de la devoción de muchos y con el del jueves suma ya elquinto “atentado virtual” en su contra desde que asumió la alcaldía de Minatitlán.
 
La calurosa noche del jueves pasado, no representaba ningún problema para LeopoldoTorres, pues familiares cercanos a él, confirmaban que desde muy temprano sehabía retirado a descansar de las labores del día.
 
“Está bien”, decía a secas uno de sus allegados. “Lo dejé a las 8 y media de lanoche, y no había de qué inquietarse”, señalaba el síndico Nicolás Ruiz Rosete.
 
“Se echó unos tragos y se fue a dormir”, revelaba un priísta que lo trata pero nolo pasa. “Ha de andar durmiendo la mona”, dijo con cierta mordacidad, hirientey quisquilloso, deseoso de abollarle la corona.
 
Tenía razón. Leopoldo Torres dormía la guarapeta del día, mientras en las redaccionessonaban los teléfonos de los corresponsales de los medios de comunicación deXalapa; repiqueteaban también los celulares constantemente pidiendo datos,queriendo saber, corroborando si el alcalde de Minatitlán aún vivía, si estabaileso, si andaba malherido.
 
A esas horas, cuando la prensa y las áreas de información del gobierno deVeracruz y el sistema de seguridad dentro del operativo “Veracruz Seguro”encendían focos de alerta, en su hogar, plácidamente, el clima a todo lo queda, Leopoldo Torres contaba borreguitos y disfrutaba el sueño.
 
El alcalde impuesto por el gremio petrolero, cuya actividad predomina en elmunicipio de Minatitlán, “acostumbra dormir desde muy temprano”, confirmaba unareportera.
 
La preocupación de los comunicadores era comprensible. En el municipio sureño seha registrado un alto número de atentados contra sus funcionarios municipales,entre ellos el síndico del gobierno municipal de Leopoldo Torres, Nicolás RuízRosete, objeto de un secuestro que resolvió en un abrir y cerrar de ojos, conel poder del dinero.
 
Otros, lo malquerientes que nunca faltan, sus biógrafos voluntarios, relatores de suvida privada, dicen que trabajó, acudió a eventos y luego de comer inició suolímpica jornada entre copas, acompañado de quien sea, una bella dama, que paradivertirse sólo falta tener sed.
 
Duerme temprano el alcalde de Minatitlán porque dice que para tener éxito hay quemadrugar, y madrugarse a quien sea. Dormía ese jueves mientras las versionesiban y venían. Lo daban en medio del escándalo, víctima de un atentado,desaparecido, decían unos; herido, revelaban otros.
 
As íllegó la medianoche. El rumor del atentado, enésimo atentado, a Polo Torres sedisipaba. El gobierno de Veracruz archivaba el caso; la prensa estatal sofocabasus ansias; los periodista locales reían o maldecían. El alcalde de Minatitlán,por su parte, dormía a pierna suelta.
 
Restablecido de lo ajetreado que resultan las labores del día del alcalde petrolero,impuesto por el cacique de la Sección 10 Jorge Wade González, a sugerencia desu jefe mayor, Carlos Romero Deschamps, el viernes Torres García, al asistir aun evento infantil, aseguró que nada le había pasado; de los rumores, jocosopresumía: “lo que no mata fortalece”, y sin mencionarlos, raspaba a algunosalcaldes del sur porque él no utiliza carros blindados —Marcos Theurel, de Coatzacoalcos, sí— ni utiliza a elementos de la policía como sus escoltas—Renato Tronco, de Las Choapas, también—.
 
Se leía en las crónicas periodísticas del día siguiente que el alcalde deMinatitlán ya ha hecho concha con el tema de los atentados.
 
“Estamos bien, gracias a Dios.Los que trabajamos en el servicio público, estamos expuestos a este tipo derumores. Esta es la segunda vez que se difunde una situación de este tipo sobremi persona y afortunadamente creo que lo que no mata fortalece.
 
“Soy un presidente austero. Notraigo escolta. No uso tampoco el servicio de la Policía Intermunicipal para miprotección, ya que mi mejor respaldo es el apoyo de la ciudadanía y asíseguiremos porque no tenemos nada que temer, ya que las cosas se están haciendobien y así seguirán”, agregó.
 
No es así. Quizá ninguno de los cinco reportes, y no dos como él afirma, desupuestos atentados en su contra sean ciertos, pero más vale que informeoportunamente a la sociedad minatitleca de la situación en que se encuentra sualcalde, aunque tenga que despabilarse de sus sueños.
 
Leopoldo Torresno ha realizado un buen gobierno en Minatitlán. Falta obra pública y el pueblose siente defraudado porque en campaña prometió que ajustaría cuentas con suantecesora, Guadalupe Porras David, a quien fustigaba cuando era diputado localy ahora le encubrió el despilfarro y los boquetes financieros.
 
Pero eso seríalo de menos. Algunos alcaldes tienen como fin ser mediocres. Sin embargo, hayotros aspectos de un gobierno que no pueden ni deben descuidarse. Uno de elloses la gobernabilidad.
 
Van cinco vecesque corre la versión de que Leopoldo Torres ha sufrido un atentado. El reconocedos. Para el caso es lo mismo. Evidencia la falta de solidez de la instituciónmunicipal, su jerarquía como alcalde y el sistema de seguridad y de informaciónpolítica.
 
Los atentados desaliva que ha sufrido Leopoldo Torres van generando la idea entre la poblaciónde que es un alcalde débil, vulnerable, a quien se le puede fracturar con sólomostrar sus flaquezas. Eso genera ingobernabilidad.
 
Las limitacionesdel alcalde de Minatitlán son pavorosas. Ante cinco casos de falsos atentados,lo menos que hubiera hecho sería crear un operativo de respuesta inmediata. Almenor indicio de que surge una nueva versión en su contra, bien podría activarun mensaje en las redes sociales para desmentir la especie. En cuestión desegundos, un tuit o un mensaje en Facebook acabarían con la malquerencia.
 
Lo que muchos sepreguntan, es quién está detrás de la campaña de falsos atentados. LeopoldoTorres no es muy amiguero. Sus viejos amigos se quejan de que ahora que puede,no los ayuda. La ex alcaldesa Guadalupe Porras lo tiene entre ceja y ceja. Enel sindicato petrolero, trae pleito con el cacique Jorge Wade, a quien intentarelevar con la venia del dirigente nacional, Carlos Romero Deschamps.
 
Alguien, una hermanade caridad que nunca falta, alguien a quien le estorba, quiere mostrarlo comoun cero a la izquierda.
 
Mientras, Leopoldo Torressigue durmiendo la mona, durmiendo la guarapeta del día.

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